Secciones
Servicios
Destacamos
P. Ríos
Domingo, 17 de mayo 2015, 20:57
«El psicólogo es para mí», afirmó Luis Enrique el día de su presentación como entrenador del Barça en referencia a la figura de Joaquín Valdés, uno de los integrantes de su staff técnico. Se entendió que bromeaba, pero casi un año después queda la duda que el técnico asturiano, esquivo con las cuestiones internas del vestuario durante toda la temporada, no resolverá. Luis Enrique, que en su época de jugador exhibía el carácter como una de sus grandes virtudes en el campo y uno de sus defectos fuera, en especial por su trato con los medios de comunicación, habrá tenido que pasar por el diván de su amigo en más de una ocasión para contenerse ante algunos comportamientos públicos que podrían haber provocado el caos en el vestuario si él los hubiera cortado a la manera que se le supone.
Los enfados de Neymar, Luis Suárez y Alves al ser sustituidos en algunos partidos, teatralizados sabiendo que las cámaras les enfocaban, seguramente fueron la secuela de la supuesta pérdida de autoridad del técnico ante Messi antes y después de la crisis de Anoeta tras enfrentamientos en privado que trascendieron. Con ayuda o no de su psicólogo, la gestión que hizo Luis Enrique de esos conflictos confirman que no tiene sentido compararlo con lo que transmitió como jugador. Ya debió vivir procesos parecidos en el Barça B, la Roma (allí comenzó peleado con Totti y acabaron aliados) y el Celta, en sus anteriores etapas como entrenador, pero es ahora en el Barça cuando todo es más mediático. Y ha quedado claro que su conocimiento de los estados anímicos de los jugadores, de sus caprichos, le han servido para mirar a tiempo hacia otro lado sin dejar de mandar en el vestuario. Saber vivir en conflicto también es una característica de buen entrenador, especialmente si esos jugadores, teóricamente sin feeling con él, acaban dando lo mejor de sí mismos. El caso de Piqué también es ejemplar: estuvo tres partidos sin jugar en el primer tramo de temporada en lo que pareció un castigo por su actividad extradeportiva y captó el mensaje. Esta temporada ha recuperado su mejor nivel.
Luis Enrique ha conectado con la afición que le idolatró como jugador y capitán por su entrega. Ahora le han valorado que haya recuperado la mejor actitud de sus futbolistas y que haya implantado un juego rápido y vertical, al servicio de un tridente de categoría descomunal como Messi, Luis Suárez y Neymar. No es que rompiera con el toque y el control, aunque a veces lo pareció. Pero sí tenía un plan y lo ejecutó enfrentándose a las exigencias del entorno, eternamente seducido por la filosofía de Cruyff y Guardiola. El Barça llevaba un par de años siendo muy previsible y eso se tenía que acabar.
Poco dado a las explicaciones futbolísticas en las ruedas de prensa, donde su desconfianza hacia los medios de comunicación ha sido manifiesta, tampoco se entendió que no apostara durante meses por un once inicial fijo, prefiriendo unas rotaciones que rompieron el ritmo competitivo y que impidieron que se adquirieran los automatismos necesarios. El tiempo también le ha dado la razón en ese sentido. Toda la plantilla se ha sentido importante y los jugadores han llegado al tramo decisivo de la temporada en una gran forma. Corrió el riesgo de dejarse puntos por el camino con alineaciones menos fiables, sí, pero salió bien.
Se advierten algunas carencias tácticas en comparación con algunos entrenadores más obsesionados con el juego posicional, pero su visión más práctica del fútbol también es válida en un equipo que cuenta con tres estrellas mundiales como Messi, Luis Suárez y Neymar. De todas formas, está rodeado de un staff técnico joven, con métodos actuales como un chaleco GPS con el que los jugadores se entrenan durante toda la temporada y que es el chivato de su estado físico diario. Juan Carlos Unzué ha mejorado la efectividad en las jugadas de estrategia de ataque y en defensa la concentración colectiva ha evitado la sangría de pasadas temporadas en ese sentido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.