Exactamente un año después de aquella emocionante resolución de la Liga 2020-21 en favor del Atlético de Madrid, el campeonato 2021-22 tocaba a su fin con otra de esas tardes de transistores y taquicardias pero un objetivo en juego más modesto, aunque no ... por ello menos importante. Con prácticamente todo resuelto los focos de la última entrega liguera apuntaban sobre tres equipos y un destino funesto para uno de ellos, el de esa categoría de plata a la que ya habían caído Levante y Alavés en las semanas previas.
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El Cádiz iniciaba la tarde-noche de drama futbolístico con el mayor número de papeletas para el descenso, pues necesitaba la victoria en Mendizorroza ante un Alavés ya condenado, pero también un pinchazo del Mallorca en su visita a Osasuna, sin nada en juego, o del Granada en Los Cármenes contra un Espanyol también tranquilo, con todos los deberes hechos antes del epílogo liguero.
Precisamente el conjunto nazarí, metido en un lío del que parecía haber escapado con la llegada de Aitor Karanka, era a priori el que mejor lo tenía, al amparo del empuje y el colorido de su estadio, y salió dispuesto a rubricar la supervivencia por la vía rápida. Las oportunidades del Cádiz en Vitoria, presentes también en Granada ya fuera a través de los transistores, para los más clásicos, o las pantallas de los móviles, cosas de los tiempos, no invitaban a la relajación, aunque en El Sadar se mantuviese también la igualdad inicial.
Pasaban los minutos y todo seguía igual, con la incertidumbre en aumento. En Vitoria se helaron los corazones de la numerosa afición amarilla desplazada pese a los muchos impedimentos del Alavés, compensados por una afición local casi hermanada con el cadismo. Jason remataba a la media vuelta y Ledesma impedía el gol babazorro, que hubiera arrojado una losa sobre las esperanzas de salvación andaluzas. Más allá de eso, muy pocas ocasiones, demasiada tensión con todo en juego.
Pinganillos en los banquillos y caras de circunstancias, sin que ninguno de los contendientes cumpliera con su parte todavía. El Alavés, con muchos suplentes y canteranos en el once, incluso se hacía dueño del duelo contra el Cádiz, generando oportunidades para ponerse en ventaja y tratando de comenzar a reconstruir una relación rota con su hinchada a consecuencia de una campaña para el olvido. Malas sensaciones para un Cádiz que contaba todavía con dos empates de sus rivales que situaban la salvación a un gol. Por su parte, al Granada le sobraba impulso pero le faltaba control de balón mientras el Mallorca provocaba un vuelco en el corazón de los seguidores bermellones con una acción muy arriesgada de su portero, Manolo Reina.
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El veterano Salva Sevilla pudo darle la tranquilidad al Mallorca con un gran lanzamiento de falta, pero Sergio Herrera no estaba por la labor. Casi al mismo tiempo, en Mendizorroza otro golpeo a balón parado de Lucas Pérez cerca estuvo de sacar al Cádiz de la zona roja de la tabla, pero la más clara la tuvo Rubén Sobrino, que cabeceó muy blando con todo a favor. El tercero en discordia, el Granada, también tuvo su ocasión, pero Jorge Molina se estrelló contra Diego López, otro ilustre veterano, antes de que llegase la pausa.
Solo 45 minutos por delante y todo igual que al comienzo, con el Cádiz en Segunda y Granada y Mallorca salvados. Apenas hizo falta un minuto de las segundas partes para que cayese el tanto que se había resistido hasta entonces. Fue de Ángel, un obrero del gol que disfrutó incluso de Europa en el Getafe y cuya diana en El Sadar salvaba al Mallorca sin depender de ningún otro resultado. Sonrisa pícara en el banquillo del Vasco Aguirre, con tantas y tantas batallas en la Liga.
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La cuestión parecía reducirse ya a Granada o Cádiz. El conjunto amarillo tenía la bala del empate nazarí pero perdonó en una doble ocasión de Alcaraz e Idrissi, sin cesar por ello en su cerco al área rival. Otra vez Sobrino, de nuevo de cabeza, rozó esa ventaja sinónimo de supervivencia con menos de media hora de juego por delante. Hacía méritos de sobra el conjunto amarillo mientras en Los Cármenes cundía el nerviosismo. No resulta extraño que la afición rojiblanca explotase de alegría con un penalti por mano de Darder detectado por el VAR, antes de lamentar el fallo de Jorge Molina desde los once metros.
Vida extra para el Cádiz, que no desaprovechó la ocasión para agarrarse a la máxima categoría con el gol del Choco Lozano. Llovía intensamente en Vitoria, pero no para el cadismo. Faltaba un cuarto de hora para el final y el conjunto amarillo abandonaba la zona de descenso por primera vez en toda la tarde, trasladando la presión al Granada. En Los Cármenes se consumía la esperanza, al mismo tiempo que Grenier ponía la guinda a la salvación del Mallorca. Se volcó el equipo de Karanka, las cosas como son, pero la defensa del Espanyol unió su destino al de un Cádiz que con el final en territorio nazarí llevó el carnaval a Vitoria.
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