El Barcelona perdió los nervios una vez más en el Coliseum Alfonso Pérez. El conjunto que dirige Xavi Hernández se enredó en las continuas pérdidas de tiempo del Getafe, en las triquiñuelas de Damián Suárez, Gastón y compañía y se olvidó de lo que mejor ... sabe hacer, que es jugar al fútbol. De lo primero se quejó su técnico en rueda de prensa, pero se olvidó de lo segundo y cerró la tarde del domingo con unas declaraciones incendiarias que acabarán seguramente en sanción y sin rastro alguno de autocrítica ante la falta de ideas que exhibió su equipo en ataque.
Tras se empate y la pérdida de dos puntos, vuelven a salir a escena los nombres de Joao Cancelo, lateral derecho del City, Neymar y Joao Félix como posibles refuerzos, aunque en los casos del brasileño y el portugués no hay concordancia entre lo que piensa Xavi, a quien deportivamente no les colman, y la directiva, que sí les considera un reclamo para elevar los ingresos.
«Le he dicho que les estaban permitiendo muchas faltas a ellos y a nosotros no. Por eso me ha expulsado. Merecimos ganar, pero no ha sido suficiente. La responsabilidad la tiene el árbitro porque no controla el partido y se le va de las manos», afirmó el técnico catalán respecto a las continuas interrupciones del Getafe a lo largo del choque. Lo hizo antes de añadir más leña al fuego asegurando que en la jugada final que acaba con el posible penalti sobre Araujo «no ve mano por ninguna parte de Gavi» y que «es inventada» por César Soto Grado.
Sus palabras le pueden costar una dura sanción, probablemente de dos encuentros fuera del terreno de juego, y fueron el culmen a un partido otra vez más bronco de lo habitual y que sirvió para sacar de quicio a un Barça que sin ideas. Xavi puso en liza el 4-4-2 habitual pero el doble pivote compuesto por Oriol Romeu y Frenkie de Jong no tuvo la fluidez que sí mostró en pretemporada. Por delante de ellos Pedri y Gündogan fueron incapaces de recibir el balón entre líneas para darse la vuelta y generar peligro ante un rival hundido en su propio área. Los culés tampoco fueron capaces de encontrar a los laterales por sorpresa en campo rival para ensanchar el terreno de juego. Araujo no consiguió desbordar hasta línea de fondo en todo el choque y Balde fue bloqueado una y otra vez ante el buen hacer de Damián Suárez y las continuas ayudas de Juan Iglesias y Djené.
El resultado fue un tapón que duró 116 minutos y que poco a poco fue mermando la paciencia del Barcelona. Lewandowski fue una isla en el área rival, incapaz de asociarse con el resto de sus compañeros, y Raphinha, que parecía el más acertado en la primera mitad, perdió los nervios y obligó a alterar el plan de un equipo que ya estaba bloqueado. Solo la entrada de los más jóvenes despertó del letargo a los culés en la recta final, pero fue demasiado tarde para cambiar el guion previsible de un partido que ya se sabía como se iba a desarrollar y terminó siendo una trampa en la que el Barça cayó una vez más.
En esta ocasión el problema para Xavi fue el tiempo efectivo de juego. Es cierto que apenas se disputaron 60 minutos y 49 segundos de tiempo real respecto a los 115 minutos y 54 segundos que duró el choque, «una vergüenza» para el técnico, pero eso no debe tapar el mal partido de su equipo. No debe igual que no debió hacerlo el pasado año, también en el Coliseum Alfonso Pérez, cuando aseguró que le molestaba «el sol y el campo seco» o cuando ante el Arsenal en pretemporada cerró el duelo con cinco goles en contra afirmando que «le había sorprendido la intensidad del equipo rival en un partido amistoso». Es el cuento de nunca acabar.
Cuentas pendientes
Bordalás y Xavi, con cuentas pendientes, aprovecharon además el final del choque para echarse en cara que ambos devaluaban la competición. El primero según el técnico catalán lo hacía por sus planteamientos. «Si esto es un producto de la Liga es una vergüenza absoluta. Estoy muy enfadado», llegó a decir, mientras que el entrenador de los azulones afirmó que no creía que le hiciera «un favor a la Liga» con esas declaraciones.
El único futbolista que sí se salió un poco de ese guion fue Ter Stegen. El capitán azulgrana vio los toros desde la barrera, a cuarenta metros de donde se estaban produciendo las tanganas, y dio un tirón de orejas a su compañero Raphinha. «Jugamos con uno menos y al final te tienes que adaptar, pero la expulsión de Raphinha es clara y no nos puede pasar», afirmó el meta germano al tiempo que lamentó las oportunidades falladas. «El Getafe defiende bien, pero tuvimos una o dos ocasiones muy claras que nos podrían haber puesto por delante», sentenció.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.