El reestreno del Bernabéu, del drama a la fiesta blanca total

En plena remodelación del estadio, muy diferente a aquel de hace 18 meses pero todavía tampoco el recinto futurista que será a finales de 2022, los espectadores vuelven a caminar a Chamartín en un número superior a los 20.000 para el duelo entre el Real Madrid y el Celta. «Es un día muy especial para todos los madridistas, también para nosotros, porque volvemos a nuestro estadio, un estadio que siempre ha ayudado al equipo y está claro que este día especial lo tenemos que cerrar con un buen partido, espectáculo y tres puntos si es posible», valoró en la previa del encuentro Carlo Ancelotti.

Será la tercera prueba para este equipo comandado por el técnico italiano que más allá del ruido en el mercado de fichajes veraniego, se parece bastante al que dejó Zidane. Por ahora más puntos, siete de nueve, que sensaciones, pues aunque ganó con solvencia en el debut al Alavés en Mendizorroza, dejó muchísimas dudas en defensa en el empate a tres contra el Levante en Valencia y exhibió más oficio que juego para sacar los tres puntos ante el Betis en el Villamarín.

La visita del Celta, que con un punto en tres jornadas no ha empezado la campaña todo lo bien que se podía esperar de un equipo con aspiraciones incluso europeas a tenor de lo visto desde la llegada de Coudet al banquillo vigués, servirá por tanto para el ansiado reencuentro de la afición madridista con su equipo, pero también para seguir calibrando la evolución del Madrid. Más aún después de una polémica ventana de selecciones nacionales que podría dejar secuelas físicas en los muchos internacionales blancos.

Especialmente delicado es el caso de los tres brasileños, Casemiro, Militao y Vinicius, y el uruguayo Fede Valverde, que regresaron a la capital de España el viernes y apenas se ejercitaron con el resto del grupo más allá de la última sesión de entrenamiento previa al partido, ayer por la tarde en el Bernabéu. Previamente, Ancelotti valoraba con positividad el estado físico de los cuatro, aunque también reconocía el problema para los jugadores de un calendario totalmente saturado: «Volvieron ayer -por el viernes- y hay que esperar al entrenamiento de hoy -por ayer- para ver cómo están. Tengo que hablar con ellos pero no han tenido problemas y parece que la recuperación ha sido buena».

También están a disposición del técnico blanco los recuperados durante el parón Modric, Mendy, Nacho y Marcelo, por lo que el preparador de Reggiolo podrá elegir para la puesta en escena en el 'nuevo' Bernabéu. El regreso del central de Alcalá de Henares compensa la ausencia de Alaba por lesión, mientras que Mendy, Marcelo y Miguel Gutiérrez multiplican las opciones en el lateral izquierdo. En el centro del campo son baja todavía Kroos y Ceballos, pero a la lista de opciones se une el joven Camavinga, listo para debutar aunque sea desde el banquillo.

Ya en la delantera, Benzema es fijo en la punta de ataque pero la lesión de última hora de Bale abre las puertas del once a Asensio o Rodrygo, mientras que ante el Betis Vinicius le arrebató el costado izquierdo a Hazard a golpe de mérito. Ya sin la amenaza de Mbappé, al menos por ahora, es una incógnita quién se impondrá esta vez en esa particular batalla, pues Ancelotti no rehuyó elogios para el belga, muy entonado con su selección: «Está bien, ha jugado buenos partidos con Bélgica, tiene buenas sensaciones y está volviendo a ser el Hazard que todos conocemos».

No era un partido más en el calendario del Real Madrid. Ni mucho menos. Habían pasado 560 días desde la última vez que el Santiago Bernabéu, uno de los templos de fútbol mundial, cobró vida con su equipo sobre el césped y los aficionados en las gradas. Semejante espera convertía el duelo ante el Celta en toda una fiesta, un arma de doble filo para el anfitrión por la responsabilidad que conlleva estar a la altura del banquete. De hecho, la noche tornó al drama con la ventaja visitante al descanso y una inquietante sensación de debilidad defensiva blanca, pero tras la reanudación evolucionó hacia un auténtico festejo con un despliegue ofensivo madridista como en los tiempos de vino y rosas.

El equipo gallego, consciente de su rol de invitado pero con armas para jugar un papel mucho más allá de un convidado de piedra, presionó alto y forzó el error del bisoño Miguel Gutiérrez en una entrega en zona delicada, al borde del área blanca. Dudaron Nacho y Casemiro y lo aprovechó Santi Mina, que mano a mano ante Courtois fusiló sin piedad para arrojar agua fría sobre el entusiasmo del madridismo en su regreso a Chamartín.

Negaba Ancelotti en el banquillo, pues los errores defensivos que le atormentaban en el Ciutat de Válencia, esos que parecían bajo control en el Villamarín, volvían a hacer acto de presencia en el momento menos indicado. La reacción blanca no fue mala, liderada por el entusiasmo de Vinicius, que por primera vez compartía titularidad con Hazard. El brasileño agitó el partido peinando un balón al que reaccionó bien Dituro y también lo probó con un disparo de diestra desviado providencialmente por la zaga gallega.

El Madrid, obligado por los cánticos de su hinchada, se volcó hacía la puerta celtiña. Percutió por el costado izquierdo Benzema, con su clásica calidad, y la puso atrás para que Casemiro ensayase el remate muy elevado. También se animó Hazard con el golpeo. La sensación era que el resultado se debía más a un accidente que a lo que estaba ocurriendo sobre el recién estrenado césped, pues los blancos acumulaban méritos. Sin embargo, el incidente estuvo a punto de repetirse con otro mal pase en zona roja, esta vez por parte de Carvajal, sin que Aspas pudiese aprovecharlo.

El susto no varió el guion del partido, a un ritmo insostenible para el Celta. Vinicius, hiperactivo, abrió al costado derecho, desde donde la puso Valverde al corazón del área. Ahí apareció el más indicado, Benzema, que ejerciendo de '9' remató con bote para rubricar un merecido empate. La igualada actuó como un somnífero para el Madrid, que bajó un punto su intensidad. La situación parecía bajo control pero el agujero negro de este equipo de Ancelotti está en su defensa. Inició la carrera con balón Hugo Mallo, con una autopista por el costado derecho. El capitán del Celta se plantó en el área y la puso al corazón de la misma, donde Santi Mina arrastró a los zagueros para permitir el remate de Cervi de tacón. Agua a la primera, pero blanco en la segunda, con el balón rechazado por el poste.

En un partido sin tregua, antes del descanso marcó Benzema, pero el balón le había llegado al francés tras un pase de cabeza de Casemiro, en fuera de juego. Lo cierto es que a la pausa el Madrid se fue con muy buenas sensaciones en ataque pero también una versión muy endeble en su propia área.

El Madrid recuperó la chispa tras el paso por los vestuarios, tanto que no tardó ni un minuto en firmar la igualada. Miguel Gutiérrez, dispuesto a enmendar su papel en el primer tanto del Celta, la puso desde la izquierda con la precisión suficiente como para que un depredador como Benzema no fallase con la testa. Empate a dos y partido nuevo, a pedir de boca para el conjunto blanco.

El Celta tiene calidad para que el rival no viva tranquilo en el toma y daca y Santi Mina avisó para recordar que la empresa madridista no iba a ser fácil. No obstante, la calidad de Benzema para encontrar el hueco y la velocidad de Vinicius plantaron al brasileño ante Dituro. Ahí se le hacía de noche hasta no hace mucho, pero eso parece formar parte del pasado. Definió con tanta calidad que fruto del entusiasmo se fue directo a la grada para festejar el tanto con los aficionados. La multitud le abrazó y la imagen pasará a la historia del regreso al Bernabéu.

Pese a todo no estaba acabado el duelo, ni mucho menos. Pudo cerrarlo Vinicius tras un error de Araújo pero esta vez se topó con las piernas de Dituro. La fatiga fruto de lo trepidante del partido invitaba a pensar en espacios para los aventureros. En esas debutó Camavinga y para redondear la festividad el jovencísimo centrocampista francés estuvo atento tras un jugadón de Modric y aprovechó el balón rechazado, firmando el estreno soñado. Ni siquiera entonces se rindió el Celta, un equipo mejor de lo que dice el punto que ha logrado en Liga hasta ahora, pero estaba el Madrid empeñado en seguir alimentando la alegría de la parroquia local. Otra vez el vértigo de Vinicius para forzar el penalti de Denis Suárez y Benzema para rematar la faena desde los once metros. Fiesta total en el 'nuevo' Bernabéu.