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La demoledora sacudida que la pandemia del coronavirus ha provocado en el mundo del fútbol ha llevado a los dirigentes del Real Madrid a estudiar medidas para mitigar el impacto de la crisis en las cuentas de la entidad. Pese a que lo saneado ... de sus finanzas permite al club que preside Florentino Pérez disponer de un colchón con el que no cuentan otros equipos como el Barcelona y no se contemplan iniciativas tan drásticas como el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) aplicado por la directiva que encabeza Josep Maria Bartomeu ni rebajas salariales del calibre del 70% asumido por la plantilla azulgrana, en Chamartín barajan distintas iniciativas para hacer frente a la caída de ingresos, especialmente los derivados de unos derechos audiovisuales que se reducirían considerablemente en caso de no finalizar los torneos en curso. Un escenario que empieza a cobrar cuerpo ante la evolución de la epidemia y pese a la determinación de todos los actores implicados de rubricar las competiciones aunque sea a puerta cerrada, con un calendario exprés y llevando la temporada incluso al periodo estival.
La saludable situación financiera permite a la directiva del Real Madrid trabajar con el tiempo y la calma a que no pueden agarrarse otras entidades. El club blanco cerró el último ejercicio con un saldo de tesorería de 156 millones de euros y un beneficio neto acumulado en la última década de 350 millones de euros que le ofrecen margen para no precipitarse en la toma de decisiones y amortiguar el golpe derivado de la desaparición de los ingresos por taquilla, el cierre de tiendas o esa suculenta partida televisiva que se vería fuertemente mermada en caso de que el balón no vuelva a rodar esta temporada.
Pese a la considerable inversión acometida para reforzar la plantilla el verano pasado -303 millones de euros para amarrar a Eden Hazard, Luka Jovic, Éder Militao, Ferland Mendy y Rodrygo Goes, más el cedido Alphonse Areola, a los que hay que sumar los 30 millones abonados al Flamengo para hacerse en enero con los servicios del brasileño Reinier-, la política de contención del gasto impulsada por Florentino Pérez en anteriores mercados de traspasos, la diversificación de ingresos y la apuesta por jóvenes valores a contracorriente de un mercado hiperinflacionado permite al Real Madrid maniobrar con relativo sosiego, lo que no significa que en las altas esferas no estén trazando planes de contingencia para lidiar con la crisis.
El primer paso es escrutar con lupa el escenario y monitorizar la situación en estrecho contacto con los organismos internacionales y LaLiga. Si la situación sanitaria posibilita que las competiciones se reanuden, los ingresos audiovisuales se salvarían y las cuentas no se verían tan perjudicadas. El Real Madrid estará muy atento en este sentido a las decisiones que puedan salir de la reunión por videoconferencia que mantendrá la UEFA este miércoles con sus 55 federaciones miembro para debatir la reprogramación de los campeonatos.
En caso de que el panorama siga oscureciéndose, la entidad de Chamartín podría verse abocada a adoptar ciertos ajustes salariales que podrían alcanzar a las plantillas de fútbol y baloncesto, sin contemplar un ERTE para el alrededor de 800 empleados del club. De materializarse ese horizonte, se buscaría un consenso con los jugadores.
A lo largo de los últimos años, el Real Madrid ha tratado de mantener una escala salarial razonable, aunque ello perjudicase operaciones como el fichaje de Kylian Mbappé, a que el París Saint-Germain ofreció unos emolumentos inasumibles para un club que no quería dinamitar un escalafón en cuya cúspide se hallan Gareth Bale y Sergio Ramos. La masa salarial asciende a 394 millones de euros, de los cuales 283 corresponden a los sueldos de la plantilla y el cuerpo técnico del primer equipo. Es el 52% de los 757 millones de euros registrados como ingresos de explotación en el presupuesto de la campaña 2018-2019, cuando la Asociación de Clubes Europeos (ECA) recomienda que ese ratio no supere el 70%. En el caso del Barcelona, ese ratio de eficiencia se disparó al 68% en el ejercicio 2018-2019, con 541 millones de masa salarial y unos ingresos ordinarios de explotación de 836 millones de euros.
La disparidad de situaciones financieras entre los dos colosos del fútbol español se ha traducido en tiempos distintos a la hora de abordar la crisis desatada por el coronavirus. En el Barcelona, con la soga al cuello, las decisiones se precipitaron. El Real Madrid, por ahora, reflexiona sobre los pasos a dar.
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