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Ignacio Tylko
Martes, 10 de febrero 2015, 16:41
Florentino Pérez salió indignado del palco del Vicente Calderón tras ver deambular a las estrellas blancas en el derbi ante el Atlético, equipo antipático y eterno rival tradicional para el mandamás del Real Madrid. Horas después, el alto dirigente merengue se quedó petrificado al comprobar ... que había trascendido la fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo. La consideró un atentado a la imagen de club ejemplar que siempre quiso proyectar. Al día siguiente se presentó en Valdebebas para pedir explicaciones a los jugadores, arengarles y exigirles volver a ser los de antes.
Al dirigente le molestó que participaran de la fiesta miembros del staff como Fernando Hierro, Chendo o Paul Clement, inseparable de Ancelotti. Y, como a todo madridista de cuna, le causó sonrojo que en la cena y en el cante y baile posterior se divirtieran futbolistas lesionados como Modric, que se marchó pronto a casa y luego se disculpó ante el club, Pepe, James, recién operado de una fractura en el quinto metatarsiano, y Khedira, que en el descanso del duelo ante el Atlético pidió el cambio por un problema muscular.
La respuesta no se ha hecho esperar; el centrocampista alemán es el primer damnificado. Según avanzó la cadena Ser, el exjugador del Stuttgart está sentenciado y no volverá a jugar en el Real Madrid. No ha aceptado las ofertas para renovar, tiene un acuerdo para reforzar el Bayern de Múnich de Pep Guardiola y se marchará con la carta de libertad el próximo 30 de junio.
Sorprende esta determinación porque Khedira, campeón del mundo con la Mannschaft, es un jugador con galones para Carlo Ancelotti, a pesar de que lleva más de dos años lastrado por constantes lesiones. Se recuperó de una grave dolencia de rodilla pero sus músculos después se resintieron. Ancelotti le tiene en sus preferencias muy por delante de Illarramendi, carne de banquillo en el derbi y ante el Sevilla pese a que cuajó un final de partido más que aceptable frente a la Real Sociedad. Si falta alguno de los centrocampistas, Khedira es el preferido del técnico para equilibrar al equipo en los duelos grandes, como ya sucedió en la final de Lisboa pese a salir de una lesión. Y eso que algunos de sus compañeros le ven desde hace tiempo con la mente alejada del Bernabéu. Llega la hora del joven brasileño Lucas Silva, fichaje invernal que podría estrenarse este fin de semana ante el Deportivo y hundir aún más a Illarra.
Enfado en Mestalla
Según algunas fuentes, el presidente blanco ya mostró un enorme enfado semanas atrás en el engalanado palco de Mestalla. Su equipo perdió ante el Valencia (2-1), que remontó la contienda, y Ancelotti decidió hacer un doble cambio en el minuto 70: retiró a James y Bale para dar entrada a Jesé y Khedira. ¿Lo consideró un ataque del técnico al patrimonio del club?. Hay antecedentes. En marzo de 2005, Florentino le reprochó a José Antonio Camacho en el avión de vuelta que David Beckham fuese suplente en el feudo del Espanyol porque se habia perdido varios entenamientos por la grabación de unos anuncios. Y el técnico ciezano dijo basta.
Khedira le gusta a Carletto pero no al presidente, que lo fichó del Stuttgart, por 12 millones de euros y a petición de José Mourinho, tras hacer un gran Mundial en Sudáfrica. Sustituyó al lesionado Michael Ballack, cuajó un buen campeonato y dio el tercer puesto a Alemania con un gol de cabeza a Uruguay (3-2). Khedira era el séptimo alemán en la historia del Real Madrid, tras los míticos Netzer, Breitner, Stielike y Schuster, el portero Illgner y el central Metzelder. Ese verano de 2010 también llegó Mesut Özil y el verano pasado recaló Toni Kroos.
El caso de Khedira reabre la vieja polémica sobre si Florentino Pérez ejerce de presidente y también como director deportivo en funciones. Desde que Miguel Pardeza dejó este cargo en 2014, el puesto quedó vacante. Ramón Martínez maneja la cantera y Juni Calafat, clave en las contrataciones de Odegaard y Lucas Silva, es el jefe de fútbol internacional. Siempre dio la sensación de que Florentino despreciaba a la gente del fútbol, a los técnicos, a los utilleros y a muchos de los jugadores. Tras ganar la décima, El Confidencial publicó que Florentino consideraba que se había ganado el mérito poder reconocerse como «presidente, director deportivo y alineador».
Existen ciertas analogías y hasta fiestas ronaldianas recurrentes, alguna del Fenómeno y otra de CR7, pero Florentino quiere atajar el problema. Trata de evitar por todos los medios que se repitan los hechos que le hicieron capitular en 2006 por concluir que la plantilla se le fue de las manos por mimar en exceso y «maleducar» a las estrellas.
«No culpo a los jugadores, yo soy el único responsable. Algunos están confundidos y yo he participado en ello. Figo, Zidane o Beckham formaban parte de nuestro proyecto estratégico pero soy culpable de no transmitir una responsabilidad distinta. El exceso de triunfos y quizás una mala asimilación de mis mensajes provoca que haya jugadores a los que no he sabido más que maleducarles. Aceptando mi responsabilidad, dejo la presidencia, dijo Florentino al abandonar la nave.
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