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P. Ríos
Lunes, 19 de enero 2015, 16:56
No ha trascendido lo que se dijeron Leo Messi, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Sergio Busquets en la reunión de capitanes que mantuvieron tras el conflicto del argentino con Luis Enrique. Se da por hecho que la comunicación del 10 con el entrenador del Barça ... no ha mejorado en lo individual, pero sí es evidente que la relación profesional entre ambos vive el mejor momento de la temporada. El goleador azulgrana, con 19 tantos en 19 jornadas, ha encadenado dos partidos pletóricos. Magia y puntería nunca le faltaron incluso durante la pasada temporada, cuando físicamente no podía con las botas, pero ante el Atlético, el día del 3-1 en el Camp Nou, y el Deportivo, 0-4 en Riazor, además ha exhibido la chispa de sus mejores días, la punta de velocidad que le hace ser imparable, la implicación defensiva que motiva a sus compañeros a estar a su altura. Fue otro hat trick, el número 30 de su carrera, y apunta otra vez al Atlético en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey que se juega este miércoles en el Camp Nou.
A Messi no le visto bajar de este nivel altísimo en todo el curso, afirmó Luis Enrique tras el encuentro. Y no le falta razón. El argentino está protagonizando una temporada muy completa, pero en el primer tramo de la temporada parecía más centrado en asistir a sus compañeros que en definir él las jugadas con ese punto de egoísmo que tienen las estrellas y que no se les puede reprochar cuando les sirve para marcar las diferencias en forma de goles. Había perdido un punto de voracidad que ha recuperado tras las vacaciones navideñas, la suplencia en la derrota de Anoeta y la supuesta gastroenteritis. De ese polémico proceso, durante el que se estudiaron con lupa cada una de sus declaraciones y sus movimientos en las redes sociales por si había guiños al Chelsea, Manchester City o Manchester United para la próxima temporada, ha salido un Messi insaciable, pero con la cara de felicidad de antaño, con buena química con sus compañeros, aliado de Neymar y Luis Suárez en el tridente de oro. Está disfrutando tanto que algunos ya piensan que se ha propuesto irse del Barça este verano con la cabeza bien alta, guiando al equipo hacia un gran título con sus registros realizadores de siempre. Sólo es una hipótesis sin fundamento, pero sería el primer referente del Barça que saldría del club por la puerta grande.
Recupera la intensidad
Messi sufrió la pasada temporada porque quería y no podía. La lesión muscular que sufrió en los últimos meses de la campaña 2012-13 le dejó secuelas físicas y psicológicas. La 2013-14 acababa con el Mundial y trabajó para llegar en buenas condiciones con un plan que no fue el adecuado porque no le permitió sentirse a gusto en el Barça y tampoco le sirvió para mantener un nivel óptimo durante toda la cita de selecciones. Sólo tuvo fuerzas para hacer cuatro grandes encuentros, los tres de la primera fase y el de octavos, pero en cuartos, semifinales y la final perdida ante Alemania ya estaba mermado. Durante el curso fue acusado de andar en partidos como la final de Copa o el partido decisivo de Liga frente al Atlético, como si fuese un comportamiento razonado y meditado, pero lo cierto es que estaba atenazado por el miedo a romperse y por unas cargas de trabajo privadas que le hacían sentir las piernas como bloques de cemento.
Con Luis Enrique y su cuerpo técnico, el Barça ha recuperado la intensidad en el día a día de los entrenamientos, no con pistas americanas como se bromeaba por el carácter del técnico asturiano, pero sí con una exigencia física que se había perdido desde que Jordi Roura sustituyó a Tito Vilanova por la enfermedad de éste en la 2012-13 y que se añoró con el Tata Martino en la 2013-14 porque cedió a los deseos de sus cracks y ya se sabe que el jugador siempre acaba buscando la comodidad.
Luis Enrique, por cierto, repitió por primera vez una alineación esta temporada, señal de que podría haber encontrado el once que mejor entiende lo que pide, con Rakitic, Busquets e Iniesta en la media, es decir, sin Xavi, que ralentiza el juego fiel a su estilo. El egarense, que se lesionó en Anoeta, ya está recuperado para enfrentarse al Atlético en la Copa. Habrá que ver si se cuela en la alineación. Y si lo hace, habrá que comprobar si el juego del Barça vuelve a ser previsible. No estarán ante el Atlético los lesionados Vermaelen y Douglas, que tiene para un mes tras una rotura muscular sufrida este lunes. Podrían haber rotaciones en la Copa y Pedro, en gran momento, aspira a entrar en el once, pero Neymar estuvo estelar en A Coruña y ya se fue molesto por volver a ser cambiado antes que sus compañeros de tridente. Messi es intocable. Y Luis Suárez, negado y ofuscado ante el Deportivo, necesita continuidad para ver la luz porque está llamado a ser clave en la fase decisiva de la temporada que ya está aquí. Difícil decisión para Luis Enrique.
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