A vueltas con el dichoso y aburrido equilibrio, y persuadido sobre la necesidad de exigirse mucho más en los inicios de los partidos para no encajar algún gol y tener que remar a contracorriente, el Atlético visita este jueves en el Ciutat de València a ... un Levante que aún no conoce la victoria, sufre en zona de descenso y viene de perder 5-3 ante el Sevilla en el segundo partido como técnico de Javier Pereira. En su estreno, tras la discutida salida de Paco López, firmó tablas sin goles ante el Getafe, pero días después de nuevo los granotas fueron un coladero.
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Si al principio este escenario se le atragantaba a los colchoneros, que suman seis victorias, cuatro empates y cinco triunfos en sus 15 visitas al campo de Orriols, hace tiempo que cambió la tendencia este barrio ejemplo de convivencia multicultural en Valencia aunque diversos colectivos sociales se quejan ahora de las amenazas de la ocupación y el tráfico de drogas. Son ya cuatro años los que suma el Levante sin poder vencer a un Atlético que no puede hacer contemplaciones tras ceder un empate el pasado domingo ante la Real Sociedad, pero la exigencia es mutua.
Niega el Cholo Simeone que su actual equipo sea más ofensivo que el del curso pasado, por ejemplo, y que por eso encaja más goles, pero la realidad quizá le desmiente. El poderío de los rojiblancos en ataque asusta a cualquier enemigo, sobre todo si repite el argentino con el tridente formado por Griezmann, Luis Suárez y Joao Félix, pero resulta insuficiente si el Atlético no corta su hemorragia defensiva. Ha recibido nada menos que cinco goles en los dos últimos partidos, tres marcados por el Liverpool y dos por la Real Sociedad, y ocho en los últimos seis duelos. Hasta el portero esloveno Jan Oblak ofrece signos de inseguridad.
Perjudicado por las bajas en el centro del campo del veloz y potente Marcos Llorente, el dsequilibante Lemar y seguramente también el pulpo Kondogbia, Simeone tiene que darle una vuelta a su centro del campo. Es probable que recurra de inicio al mexicano Herrera junto a Koke y De Paul, aunque Simeone reconoció en la previa que se trata de tres futbolistas con características similares. Tienen buena técnica, desplazan bien el balón, miran hacia adelante, pero les cuesta replegar en velocidad. Por eso el Cholo ha insistido esta semana en ejercicios para tratar de evitar y corregir las pérdidas de balón.
Enfrente, Pereira, reclutado por los granotas cuando ejercía en China, asume que la reconstrucción del Levante tiene que partir del buen orden defensivo, ya que ha encajado nada menos que 18 goles, tantos como el Cádiz, pero manifiesta un estilo en cierta medida parecido al del Cholo cuando se tenga la posesión de balón. No quiere tocar por tocar, ni abusar de los pases de seguridad, sino ser un equipo dinámico, rápido y vértical, capaz de llegar al área rival en menos de siete pases, porque entiende que «el fútbol es sorpresa», intentar dañar al adversario con su defensa despoblada.
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En el Ciutat de València este año solo ha ganado el Celta (0-2) y el Real Madrid no pudo pasar del empate (3-3). El problema es que de los cuatro partidos disputados, tres acabaron con tablas y por eso los granotas suman solo cinco puntos. Pereira seguirá sin poder contar en el once con Campaña, aunque ya ha superado su lesión en los isquiotibiales y se ejercita con el grupo, y tampoco apuntan a esta gran cita Mustafi, Postigo, Roger Martí y el no inscrito Hernani.
Hay rivales que más allá de su nivel y por una cuestión o por otra se vuelven inaccesibles. No se puede decir que este Levante esté de dulce, pero hizo tropezar de nuevo al Atlético, como la temporada pasada, cuando bien pudo haberle apartado del título de Liga quitándole cinco puntos en una semana en la que, por cosas del enloquecido calendario derivado de la covid, disputaron el duelo de la primera vuelta y también el de la segunda.
Esta vez fue con polémica, con dos penaltis convertidos por Bardhi para el bando local. El primero, muy claro de Suárez. El segundo, mucho más gris, por una mano de Lodi de esas que antes nunca eran castigadas. Fueron suficiente botín para igualar los tantos visitantes de Griezmann y Cunha y apartar al equipo de Simeone, que fue expulsado por doble amarilla y vio el desenlace desde la grada, de una victoria para la que quizás no hizo suficientes méritos pero que tenía ya casi en sus manos.
Tanto Javier Pereira como Simeone optaron por la defensa con tres centrales y carrileros, con una auténtica revolución en el once granota, en el que solo Aitor, Vezo y Morales repitieron respecto al Sánchez Pizjuán, y con un inhabitual doble pivote colchonero formado por Herrera y Koke y el tridente ofensivo de lujo que componen Joao Félix, Luis Suárez y Griezmann.
Levante
Aitor, Son (Miramón, min. 70), Róber Pier, Duarte, Vezo, Franquesa, Malsa (Pablo Martínez, min. 76), Pepelu (De Frutos, min. 80), Bardhi, Dani Gómez (Cantero, min. 70) y Morales.
2
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2
Atlético
Oblak, Trippier, Felipe, Giménez, Hermoso (Lodi, min. 67), Carrasco, Herrera (De Paul, min. 59), Koke, Griezmann (Cunha, min. 72), Luis Suárez (Correa, min. 59) y Joao Félix.
Goles: 0-1: Griezmann, min. 12. 1-1: Bardhi, de penalti, min. 37. 1-2: min. 76, Cunha. 2-2: Bardhi, de penalti, min. 90.
Árbitro: Pablo González Fuertes (Comité asturiano). Amonestó a los atléticos Hermoso, Felipe, Koke, Giménez y Correa y al levantinista Pepelu. Expulsó por doble amarilla a Simeone, por el Atlético, y a Róber Pier, del Levante.
Incidencias: Partido de la jornada 11 en Primera disputado en el Ciutat de València ante 16.000 espectadores.
La cuenta pendiente para el Atlético pasaba por evitar errores defensivos, esos que durante una época redujo a la mínima expresión, y controlar los tiempos del partido. Fruto de ello fue su dominio insistente en el inicio. La lección parecía aprendida y Joao Félix, con la confianza que tanto le costaba exhibir hasta hace muy poco y fruto de su calidad, probó un disparo rechazado con apuros por Aitor. Fue un aviso, el castigo llegó apenas unos minutos después. Griezmann ejecutó de testa para estrenarse en esta Liga después de que Felipe impusiese su poderoso salto para meter el balón en la olla.
Si el Atlético parecía cómodo desde el comienzo, la ventaja le dio un plus de relajación. Demasiada pues el Levante al menos comenzó a gozar de posesiones largas y elaboradas. Fruto de ese paso adelante llegó la primera ocasión local, en la que a Morales le faltó un mejor control para plantarse ante Oblak. También Duarte obligó a la respuesta de Oblak y ya las sensaciones eran otras para la en esta campaña sufrida afición granota.
Para compensar ese desequilibrio que trae de cabeza a Simeone con tanto atacante de gran nivel pero un equipo partido el técnico argentino retrasó a Joao Félix, bajando el portugués a recibir más atrás. Sin embargo, el Levante seguía haciendo daño, esta vez con un toque de tacón de Róber Pier tras saque de esquina. Fue antes de que Luis Suárez cometiese un claro penalti sobre Vezo. La vida al revés y el desenlace fatídico habitual cuando un delantero pisa su propia área. Bardhi, un consumado pateador, transformó con aplomo a pesar de la contundente presencia de Oblak y llevó al marcador una igualada justa a tenor del bajón colchonero.
La segunda parte no implicó el acierto colchonero para conectar más con los hombres de ataque, sino una concatenación de imprecisiones en el pase, por lo que Simeone recurrió a sus compatriotas De Paul y Correa en lugar de Herrera y el desacertado Suárez. La cosa seguía sin despejarse para el Atlético, que mutó hacia un 4-4-2 liberando a Carrasco con la entrada de Lodi por Hermoso. Ni por esas, así que Cunha para quemar todas las naves. Y resultó. De Paul hizo alarde de visión y precisión en el pase y Cunha decidió en el área y se estrenó en el festejo como rojiblanco.
La cosa ya parecía bajo control atlético pero apareció el VAR cuando nadie lo esperaba. Interpretaron desde el videoarbitraje una mano de Lodi en el área rojiblanca como penalti, alimentando el ya imposible de desentrañar debate en este sentido. Quizás sea pena máxima con el reglamento en la mano pero el sentido común invita a pensar que se trata de un castigo excesivo. El caso es que Bardhi se mostró de nuevo implacable en el golpeo desde los once metros para delirio de una afición que incluso vio como su equipo acababa metiendo al Atlético en su propia área en medio del desconcierto en un final de locura.
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