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Tal y como se barruntaba, al mercado de fichajes más intenso en los últimos años le quedaba una gran operación. Todo apuntaba al Real Madrid y Kylian Mbappé, pero en un giro de los acontecimientos propio de guion de cine los focos se trasladaron ... a otro francés, Antoine Griezmann, que regresa al Atlético cedido por el Barça y con opción de compra, aunque envuelto en suspense y angustia, pues la operación se confirmó pasada la medianoche después de unos instantes de surrealismo, mientras en LaLiga se revisaba minuciosamente la documentación.
La salida de Saúl Ñíguez al Chelsea, también como préstamo, a cambio de cinco millones y con opción de compra, generó el espacio necesario para la incorporación de Griezmann, de cuya elevada ficha el Barça necesitaba desprenderse a toda costa para aligerar su masa salarial.
Ya desde primera hora, en el Camp Nou reactivaron la salida de Griezmann. La idea inicial pasaba por un trueque por Joao Félix, una posibilidad que ya se planteó en julio aunque con Saúl como objetivo. La poca confianza de Simeone en el portugués llevó a su agente, Jorge Mendes, a sondear su salida, una circunstancia en la que encajaba el interés del Barça en quitarse de encima la cuantiosa ficha del francés. Sin embargo, el Atlético no contempló la posibilidad de desprenderse de un jugador por el que pagó hace dos veranos casi 130 millones de euros y solo aceptó negociar por Griezmann sin otros jugadores de por medio.
Ante esta situación, el Barça se lanzó al mercado para buscar a un delantero, finalmente el punta neerlandés Luuk de Jong, cedido desde el Sevilla. También se contempló la opción del suizo del Benfica Haris Seferovic y a lo largo de la jornada a las oficinas del Camp Nou llegó el ofrecimiento del uruguayo Edinson Cavani, sin sitio en el Manchester United después de la llegada de Cristiano Ronaldo a Old Trafford, pero su salario hacía imposible la incorporación.
El conjunto azulgrana no solo rebajó su masa salarial a través de traspasos, pues consiguió una bajada del sueldo de dos pesos pesados del vestuario culé. Sergio Busquets y Jordi Alba aceptaron recortar sus fichas para así contribuir a aliviar la delicada situación económica del club y permitir la inscripción de Agüero.
Previamente, el Barça trató de dar salida a futbolistas como Pjanic o Umtiti, una misión más que compleja que finalmente fue imposible. El centrocampista bosnio pretendía regresar a la Juventus y en Turín no veían con malos ojos su retorno, pero una elevada ficha obstaculizó definitivamente la operación. Por el central francés no llegó oferta alguna, pues su mercado era casi nulo por un estado físico que ha frenado en seco la que parecía una prometedora carrera.
Además de Griezmann, salieron de la plantilla azugrana Ilaix Moriba y Emerson Royal. El canterano cerró su salida al RB Leipzig, que pagó 16 millones de euros más seis en variables en concepto de traspaso. Mientras, el lateral derecho brasileño se fue al Tottenham después del acuerdo alcanzado entre ambos clubes, que establece el pago de 25 millones de euros fijos más otros cinco en variables por parte del club londinense y que permitirá al jugador incrementar sensiblemente su salario hasta los tres millones netos por temporada.
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