

Secciones
Servicios
Destacamos
Cerrado el exigente duelo ante el Athletic con el golazo en el descuento de Fede Valverde que mantiene al Real Madrid vivo en la ... Liga, todo son contradicciones en el club blanco. El eterno abrazo, con palabras al oído incluidas, de Carlo Ancelotti al salvador jugador uruguayo cuando el colegiado valenciano Juan Martínez Munuera pitó el final, explican de manera gráfica el sentir del técnico italiano.
Aunque Carletto quedó herido de muerte tras la sonada eliminación en cuartos de la Champions ante el Arsenal y Florentino Pérez conoce de primera mano que algunos pesos pesados del vestuario reprochan la falta de plan de su entrenador ante los 'gunners' de Mikel Arteta, la realidad es que el Real Madrid aún está en condiciones de completar una temporada notable si gana los dos títulos nacionales aún en disputa y brilla en el Mundial de clubes.
El balón de oxígeno que produjo el tanto postrero del Pajarito que descerrajó a los leones permite observar el horizonte con cierto optimismo. Valverde ejerció de salvavidas y de psicólogo, ya que el Madrid llegará a la gran final copera del próximo sábado en La Cartuja convencido de poder derrotar a un Barça que se presenta sin el lesionado Lewandowski y vulnerable en defensa, tal y como quedó patente con el 'hat trick' de Borja Iglesias en Montjuic previo a una remontada de campeonato de los culés.
Se supone que tras caer por 0-4 en el clásico liguero y 2-5 en la final de la Supercopa, Ancelotti habrá tomado buena nota de cómo plantear con más opciones de éxito un duelo ante el Barça de Flick, quien desde el punto de vista madridista se espera que pueda acusar el desgaste de estar pendiente de la semifinal de la Champions ante el competitivo Inter de Milán.
Antes de esa final de Copa, hay Liga con una jornada intersemanal en teoría más propicia para los azulgranas, que reciben este martes al Mallorca mientras que los blancos visitan el miércoles la consulta del 'dentista' Bordalás en el Coliseum getafense. En el torneo de la regularidad, las opciones de éxito del Real Madrid pasan por ganar todos sus partidos, incluido el del Barça en la Ciudad Condal dentro de tres jornadas, y esperar a que el líder pinche en alguno de los otros cinco encuentros. Difícil pero gracias a Valverde el Madrid aún puede soñar a lo grande y no afrontar una durísima travesía en el desierto en el tramo final de temporada.
Noticia relacionada
Si en la segunda parte ante el Athletic el Madrid tiró al menos de orgullo, coraje, presión alta y fases de buen juego que permiten albergar esperanzas, la actuación del período inicial fue, de nuevo, deprimente. Se vio un equipo plano, sin alma, mortecino, todavía de luto tras la eliminación en la competición fetiche. Dos tiempos muy diferentes, dos equipos que representan la irregularidad de un curso ya con 12 derrotas, más que nunca con Ancelotti. No saldrá una mala palabra del técnico Reggiolo hacia el club y su presidente, pero seguro que en su fuero interno existe dolor, cierta sensación de ser la cabeza de turco fácil, el chivo expiatorio pese a ser el preparador más laureado de la historia del club y haber ganado dos Champions en cuatro años.
Quien observa el vaso medio vacío, concluye que sería un milagro que este Real Madrid levante el vuelo. El sector más crítico concluye que el Bernabéu, lo más parecido al famoso tendido 7 en la madrileña Plaza de Toros de las Ventas, expresó su malestar con ocasión de ese duelo ante el Athletic y la tomó sobre todo con Kylian Mbappé y Vinicius. Sorprendieron sobre todo los pitos sonoros al astro francés cuando, ausente en el terreno de juego, fue enfocado en uno de los palcos.
Es la gran estrella y el mejor delantero de la temporada en el Madrid, con 32 goles y cuatro asistencias entre todas las competiciones, pero hay quien no le perdona su actuación insulsa ante el Arsenal y que se borrase de la resaca ante los vizcaínos tras autoexpulsarse por esa entrada brutal a Antonio Blanco en Medizorroza. Solo le acarreó un partido de suspensión pero, quizá con otra justicia deportiva menos laxa y no tan permisible con los grandes, bien pudo ser calificada como agresión y obligaría al astro francés a perderse la final de Copa.
En el caso del brasileño, se le vio el domingo con una actitud extraña. Desaparecido, igual que el resto, en ese primer acto, fue el mejor junto al Valverde tras el descanso. Pero parece enfadado con el mundo. No celebró junto a sus compañeros el golazo del charrúa y tampoco realizó esos típicos gestos para levantar al público durante el choque. Le afectaron ciertos abucheos y, seguramente, también el bello tanto que, a instancias del VAR, se le anuló por un fuera de juego previo de Endrick.
Desde que no logró el ansiado Balón de Oro y le llegan los cantos de sirena desde Arabia Saudí, es como si se hubiese roto su idilio con el Bernabéu. Si Florentino Pérez tiene que vender a alguna de sus figuras para reforzar toda la plantilla, incluso no se descarta que acepte negociar por Vinicius, sobre el papel llamado a liderar junto a Mbappé un Real Madrid campeón.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.