Güler lidera una versión alternativa del Madrid que tampoco da tregua

Lo cierto es que tampoco le generaron demasiado peligro, pues el comportamiento táctico de su segunda unidad fue de una solidez marmórea. Los suplentes emplearon correctamente la ocasión y permitieron al equipo de Ancelotti dar un paso más hacia el alirón sin desgaste alguno a tres días del primer asalto de la semifinal de Champions ante el Bayern de Múnich.

Después del homenaje en los prolegómenos a un mago del fútbol como David Silva cabía esperar una generosa dosis de buen fútbol, pero la cuestión se quedó en una disputa más cerrada que otra cosa. Y eso que el partido comenzó alegre, con el Madrid algo relajado y una Real dispuesta a aprovechar las rotaciones blancas para consolidar el sexto puesto bajo la intensa lluvia donostiarra.

Así las cosas, el entusiasmo 'txuri urdin' metió atrás al líder, demasiado sometido al control de balón de la Real. El conjunto de Imanol Alguacil amenazó con un disparo de Kubo pegado al palo, bien resuelto por Kepa, al que no se veía en acción desde enero. Sin embargo, careció de inspiración en el último pase para golpear a un rival que apenas asomó por el área rival en la primera parte.

Turrientes, con la escuadra en el punto de mira desde la frontal, volvió a agitar el árbol sin demasiada respuesta del Madrid. Los deberes de la Liga están hechos, se acerca una semifinal de Champions contra el Bayern y eso se nota. Nada parecía indicar el gol del conjunto de Ancelotti, pero se trata de un equipo especialista en discutir lo previsible, tal y como demostró el joven Güler, que no dejó escapar la ocasión de lucir para rematar un buen envío de Carvajal desde el costado derecho.

La inesperada ventaja pudo durar un suspiro al Madrid de no mediar el VAR para anular un gol de Kubo por falta previa de Barrenetxea sobre Tchouaméni. Pese a este arreón tras el gol, el golpe pasó factura a una Real con muchas más dificultades para encontrar el camino hacia la portería de Kepa. Sin más noticias del ataque 'txuri urdin' hasta el descanso, para el Madrid fue una tarea de lo más sencilla proteger la ventaja.

La Real, mucho más necesitada de puntos que su rival, metió una marcha más en el inicio de la segunda parte, con otro buen remate de Turrientes bien solventado por Kepa, rápido de reflejos abajo. Pese a esa buena puesta en escena del equipo donostiarra, el Madrid fue hábil para contener cualquier amago de reacción desde el control del partido. Supo sufrir para resistir una ventaja amenazada por el gol anulado a Merino por fuera de juego y una buena ocasión de Oyarzabal cuando el reloj apretaba al conjunto vasco. Y es que a Ancelotti no le dolieron prendas a la hora de meter cambios defensivos para retener un triunfo que deja el alirón madridista a tiro de una victoria ante el Cádiz si es que el Barça pincha frente al Valencia o el Girona.