La Real mete la directa hacia la Champions y deja a tiro el alirón azulgrana

Pese a las bajas el Madrid saltó al césped de Anoeta dispuesto a gobernar el partido desde el control de balón. Combinó posesión y peligro con Tchouaméni y Militao testando los reflejos de Remiro a través de un disparo lejano y un buen testarazo. Posiblemente fruto del reto de un rival de mayor entidad se notó un punto más de intensidad en el Madrid respecto a los últimos partidos.

Sin embargo, la Real fue creciendo con el paso de los minutos. Zubimendi perdonó ante la puerta rival, enviando al larguero cuando tenía todo a favor, y Silva se topó con la inmensidad de Courtois. Se había diluido por completo el dominio inicial del Madrid, salvado en un posible penalti a Oyarzabal que ni Pulido Santana sobre el césped ni Iglesias Villanueva en el VAR estimaron como tal.

Respiró el Madrid con una falta botada por maestría por Kroos, sello de la casa, que peinó Militao rozando el poste. Se lamentaba el brasileño pero la acción le dio oxígeno a los suyos cuando más apretaba la grada 'txuri urdin'. Tras 25 minutos trepidantes de ida y vuelta el ritmo fue decayendo hasta el descanso.

La pausa incrementó de nuevo las pulsaciones de un duelo que pedía a gritos el gol. Llegó en un error garrafal de Militao, que presionado por Sorloth cedió a Courtois pero convirtió el envío en un pase de gol a Kubo.

A partir de entonces, la Real gestionó la ventaja a la perfección a través de la batuta en la medular de Merino y el maestro Silva, más aún tras la expulsión de Carvajal. El Madrid, en inferioridad y sin fondo de armario para dar la vuelta a la situación, claudicó a pesar de sus buenas intenciones y dejó el alirón del Barça a tiro de una victoria en el derbi contra el necesitado Espanyol.