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ignacio tylko
Domingo, 10 de enero 2016, 18:06
Aunque durante este curso el Real Madrid le endosó en Liga una manita al Betis, un set en blanco al Espanyol y diez goles a un Rayo en inferioridad numérica, todo ha cambiado con la llegada de Zinedine Zidane, el astro que ha iluminado al ... mundo blanco. Más allá de los cinco tantos al Deportivo, de la mejoría en el juego y de la explosión de Gareth Bale, el Bernabéu pasó de los silbidos a los aplausos y de los murmullos de malestar a los signos de admiración por la sola presencia de Zizou en el banquillo.
Ya desde que se anunciaron las alineaciones por la megafonía del estadio, el escenario del partido fue muy difrerente. Y obvio es que con una atmósfera favorable es mucho más fácil para el profesional atreverse, mostrar sus virtudes y brillar que con un ambiente hostil que genera miedo y tendencia a esconderse.
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Tal y como avisó el técnico francés tras el choque, es pronto para concluir si el cambio de clima será efímero o prolongado. Pero es indudable que el aterrizaje de Zizou, pese a su cortísima experiencia profesional al frente del Castilla, ha generado el efecto balsámico que ansiaba Florentino Pérez para que los pañuelos, pitos e insultos no se dirigieran hacia el palco de autoridades. De momento, el estreno de Zidane es el mejor de un entrenador madridista desde 1959, cuando Manuel Fleitas Solich dirigió un 7-1 frente al Betis.
Capaz de alinear a Isco, de relevarle por James y de contentar incluso a Jesé, Zidane ha puesto en marcha la reconciliación. Se le avecina un calendario favorable al Real Madrid, apeado en la Copa y sólo preocupado por los próximos choques ligueros de este mes ante el Sporting y Espanyol, en Chamartín, y Betis, fuera, antes de que lleguen citas más exigentes y el regreso a la Champions frente a la Roma. Por eso dijo Zidane que «faltan por mejorar muchas cosas, sobre todo sin balón, pero hay mucho tiempo por delante para trabajar».
Autor de tres buenos goles y figura desbordante del partido, hay otra acción de Bale que ejemplifica aún mejor los aires de cambio. Se ganó la mayor ovación del respetable al arrojarse al suelo en el puesto de lateral para cortar un ataque del Deportivo. Ahí radica uno de los mensajes de Zidane, parco en palabras y, quizá, limitado en variantes tácticas.
«Nos dijo que nos esforzáramos y que nos divirtiéramos sobre el campo», resumió el costarricense Keylos Navas sobre la charla del nuevo entrenador, que según explicó después, también reclamó una mejor salida del balón desde atrás. Un retorno a los viejos tiempos del inolvidable Luis Molowny, quien fuera habitual técnico de emergencia y gran símbolo madridista.
El italiano Carlo Ancelotti aseguró, en su columna semanal para la web china Sina Sports, que no entendió la salida de Rafa Benítez del club blanco pero apuntó que la llegada de Zinedine Zidane puede ser una buena opción para la entidad madridista.
«Sé que el trabajo del entrenador siempre está vinculado a los resultados y rodeado de controversia, pero realmente no puedo entender la decisión; solo se había disputado media temporada», dijo.
«Zidane será el quinto entrenador desde 2009, todas esas preguntas se responden así. ¿Siempre tiene la culpa el entrenador? Que cada uno saque sus propias conclusiones», añadió.
También recordó que compartió vestuario con el francés la temporada de la décima Copa de Europa madridista. «El tiempo nos dará la respuesta, pero sin duda Zidane tiene capacidad suficiente para dirigir al Madrid. Le deseo lo mejor», concluyó.
A vueltas con Domenech
Lo dijo Raymond Domenech en tono despectivo, pero en el caso del Real Madrid no le falta razón al exseleccionador francés. No hace falta ser un maestro de la táctica y la estrategia para triunfar. Lo fundamental, insistió, es llevarse bien con el grupo y gozar de buena imagen. Sólo ya por haber sido uno de los mejores jugadores de la historia, por esa volea estratosférica que le dio al Real Madrid la novena en Glasgow, Zidane tiene más ascendencia para la afición y la plantilla que el metódico Benítez. A Rafa, muchos futbolistas le consideran demasiado pesado a la hora de dar instrucciones. Y bromean con lo que ha ganado como futbolista. La figura de Zizou, menos sesudo pero quizá más claro y directo en los mensajes, es un icono.
«Me quedo con la actitud de todos los jugadores, los que actuaron y los que no, con el clima en el estadio, lo bien que tocamos y la capacidad para definir», resumió Zidane. Los mensajes lanzados por algunos integrantes de la plantilla explican la nueva tendencia. «Lo siento por Rafa y me gustaría darle las gracias por su trabajo, pero siendo honestos y viendo el partido, creo que el cambio nos ha venido bien», reconoció, sincero, el croata Luka Modric en Movistar Plus. En la misma línea se leyeron mensajes en las redes sociales. El más significativo, el de Isco, que sólo jugó un minuto en los tres partidos anteriores y el sábado fue titular.
«Contento por la victoria y feliz por volver a jugar al fútbol», escribió el malagueño junto a una foto suya del partido y a emoticonos de balones de fútbol y sonrisas. Tras ver que se interpretaron como una crítica a la figura de Benítez, matizó en un tuit posterior: «Me refería a jugar después de tanto tiempo. Rafa es un gran profesional y le deseo la mayor de las suertes! Un abrazo a todos». El aleán Toni Kroos celebró la puesta en escena, se refirió a «un buen primer paso» y dio las «gracias a los madridistas por el gran apoyo en el Santiago Bernabéu». El capitán Sergio Ramos, que sólo jugó el primer tiempo a causa de unas molestias en el gemelo, destacó el «crecimiento del equipo» y animó a «seguir así».
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