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Amador Gómez
Domingo, 14 de diciembre 2014, 01:04
Llevaba el Atlético de Madrid desde mayo de 2013, un año y siete meses sin perder en el Vicente Calderón y, precisamente, tuvo que ser en el primer partido tras la expulsión del Frente como peña y sin simbología ni gritos ultras en el estadio ... rojiblanco, cuando el equipo de Simeone volvió a conocer la derrota después de 27 encuentros que habían jalonado la gran trayectoria ante sus aficionados. Aspiraba el campeón de Liga a superar al Villarreal para igualar a puntos a su último verdugo en casa, el Barça, pero la noche culminó con un sorprendente batacazo del Atlético ante un Villarreal que consiguió profanar el fortín del Calderón gracias a un golazo del argentino Luciano Vietto.
Podrá recurrir el Atlético a un error arbitral que impidió que un tanto presuntamente legal de Mandzukic subiese al marcador cuando se iba a cumplir la hora de partido, pero el conjunto rojiblanco, más espeso que nunca y con síntomas de cansancio, no supo salir del atasco en el que le metió el Villarreal, que a falta de sólo cinco minutos golpeó a la contra, en pleno corazón colchonero, con una excepcional jugada de Vietto. Cuando el Atlético ya daba por bueno el empate, el compatriota de Simeone, a quien el técnico rojiblanco hizo debutar en Argentina, demostró su clase y descaro al burlar a Godín, y acabó por rematar Moyá, muy poco antes autor de una mano salvadora ante Cheryshev. Vietto dio así la puntilla a un Atlético en el que se echa en falta fútbol y profundidad y al que esta vez no le valió el balón parado ni la contra. Incluso acabó hincando la rodilla al contragolpe, cuando tanta solidez defensiva demostraba antes y tan difícil era cazarle en carrera.
Después de una primera mitad muy igualada, en la que el Atlético sólo dispuso de una clara ocasión de gol, un disparo de Tiago despejado por Asenjo, y en la que los rojiblancos pasaron del dominio inicial al control defensivo cediendo la iniciativa al Villarreal, la indignación llegó por primera vez al Calderón con el tanto anulado a Mandzukic. Fue un remate inútil del delantero croata, tras una genial jugada de Arda Turan por la derecha, porque el árbitro consideró que Mandzukic cometió falta sobre Mario, cuando, si acaso, se trató de un empujón muy leve sin justificación para ser invalidado. Una grave equivocación que perjudicó al Atlético, que en esos momentos buscaba con ahínco un gol que le adelantase en el marcador y le permitiese afrontar con mayor tranquilidad la última media hora. Sin embargo, también es preciso recordar que el Atlético se salvó de un penalti al filo del descanso, cuando Gabi metió el brazo en el área ante Uche, aunque esa mano sí que era complicada verla en directo.
Aunque en un primer tiempo el Atlético estuvo ya muy romo y demasiado precavido, porque hubo excesivo respeto por parte de ambos equipos y en ese período mandó la presión en el centro del campo, sobre todo de los rojiblancos, el campeón sí dio un paso al frente tras el descanso, intentando elaborar y llegando con peligro a las inmediaciones de un providencial Asenjo. El exguardameta rojiblanco también le amargó la tarde al Atlético con otra gran intervención poco antes del gol anulado, cuando, de nuevo ante Mandzukic, y en un disparo casi a bocajarro del artillero croata, impidió que los de Simeone cogieses ventaja. Esas dos acciones decisivas golpearon al Atlético, que a partir de ese momento casi desapareció de medio campo hacia adelante y volvió a ser controlado por éxito por un Villarreal entregado a trabajos defensivos, sin renunciar a matar a la contra.
Si en la primera parte, en un contraataque fulgurante del Villarreal, fue Cheryshev quien le hizo un gran favor al Atlético al no ceder el balón a Vietto, que se encontraba solo en el área, en la segunda, antes de decidir el equilibrado choque, fue el propio delantero argentino quien no pudo controlar, permitiendo que el atrevido y eficiente Moyá salvase entonces a su equipo. El Calderón respiró entonces con la intervención de su portero en esos momentos de pleno embudo rojiblanco, cuando Simeone decidió retirar a Raúl García y al capitán Gabi para dar otro aire con Griezmann y Cerci, que se colocó en la banda derecha para intentar convertirse en otro puñal, como lo había sido Juanfran en la primera parte. Quemó sus naves el técnico rojiblanco al retirar a Arda Turan, y el Atlético perdió así más desequilibrio y talento.
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