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Amador Gómez
Jueves, 12 de febrero 2015, 19:45
Aunque los vídeos grabados durante su polémica fiesta de cumpleaños tras la humillación sufrida en el Calderón demuestren lo contrario, Cristiano Ronaldo vuelve a estar triste. Seguramente no tanto como cuando en septiembre de 2012 realizó aquellas explosivas declaraciones por no sentirse valorado en el ... Real Madrid ni querido en el vestuario, además de estar harto de que el club no le apoyase en su pelea por el Balón de Oro y de que no renovase su contrato. Entonces llegó a decirle a Florentino Pérez que se quería marchar del Real Madrid, sin dar más explicaciones. Casi dos años y medio después, Cristiano se divierte bailando y cantando sobre el escenario, pero atraviesa muy mal momento físico y anímico, reflejado en su sufrimiento en el terreno de juego. «Si juega Cristiano, empezamos ganando los partidos 1-0», se congratulaba el pasado mes de octubre Carlo Ancelotti. Entonces, el crack portugués, lanzado, se encaminaba no sólo a ser proclamado por segundo año consecutivo el mejor futbolista del mundo, sino también a batir el espectacular récord de 50 goles en la Liga establecido por Leo Messi.
Conquistado de nuevo el Balón de Oro, celebrado con ese aullido que ya le está costando caro ante las aficiones rivales, y también el Mundialito, Cristiano es desde que ha comenzado 2015 una sombra de sí mismo. Aquejado de una tendinitis rotuliana crónica en la rodilla izquierda y afectado por su ruptura sentimental con Irina Shayk, aunque el Real Madrid presuma estos días a través de su web de que «Cristiano Ronaldo lleva el mejor registro goleador de su carrera (36 goles en 32 partidos)», el delantero luso sólo ha marcado cuatro tantos en sus últimos siete encuentros y ha dado un solo pase de gol. Ahora, ni marca, ni asiste ni participa en el juego, además de mostrar, como el pasado sábado ante el Atlético de Madrid, una lamentable falta de actitud, como la mayoría de sus compañeros. Según su representante, Jorge Mendes, estaba «destrozado» tras la goleada en el derbi, aunque ello no impidió la diversión hasta la madrugada en una juerga ya programada por haber cumplido los 30.
«¡Eh, Cristiano! ¡Menos fiestas y más cojones!», le gritó el miércoles a Cristiano un hincha del Real Madrid a su salida de la Ciudad Deportiva de Valdebebas. Ya empiezan a proliferan también las voces entre el madridismo que consideran que es el momento de vender a la estrella portuguesa que cumple contrato en 2018, antes de que el club y la afición tengan que arrepentirse, ahora que ha llegado el maná televisivo a la Premier y que él comienza a dar preocupantes síntomas de cansancio y, de nuevo, de fastidio. El Cristiano soberbio, irascible y a la defensiva ha vuelto. «¿Conoces a alguien que siempre esté a tope?», le preguntó recientemente a un periodista que le interrogó sobre su estado de forma, reconociendo agotamiento.
Como muestra de impotencia y agresividad incontenible, el portugués se ha perdido este año dos partidos por la sanción que se ganó por su patada sin balón a Edimar en el estadio del Córdoba, donde se despidió del campo sacando brillo al escudo de campeón del mundo. El sábado tildó de «poco inteligente» al reportero que le preguntó tras el 4-0 del Calderón por su «acto irreflexivo» en el Arcángel y su falta de respeto a la afición verdiblanca cuando abandonaba el césped cordobés. Lejos de asumir con deportividad la derrota y hacer algo de autocrítica, también se le escuchó decir, después del baño de los rojiblancos, que el Real Madrid había sido «mucho mejor que el Atlético».
Siempre que le respeten las lesiones (su tendinitis precisa de reposo activo) y no esté sancionado, Cristiano jugará siempre en un sistema 4-3-3 por la banda izquierda del ataque, con Bale por la derecha y Benzema por el centro, porque Ancelotti ha garantizado la titularidad de la BBC, que ahora chirría. Y lo hace, no sólo por su debilidad en un centro del campo que acusa falta de consistencia y efectivos, sino por el pésimo momento del portugués antes siempre decisivo y ahora poco más resolutivo que sus compañeros, ya que tanto Bale como Benzema suman tres goles en nueve encuentros, con tres asistencias del galés y una del francés. Pese a todo, Ancelotti sigue confiando en recuperar a quien considera es «el mejor». «En el vestuario es un líder. Habla mucho con sus compañeros, sobre todo con los más jóvenes. Es una figura muy importante, como también lo son Pepe, Sergio Ramos, Casillas o Marcelo. Si continúa sintiendo la pasión que tiene por lo que hace, podrá seguir hasta no se sabe cuándo gracias a una constitución física y a una genética únicas», ha pronosticado el técnico italiano en el diario A Bola.
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