Ignacio Tylko
Miércoles, 2 de marzo 2016, 09:28
El Real Madrid experimentó una ligera mejoría en feudo del colista, pero sigue grave. Le revitalizaron la velocidad, insistencia y capacidad para el desborde de Lucas Vázquez, además del músculo de Casemiro en el centro del campo, pero sus síntomas de enfermedad son evidentes. Tiene ... mal aspecto, camina más que corre y mentalmente parece deprimido. Le faltan buen ánimo, ideas y más frescura física, aunque se salvó de una situación que hubiera sido crítica de no ganar al Levante.
Publicidad
más información
Zidane meditaba hacer una revolución en su equipo tras la derrota en el derbi, pero al final se vio obligado a causa de las bajas por lesión o sanción. Hasta seis cambios en el once con respecto al que fracasó ante el Atlético en el Bernabéu. Fue significativo, no obstante, que Isco fuera relegado al banquillo y que Lucas Vázquez y Borja Mayoral disfrutasen de prioridad respecto a Jesé. Insistió Zizou en el 4-3-3, esta vez con Casemiro en el eje, Kroos a la derecha, donde la aportación del alemán resultó intrascendente, y el perezoso James a la izquierda.
Ya en el primer minuto se observó una jugada que denotó cierto cambio de actitud en los merengues. El pivote defensivo brasileño se arrojó al suelo para cortar un avance de Lucas Orban. Y minutos después fue Lucas Vázquez quien se esforzó para frenar a Rossi. Jugadores entregados a la causa en medio de un equipo plano, lento y con serias dificultades para cambiar el ritmo y percutir sobre defensas cerradas y con las líneas juntas.
Empezó la noche con un paradón de Keylor Navas, quien se lució en el regreso a casa. Se estiró como un felino para desviar un disparo de Rossi, que poco después lanzó demasiado flojo. Tras esos sustos, el Real Madrid comenzó a dominar, pero sin generar ocasiones. Sólo cuando entraba en acción Lucas Vázquez, el más rápido y chisposo, ocurrían cosas. El extremo buscaba el desequilibrio le ganaba una y otra vez a Lucas Orban, poco acostumbrado a jugar de lateral izquierdo. Así llegó la jugada del pueril penalti del argentino, transformado por Cristiano con un disparo duro y raso. Se desquitó así el luso de su error ante el Málaga y anotó su gol 23º en esta Liga.
A falta de buen juego, el Madrid sí pegaba. Sólo tres minutos después de que el astro portugués abriese la lata, Borja Mayoral mostró la condición de gran goleador que le acredita en el filial. No necesitó apenas tiempo y espacio el canterano para lanzar un gran tiro raso desde la frontal. Iba a ser su primer gol en el primer equipo, pero el balón golpeó en el poste y luego en la pierna y el brazo del portero Mariño. Un autogol porque el balón salía hacia afuera.
Publicidad
El trote de James
El duelo parecía ya resuelto pero lo complicó Casemiro en una acción ridícula que afeó su irreprochable conducta hasta entonces. Se zambulló a la piscina pidiendo una falta que no existió cerca de su área, y preludió el gol de Deyverson, el delantero brasileño al que Rubi, su propio técnico, exige más cabeza. Pese a su grave error, Casemiro estuvo mejor que Kroos. Y mostró una actitud muy diferente a la de James. Con ese trote que le distingue sobre el césped y su constancia para llegar tarde a cada área durante este curso, el colombiano se está ganando cada día más enemigos dentro del club. Su toque es excelente pero su condición física, lamentable.
Zidane debió llamar al orden en el descanso porque el Madrid salió con más firmeza, autoridad y convicción en la segunda mitad. Kroos retrasó algo más su posición para ayudar a Casemiro y James apareció algo más en ataque. El cafetero se sacó de la chistera un gran disparo de rosca que a punto estuvo de entrar tras rozar en Simao y un pase magnífico a Cristiano, cuyo remate con el interior de primeras se estrelló en el poste. Pero se le exige mucho más. Debía haber orden de acabar las jugadas, porque hasta Nacho y Casemiro se animaron en disparos lejanos.
Publicidad
No remataba la faena de aliño el Real Madrid y Casemiro, ya agotado y los gemelos avisándole, dejó su puesto a Kovacic. El marcador, tan corto, permitía soñar a los granotas. Rubi realizó tres cambios ofensivos y hubo incertidumbre hasta que, ya en el descuento, el recién entrado Isco, con besito incluido a Jamés en el cambio, aprovechó un gran pase de Cristiano. Cuando hay más velocidad, todo es diferente. Preocupa que hasta cuatro jugadores, entre ellos Kroos, sufrieran calambres.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.