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Amador Gómez
Sábado, 2 de abril 2016, 00:17
A tres días de una fecha marcada en rojo en el calendario del Atlético de Madrid, Fernando Torres volvió a ser titular y exhibió su mejor nivel contra el Betis, que sufrió no sólo ante la ambición, despliegue y buen juego de un equipo que ... va a más, sino también el reencuentro con el gol del Niño y la frescura de un delantero que ansía erigirse en importante en la que seguramente será su última temporada en el equipo de su vida. Torres, retirado en medio de una merecida ovación por un Calderón que después de cierto desencanto volvió a disfrutar de su ídolo y de su equipo, abrió el marcador con un gran tanto gracias a un pase magistral en profundidad de Koke, generó por la banda derecha la jugada del segundo de Griezmann, que con otro doblete ya lleva 19 en esta Liga, y sentenció así a un débil Betis que intentó sobrevivir encerrado en su campo y pudo llevarse una goleada aún más escandalosa.
Fue Torres, pletórico y ya con un puesto seguro en el once del martes en el Camp Nou, quien acabó con el tedio cuando se acercaba el descanso y dio entonces alas a un Atlético que, de menos a más, se aprovechó del gran momento de su delantero, que volvió a jugar como no se recordaba. Sin embargo, curiosamente, tras su sustitución, cuando aún faltaba media hora de partido, el Atlético pasó por encima del Betis y materializó entonces su enorme superioridad con otros tres goles. Fernando Torres está de vuelta y con una notable actuación coral el Atlético se rearma para el choque de ida de cuartos de final del martes en el Camp Nou. Tras arrollar al conjunto sevillano, el Calderón obligó a sus jugadores a salir de nuevo al terreno de juego para agradecer, no sólo su desempeño ante el Betis, sino también darles ánimos para el trascendental duelo europeo contra el Barça. Lejos de dejarse ir y relajarse con vistas al partido ante los azulgrana, el Atlético quiso demostrar que, aunque la Liga esté perdida, no existen encuentros menores para este bloque.
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No hubo más rotaciones que las obligadas y, por si no tenía claro Simeone si Torres debía ser o no titular frente al Betis, la gastroenteritis de última hora de Vietto dio luz verde de forma definitiva a la entrada del ariete madrileño en el once. En un equipo titular que a pesar de la cercanía del enfrentamiento del Camp Nou apenas se reservó, ni en la alineación, ni en el campo. Aunque en la cabeza de los rojiblancos estuviese un partido clave contra el Barça para mantener vivo el sueño de la Copa de Europa, el técnico argentino recurrió a los mejores que tenía disponibles para obtener una victoria más, garantizar el segundo puesto en la Liga, mostrar su armas y potenciar su ánimo.
La gran novedad fue la inédita pareja de centrales formada por Nacho Molsalve y Lucas Hernández, pero ante la incapacidad ofensiva del Betis, la noticia al final no estuvo en la defensa, sino en un ataque liderado por un Fernando Torres encendido que quiso aportar, además de gol, claridad, desborde y control, pese a que sigue fallando demasiado cuando se le presentan grandes oportunidades. Así volvió a ocurrir contra un Adán que fue protatonista negativo en la cantada del 2-0, que se le coló entre las piernas, aunque el portero del Betis también realizó intervenciones de mérito que evitaron más goles de un Atlético que, después del aburrimiento de la primera parte roto por el golazo de Torres, convirtió al rival en un juguete que no dejó de dar facilidades defensivas. También falló Oblak en el tanto anotado por el goleador bético de siempre, Rubén Castro, pero fue sólo un pequeño lunar en un guardameta que, cuando los verdiblancos tuvieron la oportunidad de acercarse 2-1, volvió a estar sublime, con una estirada y una mano imposible al inicio de la segunda mitad que pegó en el poste.
El palo, pero en el área contraria, también impidió otro tanto de Thomas antes de que el Betis, ya bastante sobrepasado durante ese período por la intensidad, la combinación y la llegada de los rojiblancos, recortase distancias. El Atlético desplegó en esa segunda parte su mejor juego, tras habérselo tomado con algo de calma en el primer tiempo y ser entonces demasiado previsible. Sin embargo, el Atlético estuvo desatado en el segundo tiempo y acabó arrollando al Betis. Se echaba mucho en falta la capacidad goleadora de los colchoneros, pero el Betis se convirtió en la mejor víctima para que el Atlético acuda al Camp Nou con la puntería recobrada, y reforzado psicológicamente.
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