Isco, en un partido con el Real Madrid.
Real madrid

Isco, un enfado que puede derivar en otro traspaso sonado

El malagueño no se siente indisdutible para Ancelotti y sabe que Wenger le desea como bandera del Arsenal

Ignacio Tylko

Jueves, 30 de abril 2015, 19:07

El malagueño Isco Alarcón, hincha culé hasta hace un par de años y con un perro llamado Messi, cumple con éxito su segunda temporada en el Real Madrid pero está haciendo un máster acelerado para comprender lo que significa jugar y competir con estrellas foráneas ... más relumbrón en el club más laureado del planeta. Sus desbordantes actuaciones de este curso, compendio de clase, visión, desborde, llegada y, lo que es más novedoso en él, sacrificio y solidaridad den el repliegue, no le han servido para ser un jugador indiscutible en los esquemas de Carlo Ancelotti.

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Ha participado en 31 de los 34 partidos de Liga, igualado en el top con Cristiano Ronaldo, y ha sido titular en 23, para un total de 2.093 minutos. En Champions, ha salido de inicio en ocho de los 10 encuentros, con 715 minutos disfrutados. Pero él siente que el futbolista número 12 para el técnico blanco. Ya fue clave el curso pasado para la consecución de la Copa del Rey y de la Champions, y se le consideró el mejor fubolista blanco en la inmaculada racha de esta campaña, con esos 22 triunfos consecutivos que valieron el récord del fútbol español.

La lesión de Luka Modric le convirtió en indispensable y en el ojito derecho de los aficionados merengues. Tanto ayudó en las tareas defensivas que en varios partidos llegó a ser el jugador con más distancia recorrida. Luego se produjo un descenso físico en su rendimiento, considerado lógico desde el cuerpo técnico, acompañado de un bajón anímico. Cuando al fin volvieron Modric y James, y la BBC estuvo disponible, Isco fue carne de banquillo en Vallecas, volvió en el trámite del Bernabéu ante el Eibar y sólo jugó 14 minutos en el primer asalto de Champions ante el Atlético. Si partió en el once en el choque de vuelta, pero se sintió minusvalorado porque concluyó que actuó por las ausencias de Marcelo, Modric, Benzema y Bale.

«Después de tantos meses jugándolo todo y de buenas a primeras no hacerlo Muy contento no estoy, yo creía que estaba haciendo un buen trabajo». Esa declaración sincera de Isco se produjo justo después de que el Real Madrid apease al Atlético de Europa y en un primer momento pasó algo desapercibida entre tanto festejo. Pero ese mensaje negativo ha calado con el discurrir de los días. Comparado incluso con Zidane y Iniesta, Isco se ha visto desplazado del equipo titular con la vuelta del croata y el colombiano y en el Madrid entienden esa pequeña frustración. El jugador reflexionó, entendió que no había sido justo con sus compañeros y con él mismo y se ha comprometido a «terminar a tope» la temporada, ya sea en el césped o entrando desde el banquillo.

Isco fue en el verano de 2013 el fichaje del consenso, un refuerzo que contó con la bendición de Florentino Pérez, Ancelotti y Zidane. Lo veían joven pero ya como un superclase, el jugador nacional con más proyección del momento y estrella en el último Europeo sub-21. El Madrid pagó al Málaga 25 millones más cinco en variables, lo que le convirtió en el fichaje nacional más caro del Real Madrid, tras Xabi Alonso, y antes de pagar nada menos que 38 a la Real Sociedad por Illarramendi. El club blanco tuvo que hacer un último esfuerzo porque el Manchester City le desaba por petición expresa del técnico chileno Manuel Pellegrini, quien conoció bien virtudes en el Málaga. Firmó por cinco años y Ancelotti le regaló los oídos públicamente. «Tiene mucha calidad y puede jugar donde quiera. Es el futbolista joven español con más talento», dijo el técnico italiano.

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Inyección de autoestima

Isco necesita ahora una inyección de autoestima. No sabe qué más puede hacer para sentirse indispensable. Cree que el año próximo volverá a partir como suplente si las estrellas extranjeras están aptas. La BBC es innegociable, y también la línea de tres que forman por detrás Modric, Kroos y James. En esta tesitura, no habría que descartar la posibilidad de que Isco se sienta tentado por algún gran club de Europa que sí le ficharía como jugador bandera. Desde Inglaterra se asegura que el francés Arsène Wenger le desea para el Arsenal y de una primera oferta de 45 millones. ¿Se repetiría el caso del alemán Mesut Özil? En la propia plantilla merengue le consideraban el jugador con más talento. Pero combinaba exhibiciones y jornadas de indolencia. Un jugador con altibajos que le costó al Madrid 18 millones en el verano de 2010 y que tres años más tarde lo vendió por 45, más cinco por incentivos, al gran club del norte de Londres, sin perderle el respeto al histórico Tottenham.

Özil se colocaba al frente del escalafón de traspasos más caros del Real Madrid hasta el verano de 2014, cuando el Manchester United decidió gastarse 84 millones de euros en el argentino Di María para reforzar al equipo de Van Gaal. El Fideo llegó en junio de 2010 al Madrid, procedente del Benfica, al que pagó 25 millones, más 11 en variables. Mantuvo una progresión geométrica hasta convertirse en una de las joyas del mercado y en un negocio enorme para el Real Madrid, donde ya casi nadie se acuerda de él, y tampoco del internacional teutón.

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