El Barça de la indiferencia

El técnico holandés se salva de las críticas por su apuesta por los jóvenes y por su voluntad de cambiar los malos hábitos instalados, tanto dentro del campo como fuera. El proceso llevará un tiempo. Se entiende. Y un equipo tan rocoso, pegajoso y algunas cosas más como el Getafe es ideal para castigar a equipos en fase de construcción. Koeman, sin salirse del 4-2-3-1, intenta modificar cosas, como la demarcación de Griezmann, que no levanta cabeza ni de mediapunta por una banda ni de 'falso 9' ni de ariete. De paso, también ha cambiado la posición de Messi un par de veces, pero el argentino está lejos de su mejor versión.

Se le supone valiente en sus decisiones y sus ruedas de prensa son convincentes, pero precisamente Koeman tiene una posición difícil con Messi. El '10' llegó agotado de la altura de La Paz, en Bolivia, donde ganó 1-2 con Argentina en su mejor partido del curso. Parecía el momento propicio para que rotara, pero lo acabó jugando todo y, efectivamente, sin chispa. En definitiva, Koeman no se atrevió, pero todo indica que un día se atreverá, está estudiando el terreno. Y ese día se sabrá realmente quién manda en el Barça. Si el 'jefe' es el entrenador, el proyecto podrá ir por buen camino. Si sigue siendo Messi en su estado físico y mental actual, peligro otra vez.

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En Getafe reapareció Dembélé casi un año después, pero el francés todavía vive en su mundo. Por lo menos no se lesionó y se movió, pero sin cabeza y tomando malas decisiones en el juego. Koeman necesita jugadores como él, que corran al espacio, porque el resto, como ha dicho en una entrevista en Holanda, quieren el balón al pie. Son muchas cosas que cambiar en poco tiempo. Y tras el Ferenvaros en Europa llega el clásico.