El campeón se dosifica ante el colista

Así, aunque el triunfo del defensor del título fue incontestable, se arriesgó a dar vida a los verdiblancos en el segundo tiempo, porque el Atlético, echado atrás, dejó jugar en ese período a los locales y sólo la cruceta impidió que, a falta de un cuarto de hora para el final, el Córdoba recortase diferencias. Diez minutos después fue Oblak quien evitó el gol, con una fantástica parada voladora en un momento en el que el colista buscaba con ahínco el gol del honor ante tanta contemplación y dejadez de los visitantes.

Con la lección muy aprendida para doblegar a un equipo que camina sin remedio hacia Segunda, al Atlético, con un juego muy gris, porque tampoco precisó más y siempre prefiere la practicidad al espectáculo, le bastó con un par de detalles para imponerse a un Córdoba muy inferior. Sin embargo, estuvieron los rojiblancos tan relajados y contemporizadores, que les faltó el control necesario tras el descanso para no conceder a los andaluces una sola oportunidad y soñar con reducir diferencias. Al igual que en el primer tiempo el Atlético jugó tras el primer gol con las líneas muy juntas, alejado de su área, y no permitió un solo acercamiento del Córdoba ni un disparo a puerta de los locales, en el segundo a los rojiblancos no sólo se les acabó el poco fútbol que habían desplegado, sino que entraron en una dinámica aún más cansina y desaparecieron de medio campo hacia adelante.

Dominado por el Córdoba en toda la segunda parte, Simeone también retiró en esa mitad al único de sus futbolistas que había demostrado chispa en ataque y estar con una marcha más que sus compañeros, Griezmann, quien también estaba negado con el gol desde hace más de un mes y se aprovechó de un error de Zuculini para firmar su tanto número 15 en la Liga y colaborar en una nueva victoria rojiblanca a domicilio después de dos empates a cero consecutivos en la competición doméstica. No hubo brillo en triunfo tan ramplón y a medio gas, pero el Atlético cumplió con los pronósticos y su objetivo, aun a riesgo de complicarse el tramo final, aunque el nivel del enemigo también daba para esas licencias. Igual que los de Simeone nunca quisieron hacer sangre y sus dos 9, Mandzukic y Torres, pasaron totalmente desapercibidos, el Córdoba fue incapaz de beneficiarse algo del pobre partido de los rojiblancos.

El Atlético ya está acostumbrado a cumplir así sus metas, con el mínimo esfuerzo en determinados encuentros en los que no es necesario dar más de sí y, mucho menos, cuando los tres puntos se pueden dar por asegurados antes de cumplirse la primera parte. Lo certificó una acción de laboratorio, en un saque de banda largo lanzado por Jesús Gámez que peinó Giménez y culminó de cabeza, libre de marcaje, Saúl. No podía faltar una jugada del Atlético a balón parado en otro encuentro en el que el resultado estuvo por encima del fútbol y tampoco se puede exigir más al campeón cuando se avecinan duelos mucho más comprometidos en la Liga y en la Champions.