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La contundente victoria del Real Madrid en Girona, más allá de lo numérico y el rearme moral blanco, arrojó dos grandes noticias futbolísticas para Ancelotti. Bellingham y Modric iluminaron al campeón de Liga en Montilivi aupados por un planteamiento táctico que favoreció sus cualidades ... y les restó desgaste físico innecesario en un partido que eso sí, fue de ritmo lento.
El inglés no solo abrió el marcador, encontrando el camino del gol por quinta jornada consecutiva, cifras que ya recuerdan su impresionante puesta en escena como madridista en la primera mitad de la pasada temporada. También redondeó su actuación con el pase que dejó a Güler mano a mano ante Gazzaniga para rubricar el segundo tanto visitante, en el que encarriló definitivamente una victoria plácida.
Bellingham ha recuperado su mejor versión de la mano de un giro de timón táctico de Ancelotti. El técnico italiano ha devuelto al '5', que ahora parece un 10, a posiciones más cercanas al área rival, varios metros por delante de las parcelas que solía ocupar a comienzo de curso, con dos centrocampistas más puros por detrás y dos compañeros pegados a las bandas que liberan la zona de enganche.
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En esa ubicación, el inglés reduce considerablemente un desgaste al que siempre se muestra dispuesto y explota su llegada al marco rival, en el aspecto goleador y también a través del último pase, un bien preciado que escasea en una plantilla más dotada para el ida y vuelta que para el talento en la asistencia. Es por ello que la sustitución del británico por unas molestias descargó un jarro de agua fría sobre el madridismo y encendió las alarmas, situación de alerta que el propio Ancelotti se encargó de atajar tras el partido relativizando el problema físico. «Era un poco de cansancio en la pierna. Él ha preferido no arriesgar en los últimos minutos pero está bien y disponible», aseguró el transalpino, con la decisiva visita al Atalanta en Champions en el punto de mira.
Pero Bellingham no es el único centrocampista blanco capacitado para romper entramados defensivos a través del pase. Sin el añorado Toni Kroos lo más parecido en el vestuario de Ancelotti es el veterano Luka Modric. A sus 39 años, ya necesita dosificar cuidadosamente su talento, lo que arroja dudas sobre el concurso del croata de inicio en Bérgamo después de disputar el duelo completo frente al Girona.
Sin embargo, prescindir del jugador de Zadar en una cita trascendental parece una temeridad a tenor de su capacidad para manejar el duelo en Montilivi, con una fantástica asistencia para el tanto de Mbappé incluida. Frente al Atalanta todo apunta a un encuentro de mayor ida y vuelta, más exigente físicamente. De sobra conocido es el sistema de Gasperini, el técnico que ha cambiado la historia del club, siempre valiente, a veces incluso kamikaze. En la Supercopa de Europa de agosto, el último precedente entre ambos equipos, Ancelotti se decantó por el físico y reservó a Modric para los últimos minutos. Ahora se enfrenta de nuevo a esta disyuntiva entre la energía y el talento.
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