Vitor Roque desatasca al Barça

Borrón y cuenta nueva. Eso es lo que quería Xavi que su equipo hiciera a partir de este miércoles y eso es lo que hizo un Lluis Companys que arropó a los suyos y se olvidó de los pitos y la crispación. Los culés necesitaban «sentirse valorados» para reaccionar y Xavi puso en liza un once que incluía a Pau Cubarsí como gran novedad y a Ferran Torres, uno de los jugadores con más carácter en los últimos encuentros, como gran inyección anímica. El Tiburón duró poco, se marchó lesionado a los siete minutos, y tampoco duró demasiado la rebeldía ante la situación de un grupo al que da la sensación de que le falta algo más que actitud.

Y es que el Barça tuvo un efecto gaseosa. Comenzó con ímpetu el encuentro, pero todo se fue viniendo abajo a medida que las imprecisiones se fueron abriendo paso. La presión en campo contrario no era efectiva, el balón no fluía con la velocidad requerida en la parcela ancha y la impaciencia era mayor a cada minuto que pasaba. Los azulgranas recurrieron a Lamine Yamal, el más punzante, pero ni siquiera el joven talento sirvió en la primera parte para descolocar a un Osasuna bien organizado y sin pasar demasiados apuros. Apenas dos remates de Lewandowski y Koundé en jugadas a balón parado y otro de Fermín desde fuera del área generó el Barcelona antes de un descanso al que se llegó con un ambiente frío.

Tras la reanudación el Barça empezó poco a poco a enmendar la plana. Los azulgranas se instalaron, ya sí, en campo contrario, y comenzaron a mover a Osasuna como un acordeón, de lado a lado, hasta que apareciera un espacio. A medida que los culés ensanchaban el terreno de juego, ganaban espacios para que Fermín, Pedri y compañía tuvieran metros por delante. Fue ahí donde el partido se empezó a quebrar. El Barça inició un asedio. Gündogan pudo marcar tras un centro medido de Lamine Yamal y Xavi olió la sangre, el momento de dar un paso más e ir a por el encuentro.

El técnico del Barça retiró a Fermín López e introdujo a Vitor Roque, la pieza que faltaba para decantar la balanza. El brasileño es savia nueva, tiene una sonrisa menos desgastada que la del resto de sus compañeros y eso lo notó el Lluis Companys, que se vino arriba. Nada más saltar al terreno de juego, el Tigrinho se internó en el área y se anticipó al primer palo para cazar un centro lateral de Cancelo y desbloquear el encuentro y a un Barça que ya miraba al cielo pidiendo clemencia.

El tanto fue solo el primer golpe para Osasuna. Acto seguido Unai García vio la segunda cartulina amarilla por agarrar a Vitor Roque y los de Jagoba Arrasate se vieron condenados al más difícil todavía. El escenario era adverso, pero el Barça esta temporada es incapaz de cerrar los partidos. Lamine Yamal tuvo la oportunidad, pero no pudo batir a Aitor Fernández en un mano a mano y Osasuna llegó con vida a un tramo final en el que Raúl García estrelló un balón en la madera y en el que Moncayola puso en aprietos a Iñaki Peña. Esta vez la moneda salió cara para unos culés que no brillaron, pero que, al menos, recuperan la senda de la victoria.