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P. RÍOS
BARCELONA
Sábado, 22 de mayo 2021, 22:43
Un gol llevaba en la jornada 8, con seis partidos disputados por el Barça. Messi jugaba por entonces con cara de burofax, el que envió al club que todavía presidía Josep Maria Bartomeu para exigir su marcha libre, gratis, antes de que comenzara la ... Liga amparándose en una interpretación equívoca de una cláusula de su contrato que finalizaba en junio de 2021 pero que podría haber acabado en 2020. Estaba deprimido por la catastrófica temporada 2019-20, atormentado por aquel 2-8 ante el Bayern y malhumorado por el despido con malas formas de su amigo Luis Suárez. El máximo goleador en la historia del club, la leyenda, el mejor jugador del mundo, tenía un pie y medio fuera. Bartomeu, pese a vivir ya en la cuerda floja, resistió el pulso porque legalmente tenía la razón. Y el '10' se quedó y comenzó a jugar, pero esforzándose para que todo el mundo viera su malestar. Y así es difícil rendir.
Ronald Koeman y sus compañeros se armaron de paciencia para rescatarle anímicamente. Ayudó en su caso que no hubiera público en el Camp Nou, pues por entonces había división de opiniones sobre su actitud y una pitada lo habría empeorado todo. Y en diciembre, ya seducido por la ilusión de los jóvenes, cautivado por el mensaje del técnico, más contento tras la dimisión de Bartomeu, comenzó a mostrar una sonrisa que fue acompañada de otra energía y de goles. Acaba la Liga en sus cifras habituales, con 30 goles y nueve asistencias, conquistando su octavo Pichichi, récord de los récords, pero esta vez con una sensación que no ha podido evitar ni con esa explosión tardía de final del año pasado: ha tenido poca trascendencia en los partidos en los que más se le necesitaba. No marcó ni asistió en los dos encuentros perdidos ante el Real Madrid ni en los dos no ganados contra el Atlético.
Ese punto de doce posibles ha dejado sin Liga al Barça y ha evidenciado que Messi, pese a sus registros, puede ser menos impactante y determinante a punto de cumplir los 34 años. ¿Se puede discutir a un jugador que marca 30 goles por temporada? Aunque parezca una barbaridad, Messi condiciona tanto el juego de su equipo, lo ralentiza, obliga a que todo pase por él, que el debate es legítimo. Y ahora sí que acaba contrato de verdad.
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