Más difícil todavía para Pedro

Pedro es la gran víctima de la explosión del tridente, compenetrado, bien avenido y, por si fuera poco, tan ambicioso que pone las cosas muy difíciles a Luis Enrique. Messi, Luis Suárez y Neymar quieren jugarlo todo y ya se sabe qué pasó cada vez que el técnico asturiano intentó imponer la ley de las rotaciones con ellos: malas caras, malos gestos e incluso un conflicto en enero que casi tira por la borda una temporada que acabó en triplete. Cuando los implicados tienen tanta calidad que marcan casi todos los goles en el tramo decisivo, lo mejor que puede hacer un técnico es claudicar y mirar hacia otro lado. El damnificado es Pedro, primer suplente del tridente, categoría que aceptaría por su humildad, pese a su palmarés de crack, siempre que significara entrar en rotaciones puntuales. Luis Suárez, que casi se pierde las finales de Copa y Liga de Campeones por una sobrecarga muscular que ya le impidió jugar en el Vicente Calderón el día del título de Liga, podría ser el primero en entrar en razones y aceptar los cambios. Pero quizás cuando eso suceda, Pedro ya no esté en el Barça...

«Es obvio que estoy en una situación delicada porque mi protagonismo no es el mismo», reconoció en el Campus que organiza su Fundación en el municipio de Granadilla, en Tenerife, avanzando que «cuando comience la pretemporada valoraré las cosas con el club para ver qué es lo mejor para todos». Aunque renovo antes del final de la temporada hasta 2019, afirma que «desconozco qué será de mi futuro» y pronuncia una frase que casi suena a despedida: «Estoy contento en el Barça, es el club de mi vida y ha sido un sueño haber conseguido tantas cosas como blaugrana. Ahora sólo quiero pensar en descansar y pasar estos días de vacaciones».

La renovación también se puede leer en clave de traspaso. Mejoró su ficha a cambio de que el club pueda garantizarse un traspaso millonario a un club como el Arsenal, el más interesado. Si se queda, sale ganando Pedro. Si se va, ganarán Pedro, a quien le tendrán que igualar la ficha allí donde vaya, y el Barça. Podría ser su último gesto de generosidad hacia el club de su vida.