Óscar Bellot y daniel panero
Madrid
Sábado, 15 de octubre 2022, 00:19
Karim Benzema recogerá el lunes ese Balón de Oro que servirá como reconocimiento a una temporada superlativa en la que fue el principal responsable de los títulos de Champions, Liga y Supercopa de España que levantó el Real Madrid. Un día antes, disputará el clásico ... número 39 de su carrera. De largo el futbolista más experimentado en este tipo de citas dentro de la actual plantilla del conjunto de Chamartín, el '9' de los blancos encara esta vez el choque frente a los azulgranas con espíritu reivindicativo.
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Tras sembrar el terror de las defensas rivales con 44 goles y 15 asistencias los 46 partidos que conformaron su exitoso periplo del curso pasado, el delantero francés ha comenzado la nueva campaña al ralentí. En los nueve encuentros que ha afrontado hasta la fecha ha consignado cuatro dianas y repartido un pase de gol. Unos números que contrastan con los nueve tantos y siete entregas decisivas que amalgamaron sus nueve primeras participaciones en esa campaña a la que puso un epílogo dorado conquistando meses después la Decimocuarta en el Stade de France. Tan alto escaló entonces que sus terrenales prestaciones actuales animan tertulias y hacen correr ríos de tinta. Un peaje que, antes o después, pagan todos los titanes del deporte, confrontados con su grandeza en los días valle de su trayectoria.
Cabe recordar que Benzema se incorporó más tarde que sus compañeros a la pretemporada del Real Madrid porque Carlo Ancelotti consideró apropiado tener un gesto con el galo en atención a los servicios prestados durante una temporada estratosférica no solo por sus registros, sino también por la capacidad de liderazgo y la labor de tutelaje sobre los jóvenes diamantes blancos que asumió, especialmente con Vinicius, a cuya eclosión contribuyó con sabios consejos y una telepatía sobre el pasto que resultó determinante para que el Real Madrid campeonase en la Liga y en la Champions.
Camino de los 35 años, el héroe de la 'orejona' más mágica necesitaba un descanso extra antes de afrontar otro trayecto extenuante, con su equipo inmerso en seis competiciones y un Mundial de por medio que puede representar su última oportunidad de tocar metal con la selección francesa. Pero Benzema, un obseso de la preparación física, regresó sin un gramo extra de grasa, a tiempo de incorporarse a la gira del Real Madrid por Norteamérica.
Abrió su decimocuarta campaña con el cuadro de Chamartín, la primera como dueño absoluto del brazalete de capitán, al modo habitual, sentenciando la Supercopa de Europa disputada el 10 de agosto en Helsinki frente al Eintracht con un gol en la segunda parte. El telón de la Liga lo alzó contabilizando una asistencia a Lucas Vázquez que encarriló la remontada ante el Almería. En la siguiente jornada, diana desde el punto de penalti para encauzar el triunfo de su escuadra sobre el Celta. Y en la tercera cita del campeonato doméstico, un doblete para abrochar la victoria 'in extremis' de los blancos ante el Espanyol en Cornellà.
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Pero ese 28 de agosto fue la última gota que salió de la fuente goleadora de Benzema. Seco contra el Betis, el 6 de septiembre cayó lesionado en el Celtic Park y causó baja frente al Mallorca, el Leipzig y el Atlético. Volvió en el empate del Real Madrid con Osasuna, donde malogró un penalti ante Sergio Herrera, su bestia negra, y volvió a estrellarse contra el Shakhtar en el Bernabéu.
Ancelotti le dio otra tregua en el campo del Getafe, antes de devolverle al ruedo este miércoles en Varsovia para que fuera afinando la mirilla de cara al clásico, aunque de nuevo sin pólvora. Ahí se verá las caras con Robert Lewandowski, el artillero que fichó en verano por el Barça para librar con él un enfrentamiento propio del salvaje oeste. El polaco y el francés tientan sus revólveres para el duelo en el corral del Bernabéu. El destino del choque depende, en buena medida, de sus respectivas punterías.
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Robert Lewandowski es la gran esperanza del Barcelona de cara al clásico que se disputa este domingo en el Santiago Bernabéu. El delantero polaco ha firmado un inicio de temporada que ni los más optimistas esperaban, es el máximo goleador de la Liga con nueve tantos en apenas ocho partidos y llega al duelo frente al eterno rival siendo uno de los pocos jugadores que se salvó de la quema ante el Inter en la Champions League. Si los culés quieren los tres puntos, necesitan la mejor versión de su estrella.
«Amo jugar contra el Real Madrid. Para mí es algo especial y estoy preparado para estos grandes partidos. Es una oportunidad de cambiar nuestra mentalidad tras la decepción del partido de Champions, es un reto enorme», aseguró esta misma semana Lewandowski en una entrevista concedida a #Vamos. El delantero polaco sabe de la importancia del choque y es consciente de que por sus piernas pasan buena parte de las opciones de un Barça que llega a la cita tocado y con la necesidad de dar un golpe encima de la mesa en el campeonato doméstico.
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El Barcelona necesita la mejor versión de su nueve, esa que ha acompañado a los culés desde que iniciaron la temporada casi de forma ininterrumpida. Y es que Lewandowski se ha saltado cualquier periodo de adaptación, ha jugado doce partidos oficiales con la camiseta azulgrana entre Liga y Champions y ya suma catorce goles, unos números demoledores que suponen nada menos que el 50% de la producción anotadora del equipo y que ya superan a cualquier jugador de la plantilla del pasado año. Ni siquiera Memphis Depay y Aubameyang, que lograron trece ambos, son capaces de igualar los registros que el ex del Bayern ya acumula a mediados de octubre.
Para que Lewandowski brille en el Santiago Bernabéu, el Barcelona tendrá que mejorar la profundidad que tuvo en su último partido fuera de casa, ante el Inter de Milán. Ese día el polaco quedó fijado entre centrales y los Dembélé, Ansu Fati o Raphinha fueron incapaces de encontrarle en posiciones en las que pudiera hacer daño a Onana. Ese guion es el que peor le podría venir a un jugador que tendrá de nuevo un reto ante dos de los centrales más en forma de Europa. Militao y Alaba forman un tándem prácticamente impenetrable, una pesadilla para cualquier nueve de referencia que tenga que recurrir al cuerpo a cuerpo. Ese será el gran reto de Lewandowski en el Bernabéu, encontrar espacios en mitad de la muralla blanca.
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El Real Madrid fue la víctima en una de las noches más especiales de Lewandowski en su carrera. Corría el año 2013, semifinales de Champions, y el Borussia Dortmund arrolló a los blancos en una exhibición que tuvo el nombre propio de un imberbe Robert, autor de cuatro tantos. «Fue un gran momento para mí, he mantenido esos recuerdos siempre en mi memoria», asegura el ex del Bayern. Aquel día puso de forma definitiva su nombre en el estrellato y se convirtió en uno de los nueves más cotizados del fútbol europeo, un lugar que hasta la fecha todavía no ha abandonado.
Fue el momento cumbre de Lewandowski ante el Real Madrid en un camino de sobresaltos. Tuvo su gran noche pero a partir de ahí los números han sido los de un jugador terrenal. Ha marcado seis goles frente a los blancos en ocho partidos y ha cosechado tres victorias, dos empates y tres derrotas, dos de ellas en un Bernabéu que nunca ha conquistado. No hay mejor manera de estrenarse que con la camiseta del eterno rival.
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