El Real Madrid dejó escapar una excelente oportunidad para darle una estocada a la Liga con el gol de Marcos Llorente que puso las tablas en el derbi capitalino celebrado el domingo en el Santiago Bernabéu. Los blancos dominaron buena parte del duelo y ... dispusieron de un par de ocasiones para cerrar el pleito, pero acabaron pagando la vulnerabilidad aérea de una zaga de circunstancias en la que Carvajal tuvo que ejercer como central ortopédico a causa de la plaga de lesiones en dicha parcela que ha sufrido el equipo de Carlo Ancelotti.
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Con Militao, Alaba y Rüdiger en el dique seco y Tchouaméni, su principal recurso de emergencia, sancionado, al preparador italiano no le quedó más remedio que afrontar el previsible bombardeo rojiblanco reubicando al lateral de Leganés, con su 1,73 metros de estatura, para que formase dupla con Nacho en el eje de la retaguardia. Un parche motivado por la temeraria decisión del club de no acudir al mercado de invierno que mantiene viva la pelea por el campeonato.
«Ha sido un partido muy bueno por nuestra parte. Hemos jugado bien y controlado bien, pero hemos tenido la mala suerte de encajar en el último minuto. Nos faltó altura y ahí teníamos que sufrir», dijo Ancelotti a la hora de analizar esa acción en el descuento que dejó con malas caras a los futbolistas del Real Madrid, conscientes de haber desperdiciado una ocasión de oro para poner tierra de por medio respecto al Girona, al que los blancos recibirán este sábado en el Santiago Bernabéu con solo dos puntos de diferencia entre los dos grandes candidatos al título.
De no haberse producido esa diana terminal de Marcos Llorente, el enfrentamiento con el cuadro de Míchel hubiese ofrecido prácticamente una bola de partido al conjunto de Chamartín, pero el empate contra el Atlético ha vuelto a poner al rojo vivo la riña por el título con un líder que camina sobre la cornisa debido a la carestía de efectivos que arrastra en una zona especialmente sensible como es el eje de la defensa.
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Ancelotti volvió a oficiar como el impecable portavoz del club que es al señalar una vez concluido el litigio contra el Atlético que habían concurrido circunstancias especiales y decretar el fin de la emergencia con el regreso de Tchouaméni y Rüdiger para el choque frente al Girona del sábado, pero lo cierto es que el técnico de Reggiolo ya previó que a su equipo podían venírsele encima semanas turbulentas debido al cúmulo de reveses que está padeciendo en la retaguardia.
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Es por ello que, una vez confirmada la grave lesión de rodilla de Alaba a mediados del pasado mes de diciembre, solicitó a la cúpula del Real Madrid que sondease el mercado en busca de un central experimentado o un joven top a fin de reforzar una posición nuclear. Sus súplicas, sin embargo, cayeron en saco roto porque entraban en contradicción con la política del club, basada en una economía austera que solo levanta la mano para acometer fichajes estratégicos como los de Bellingham o Endrick.
De este modo, a Carletto, que ya tuvo que componérselas a inicios de curso sin un nueve de referencia, no le queda otra que cruzar los dedos por la salud de sus pretorianos y aplicar una y otra vez el tubo de ensayo. Al de Reggiolo le han funcionado varios experimentos, como el de situar a Bellingham en el vértice superior del rombo para que compensase con su llegada desde segunda línea el descenso de pólvora derivado de la marcha de Benzema o la eventual reconversión de Camavinga al lateral izquierdo para paliar las ausencias por lesión de Mendy y las lagunas de Fran García en fase defensiva. Pero todo tiene un límite y el ejercicio de funambulismo que está teniendo que hacer el transalpino en la zaga se perfila, a día de hoy, como la principal amenaza para el Real Madrid.
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Cierto es que la evolución de Militao es muy positiva y el brasileño podría estar disponible a finales de marzo, pero hasta entonces el Real Madrid seguirá teniendo que apañarse con Rüdiger y Nacho como únicos centrales sanos. Demasiado poco para un calendario tan extenuante. El alemán tiene un físico poderoso, pero aun así no es ajeno a las exigencias de una situación que le ha llevado a disputar el 87,3% de los minutos posibles. El alcalaíno, por su parte, no atraviesa su mejor momento, lo que agrava el problema central de un Real Madrid con la manta corta.
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