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Javier Bragado
Sábado, 14 de marzo 2015, 00:24
Si Diego Simeone intenta convencer de que su pelea es por la tercera plaza de la Liga los resultados se empeñan en darle la razón. En Cornellà-El Prat el Atlético de Madrid trabajó las virtudes habituales y Antoine Griezmann y Koke confirmaron que su ... presencia refresca y refuerza al equipo, pero la posibilidad de lograr los tres puntos se esfumó por una inexplicable acción de Joao Miranda antes del descanso. Jugar con diez hombres recortó las posibilidades de triunfar para un equipo que sólo ha ganado un partido como visitante en 2015 y que ahora desciende a la cuarta posición de la Primera División. El Espanyol, por su parte, se sintió tan desconcertado como su rival y nunca asustó a los colchoneros.
Empezó el partido con dos equipos vivos, con intensidad y dos delanteros como amenaza. Con esos condicionantes se animó el encuentro y ambos desarrollaron un juego vistoso e interesante en busca de golpear primero. Con esas condiciones se apreció que el Atlético contaba con ventaja. A pesar de la baja por sanción de Mario Mandzukic, la presencia de Koke y Griezmann ofreció un conjunto con un nivel más elevado que en sus últimos partidos. El centrocampista volvió a surtir de balones a sus compañeros e incluso se animó a disparar a puerta, pero la solvencia de Kiko Casilla evitó el tanto colchonero. En cambio, el equipo local no logró abrir una vía en el muro rojiblanco porque incluso Tiago ayudó a frenar las arrancadas de Sergio García y los centrales visitantes marcaron sin espacios a Caicedo.
Todo cambió cuando los futbolistas ya miraban a los vestuarios. En una jugada sin aparente importancia Miranda arremetió con su brazo por delante en un salto por un balón dividido con Abraham. El brasileño se ganó la expulsión con su golpe al 'perico', mientras que el local tampoco jugaría la segunda parte porque no logró recuperarse del choque. Con diez jugadores, Diego Simeone optó por reagrupar a sus hombres. Metió a Fernando Torres en el banquillo y Giménez ocupó el hueco dejado por el expulsado.
Al inicio de la segunda parte el Espanyol asumió el cambio de roles y avanzó sus líneas pero la realidad es que el conjunto blanquiazul se desvaneció hasta desaparecer. De hecho, la nueva situación no complicó a la defensa atlética y simplemente redujo sus posibilidades en ataque al restarle un delantero. Aun así, en una incorporación Raúl García atisbó la victoria pero una gran intervención de Casilla desvió el balón a saque de esquina. También Arda Turan obligó a responder al guardameta 'perico', el mejor de los de Sergio González. El Atlético se despidió con personalidad porque nunca bajó los brazos para conformarse con el empate ni sus jugadores dieron la sensación de pensar más en el duelo contra el Bayer Leverkusen del martes. Es más, la actitud del Atlético de Madrid enterró a un Espanyol que no supo manejar su mayor número de efectivos y sólo la falta de puntería y Casilla redujeron las opciones de los de Simeone en Liga. Ahora, el argentino ya puede mantener su discurso por detrás del Valencia.
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