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P. Ríos
Lunes, 16 de febrero 2015, 20:03
El 8 de enero, cuatro días después de la dolorosa derrota en Anoeta, el Camp Nou se dividió entre los que coreaban el nombre de Luis Enrique y los que silenciaban ese cántico con silbidos justo antes de aclamar a Messi. El conflicto sucedió en ... el Barça-Elche, en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, y era la consecuencia de la pelea entre el crack mundial y el entrenador azulgrana antes de visitar a la Real Sociedad, un hecho que se filtró a los medios de comunicación. Entre ambos encuentros, la destitución de Andoni Zubizarreta como director deportivo, la marcha de Carles Puyol y la convocatoria de elecciones por parte de Josep Maria Bartomeu para el final de temporada. El Barcelona se tambaleaba al borde del abismo y los aficionados fueron los más inteligentes cuando desde el Gol Sur, donde se siguen ubicando los más radicales que ya idolotraban a Luis Enrique como jugador, se coreó el nombre del entrenador. No es que aquel día se abucheara al técnico. Más bien lo que el grueso de los socios hizo fue demostrar a Messi que seguían estando a su lado, aunque se hubiera equivocado con algún asunto disciplinario. Es lo que tiene ser el mejor del mundo.
Han pasado 40 días del peor momento del Barça y ya se puede hablar del mejor momento del Barça. Desde Anoeta, once victorias seguidas que tuvieron su epílogo, de momento, con el 5-0 al Levante, el triplete de un Leo Messi que ha recuperado su mejor nivel y la ovación final a Luis Enrique, otra vez iniciada en el Gol Sur, pero esta vez ya acompañada por el resto del estadio sin miedo a molestar a Leo. Para entonces, Neymar ya había logrado otro gol para sumar 17 en 23 jornadas y Luis Suárez, suplente por un día, había volado para cazar un balón de forma acrobática y marcar por segundo partido de Liga consecutivo. El Camp Nou se puso en pie y revivió los días más alegres de la era Pep Guardiola o el final de la Liga de los 100 puntos de Tito Vilanova.
Este Barça todavía no ha ganado nada, pero ha aprendido los automatismos de manera que no se notan las rotaciones masivas de jugadores entre Liga y Copa. Sólo Mascherano, Messi y Neymar repitieron, por ejemplo, entre la ida de la semifinal del torneo del KO ante el Villarreal y el choque liguero frente al Levante. El tono físico, además, parece camino de ser el ideal para afrontar el momento cumbre de la temporada. Messi, con 26 goles ligueros, está a punto de dar caza a Cristiano Ronaldo, plantado desde hace semanas en sus estratosféricos 28. Y eso que el argentino juega más para sus compañeros que nunca. Si aquel 8 de enero no se hubieran silenciado los cánticos en favor de Luis Enrique en un momento de máxima tensión, quizás nada de esto estaría pasando. Messi sigue siendo el rey y si detecta el cariño de los suyos, se entrega.
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