La valentía del Rayo frena al Sevilla

Inmersos en la misma buena racha de resultados, sin conocer la derrota en lo que va de segunda vuelta, Rayo y Sevilla se citaron en Vallecas en busca de afianzarse en la quinta plaza, en el caso del cuadro andaluz, y en el de alejarse del descenso los franjirrojos.

A los nueve minutos, el Sevilla golpeó primero con un gol de N'Zonzi, que empujó un balón muerto sobre la línea de gol tras un rechace de Juan Carlos a un cabezazo de Gameiro a la salida de un córner botado por Krohn-Dehli.

Al conjunto andaluz le funcionó muy bien la presión tan alta que puso y que descolocó al Rayo, que sufrió mucho para retener a los atacantes rivales, en especial a Gameiro, que, a los diecinueve minutos, fabricó el segundo gol con un pase al hueco que Vitolo disparó cruzado y que Iborra aprovechó para rematar al fondo de las mallas el rechace de Juan Carlos.

Solo un minuto después, el Sevilla pudo dejar sentenciado el choque con otro desajuste defensivo del Rayo, que dejó solo a Iborra para que estrellara un remate dentro del área en el poste izquierdo de la portería de Juan Carlos.

El primer acercamiento con cierto peligro del Rayo llegó a los veintitrés minutos, con un disparo desde fuera del área de Bebé que se marchó por encima del travesaño, y poco después Pablo Hernández, con un remate que se marchó rozando el poste derecho, levantó un poco los ánimos del equipo local.

Punto de inflexión

La pobre imagen que estaba dando su equipo a nivel defensivo y de construcción, unido al intento de remontada, llevó a Paco Jémez a realizar dos cambios muy ofensivos en los primeros treinta y cinco minutos con la salida del lateral izquierdo Nacho y del centrocampista Raúl Baena y la entrada del extremo Adrián Embarba y el delantero angoleño Manucho.

Con esos dos futbolistas, y la valentía táctica de Jémez, el Rayo cambió de cara y antes del descanso recortó distancias por medio de Manucho, que se anticipó a Sergio Rico tras aprovechar un centro desde la izquierda de Embarba.

Tras la reanudación, el Rayo fue a por el partido, sometió al Sevilla y encontró su recompensa a los 62 minutos con el segundo gol, obra de Miku, que remató en el segundo palo, dentro del área y a la carrera, un centro desde la derecha de Bebé.

Al Sevilla le costó mucho encontrar el ritmo del juego en la segunda mitad, aunque siguió inquietando al Rayo cada vez que cogían el balón Gameiro, que estuvo muy participativo y fue el jugador más desequilibrante de su equipo.

El conjunto madrileño pudo culminar su remontada a los setenta minutos con una jugada individual de Bebé, que se marchó por velocidad de su defensor y, al llegar al pico del área, remató cruzado y su disparo se marchó rozando el palo izquierdo.

En los compases finales, el Sevilla adelantó sus líneas y metió el miedo en el cuerpo a su rival, sobre todo a balón parado, mientras que el Rayo, con la entrada del central Chechu Dorado, intentó amarrar un marcador que no se movió más.