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P. RÍOS
Jueves, 2 de febrero 2017, 18:19
"Esta victoria nos refuerza", afirmó Luis Enrique tras el 1-2 del Barça en el Vicente Calderón, un resultado que le coloca a un paso de la final de Copa, pero que todavía no elimina a un Atlético que irá a por todas ... en el Camp Nou el próximo martes. Pero la frase del técnico asturiano ya es indicativa del momento que vive el equipo azulgrana, anteponiendo ya los resultados de forma descarada al juego. En el fondo, Luis Enrique fue sincero. El triunfo refuerza, sí, pero no el fútbol. Y la historia del club azulgrana evidencia que a los éxitos ha llegado haciendo las cosas muy bien, no solo ganando. Y ahora, aunque puede obtener algunos triunfos sonados por la calidad extraordinaria de algunos de sus jugadores, al Barça le falta regularidad para mantener una apuesta durante noventa minutos.
Aunque en este inicio de 2017 el Barça parecía acercarse a la versión de las dos últimas temporada, las primeras de Luis Enrique, con un equipo más capaz de dominar los partidos sin entrar en fases descontroladas en las que todo puede pasar, en el Vicente Calderón volvió a aparecer el equipo de las dos caras, el mismo que hizo 40 minutos de exhibición antológica en Manchester ante el City y 50 minutos esperpénticos que le costaron una derrota, eso sí, anecdótica a la larga en su grupo de la Liga de Campeones. O el que en Sevilla, en el Sánchez Pizjuán, ante un rival directo en la lucha por la Liga, fue un juguete roto en la primera parte y una máquina liderada por Messi en la segunda para remontar y ganar 1-2.
Cuando la cara amable se prolonga durante 45 minutos o más, este Barça suele sacar adelante cualquier resultado. Puede bastarle, pero a medida que el tiempo de desconexión crece, como el pasado domingo ante el Betis, cuando solo reaccionó en el último cuarto de hora, las posibilidades de perder (un empate en Liga ya es una derrota a estas alturas) aumentan.
También es cierto que el Barça ha tenido continuidad en su juego cuando ha podido alinear juntos a Sergio Busquets e Iniesta, los dos guardianes del estilo, con jerarquía para que se juegue al ritmo que ellos quieren y en sus zonas del campo escogidas. Lesionados los dos, aunque cerca de recibir el alta, Luis Enrique no encuentra la combinación ideal en la media. Ante el Atlético tiró de los tres con más recorrido, Rakitic, Mascherano y André Gomes, dejando en el banquillo a sus opciones más técnicas, Denis Suárez, Rafinha y Arda Turan. El Barça fue más intenso durante la primera parte, llegó a las segundas jugadas y a los balones divididos, hizo transiciones rápidas, pero cuando el partido necesitó control para manejar la ventaja en el marcador nadie supo hacerlo y en el correcalles casi empata o incluso remonta el Atlético. Luis Enrique necesita más que nunca a Sergio Busquets e Iniesta, aunque asegure que "el equipo que menos se puede quejar de las bajas es el Barça".
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