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P. Ríos
Lunes, 2 de febrero 2015, 16:35
Un mes después de la crisis deportiva e institucional que amenazó con llevarse todo por delante, el Barça afronta su semana más tranquila de la temporada. Tras aquella derrota en Anoeta, la pelea entre Luis Enrique y Messi, la destitución de Andoni Zubizarreta como director ... deportivo, la renuncia de su adjunto Carles Puyol y la convocatoria de elecciones anticipadas a la presidencia por parte de Josep Maria Bartomeu -¡todo en un par de días!-, el equipo azulgrana ha encadenado ocho victorias consecutivas entre Liga (Atlético, Deportivo, Elche y Villarreal para mantenerse cerca del Real Madrid en la lucha por el título) y Copa (dos de en octavos ante el Elche y dos en cuartos frente al Atlético para clasificarse para las semifinales). Luis Enrique ha visto el momento propicio para dar dos días de descanso a sus jugadores (martes y miércoles) que en el caso de Messi serán tres porque este lunes no hizo trabajo de recuperación por asuntos personales.
Será un buen momento para que Gerard Piqué presente en sociedad a su segundo hijo con Shakira, el recién nacido Sasha, pero también para que Dani Alves comience a preparar su futuro lejos del Barça. El lateral brasileño acaba contrato en junio, por lo que desde el 1 de enero puede negociar con cualquier club. Su regularidad en un equipo al que llegó en 2008, su buen momento tras unos meses en la línea mediocre de sus compañeros, la confianza de Luis Enrique y la sanción de la FIFA, que impedirá al Barça reforzarse durante todo 2015, son circunstancias que invitaban a pensar en que el club azulgrana acabaría ofreciéndole una renovación. En mayo cumplirá 32 años, pero se cuida y le quedan varios cursos de rendimiento asegurado, además sin los viajes transoceánicos ni el desgaste de jugar con la selección de Brasil, que ya no cuenta con él.
Sin embargo, el tiempo pasa y la frialdad se mantiene entre el club y el jugador, que acabó las dos últimas temporadas muy molesto porque se enteraba a través de los medios de comunicación de que el Barcelona lo ponía en el mercado con el objetivo de ingresar un pellizco económico bajo el argumento de que había que renovar su demarcación. Pero Martín Montoya, la apuesta de la casa, se quedó estancado y Douglas, el proyecto de la dirección deportiva ya finiquitada, resultó ser un fiasco. Alves es un fijo para Luis Enrique y ahora tiene la sartén por el mango. El club le necesita y él no renovaría a cualquier precio: de querer eliminarlo a retenerle sin rebajarle el sueldo. El club se lo piensa demasiado porque sabe que va a quedar en evidencia.
Su agente, Dinorah Santana, que además defenderá sus intereses con uñas y dientes como exmujer y madre de los hijos de Dani Alves, reveló el domingo en Canal Plus que «Alves está más fuera que dentro, el Barça no se ha puesto en contacto con nosotros y puede perder al mejor lateral posible porque tiene pretendientes». La representante garantizó que «él lo dará todo mientras esté aquí, pero no puedo decir más, Y nos gustaría quedarnos Podría renovar, pero si se tiene que ir se irá. Ofertas no le faltan».
Balones fuera
El presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, fue preguntado al respecto y lanzó balones fuera: «No corre prisa, son temas de los que no hablamos porque no estamos planificanco la próxima temporada. A partir de febrero o marzo tocaremos estos temas, pero no lo haremos público. Ahora estamos centrado en la temporada actual». Y Luis Enrique contestó con incómodos silencios intercalados entre sus palabras: «De estos temas no hablo son cosas del club». Dio la sensación que quería decir de la dirección deportiva, de hecho lo acabó diciendo, pero como dudando de su existencia. Y es que todavía no convence demasiado la combinación inventada por el club con cuatro hombres al frente de esa parcela: el italiano Ariedo Braida para el mercado internacional, el vicepresidente Jordi Mestre, el directivo Javier Bordas y el ex jugador Carles Rexach. ¿Pero quién decide sobre Alves si ni siquiera Luis Enrique sabe si seguirá la próxima temporada con un presidente que gane las elecciones que no sea Bartomeu? El problema de ese vacío no sólo afecta a Alves. Los representantes de muchos jugadores del filial y del fútbol base no saben a quién dirigirse para plantear sus inquietudes mientras clubs poderosos se les acercan.
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