El Atlético recupera su esencia en Granada

Entre la resaca copera del Atlético, las rotaciones del Cholo y la obsesión de granadinos y madrileños de fortalecer sus entramados defensivos para poder crecer a partir de ahí, ocurrió que apenas hubo noticias en un primer tiempo plano, tremendamente táctico y con más posesión y dedicación de los andaluces.

En el típico partido entreguerras, ya que a la batalla del clásico en el torneo del KO le seguirá el duelo de cuartos del jueves ante el Sevilla, Simeone no tuvo más remedio que mover el árbol, con pocas ramas porque su plantilla es corta adrede. Descanso de inicio para Giménez, Lino, Koke, De Paul y la manija en el medio para el canterano Pablo Barrios, recién salido de una lesión de menisco. Modificaciones y un equipo más bien situado con bloque medio bajo.

Enfrente, un Granada reforzado este invierno y al que el Cacique Medina ha dado una vuelta importante. Es un equipo más ordenado, menos alegre y más sacrificado. Por eso se impuso al Cádiz y e hizo un buen partido en el Villamarín pese a no sumar. Los nazaríes tocaron bastante bien en el primer acto, moviendo de lado a lado el balón, pero sin inquietar a Oblak en ningún momento. La única opción, un tiro seco de Gumbau que no salió muy lejos de la portería del esloveno.

Tampoco padeció el argentino Batalla en el primer acto para mantener su portería a cero, ya que tanto el mano a mano que le ganó a Morata como el lanzamiento al travesaño de Griezmann eran jugadas anuladas por fuera de juego y una falta previa de Llorente, respectivamente. Al Atlético le faltaban ritmo, ambición y precisión en los pases determinantes.

Con Lino y De Paul ya en el césped, creció sobremanera el Atlético tras la reanudación. Después de un par de acciones de incertidumbre salvadas por Batalla, llegó el 0-1 que se veía venir. Lo fabricaron, cómo no, entre Griezmann y Morata, que picó con la testa un gran centro del francés. Tras más de tres minutos de revisión, en el VAR confirmaron lo que vio el asistente, la posición correcta del ariete madrileño. Poco después se produjo una jugada similar, esta vez definida por Saúl, pero en ese caso el linier y el juez de la sala VOR advirtieron posición adelantada por centímetros. Cuestión de fe.

La riña estaba decantada hacia el bando visitante, pero en lugar de intentar finiquitarla el Atlético dio varios pasos atrás. Correa, más pendiente de los cantos de sirena de Arabia Saudí, no mejoró a Morata, y Koke tampoco entró con jerarquía. Además, Giménez sustituyó a Barrios en un claro relevo defensivo. Los nazaríes inquietaron, sobre todo en alguna acción de estrategia, pero no les llega para más. Objetivos cumplidos de los madrileños, con salvada entre Oblak y Hermoso en el descuento, y enorme preocupación en los andaluces.