Torres mantiene viva la llama de Simeone

Pocos confiaban en un triunfo del Atlético en Bilbao, donde el equipo de Simeone volvió a desplegar no sólo solidez defensiva, sino también plena efectividad, para frustrar a un Athletic Club que en la recta final tiró de orgullo y empuje y consiguió encerrar y hacer sufrir a los colchoneros. Sin embargo, el Athletic no tuvo recursos para encontrar espacios frente al colíder, que firmó una victoria labrada con esfuerzo defensivo y pegada.

Fiel a su estilo, cumplió con creces el Atlético en una jornada trascendental para seguir en la lucha, aunque también fue golpeado por la lesión muscular de Godín, quien, otra vez roto en la pierna derecha, no sólo se perderá el miércoles la ida de semifinales de la Champions contra el Bayern en el Calderón, sino que seguramente tampoco podrá defender a los rojiblancos en Múnich el 3 de mayo. El Atlético se queda así sin un hombre básico en el centro de la zaga, cuyo puesto debió ocupar de nuevo, y con una actuacion notable, el joven Lucas Hernández, en quien se puede confiar, al igual que en este equipo de Simeone que aunque juegue con fuego es irreductible en actitud y sacrificio destructivo.

Tenía mucho respeto la afición del Atlético a San Mamés y al Athletic, pero no acusó el equipo madrileño la presión tras igualar a puntos al Barça y, aunque sin buen juego, dejándose dominar por los de Valverde, recurrió a su paciencia habitual para adelantarse en un momento clave, cuando se acercaba el final del primer tiempo, en el que fue su primer remate a portería.

Aguantó el Atlético con solvencia y sin descomponerse ante el dominio local y, en cuanto tuvo una oportunidad, Fernando Torres, con un perfecto cabezazo a pase de Griezmann, se agarró a un triunfo certificado en una segunda mitad en la que, aunque se arriesgó al encerrarse tantísimo atrás y padeció una agonía, volvió a exhibir fiabilidad ante el fútbol estéril del conjunto vizcaíno. El despliegue y ambición del Athletic no encontró premio porque encontró un muro infranqueable en el Atlético y, sin Aduriz, no tuvo nunca opción de sorprender. Al contrario que el Atlético, que ha encontrado en Torres a un héroe inesperado en el tramo decisivo de la temporada.

Después de ser superior el Athletic en los primeros 20 minutos, con el balón en su poder, aunque sin punch en ataque, el Atlético por fin se asentó, aunque echó muy en falta la elaboración, porque Koke estaba desaparecido como mediocentro y a Griezmann y Torres no les llegaba un balón. Sin embargo, a Simeone y los suyos no les preocupa en absoluto renunciar al fútbol.

Sin claridad local, llegó el despiste defensivo de los de casa y entre el francés y el Niño se adelantó el Atlético, para obligar al Athletic a remar contracorriente durante toda una segunda parte en la que los de Simeone volvieron a sufrir tan echados atrás, casi colgados todos de su portería. Hasta que superado el trance de nuevo se estiró el Atlético y pudo dar la tranquilidad visitante de forma definitiva Griezmann a falta de siete minutos. Lo impidió Iraizoz tras un gran zurdazo del francés, después de que el Athletic se hubiese desfondado, con juego pero desesperado en ataque, sin posibilidad de generar ocasiones claras con el Atlético entregado a la destrucción.