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P. Ríos
Lunes, 22 de septiembre 2014, 14:06
Nunca en la historia del Barcelona el equipo azulgrana había comenzado la Liga sin encajar ningún gol tras cuatro jornadas. Aunque Claudio Bravo, el portero que puede presumir de ese 'cero' en su casillero sin apenas intervenir, afirma que «es mérito de todos porque aquí ... atacamos y defendemos todos», lo cierto es que en este récord es en lo único en lo que Luis Enrique ha conseguido no depender de Messi. La implicación defensiva del equipo, el orden táctico y el derroche físico en el repliegue no pueden ocultar que -aunque defender bien ayuda- los partidos se ganan marcando goles. Y ahí aparece el argentino en su mejor versión para darlos o concretarlos. En principio, así ha sido durante años, la 'Messidependencia' es una bendición, pero también está muy cercana esa última temporada en las que los problemas físicos del '10' lastraron a un Barça incapaz de encontrar otras soluciones. El técnico asturiano se había propuesto que no todo pasara por Leo, repartir esa dependencia, pero ya sabe que le va a costar y espera que el equipo no lo acabe pegando si un día Leo no está a su nivel.
De los 12 goles oficiales que el Barça ha marcado entre Liga (11) y Liga de campeones (uno), nueve llevan la firma de Messi, que ha marcado tres y ha asistido a sus compañeros de forma directa en otros seis. Todos los primeros goles, esos que valoran tanto los entrenadores porque son los que abren la lata y muestran el camino, tienen su sello: marcó el 1-0 ante el Elche (3-0), dio a Sandro el 0-1 en Villarreal (0-1) y asistió a Neymar en los dos frente a Athletic (2-0) y en el que acabó con la resistencia del Levante para encarrilar el 0-5. También sacó la falta que cabeceó Piqué contra el Apoel (1-0).
Luis Enrique sabe el potencial que tiene entre manos y calibra la sensibilidad del tema. Messi es el único que ha sido titular en los cinco partidos oficiales, de hecho los ha jugado enteros. Las rotaciones que ha instaurado con valentía no van de momento con el '10'. «Messi es un jugador único, especial y sus compañeros perciben claramente que no sólo puede regatear sino dar goles», comentó el técnico asturiano, que posiblemente tenía pensado darle unos minutos de descanso ante el Levante, pero que se vio obligado 'anímicamente' a mantenerlo en el campo para que se arrancara la espina del penalti fallado. Y se la quitó con un 0-5 antológico. Pero ya no descansó ni con un marcador muy favorable... No es el primer entrenador del Barça que se encuentra ante el mismo dilema: Pep Guardiola, el fallecido Tito Vilanova y el Tata Martino podrían haber escrito un libro sobre el tema.
Polémica exterior
Messi, por lo menos, está contento, algo que no se puede decir de Neymar por la cara que puso cuando Luis Enrique le sustituyó al inicio de la segunda parte en el Ciutat de València después de que se quejara de un tobillo. El brasileño quería continuar, pero el técnico no quiso arriesgar. El argumento para la polémica fuera de los que siguen el día a día del Barça estaba servido: un crack mundial enfadado. Pero en el club casi se celebró que Neymar tuviera por fin un arranque de carácter después de 14 meses en el Camp Nou con la mente dispersa, un año y un par de meses demasiado frívolos en momentos muy comprometidos. En realidad, es una buena noticia para el Barça descubrir que Neymar quiere jugar los 90 minutos, encarar rivales y golear. Para eso se le fichó y el club se metió en un lío judicial del que todavía no ha salido.
«Se ha doblado el tobillo que se había lastimado hace poco y hemos optado por cambiarlo. Tiene un ligero esguince de tobillo. Ha pedido el cambio, luego ha querido volver a probar, pero ya teníamos decidido el cambio, que también estaba previsto más adelante para dosificar. No hay ninguna polémica», quiso aclarar Luis Enrique, algo esquivo en las alabanzas a Neymar, quizás temiendo que el elogio le debilite y retrase esa explosión definitiva tan deseada por todos. Cuando habla de él siempre hace extensivos los piropos a otros compañeros, no como cuando se refiere a Messi, el único al que se entrega por completo: «Ney ocupa una posición en la que tiene calidad para recibir al pie y calidad para buscar los espacios. Pero no sólo me quedo con Ney, también con los movimientos de Sandro, con Pedro, con todo el partido de Leo».
Neymar, por cierto, es duda para enfrentarse este miércoles al Málaga en La Rosaleda por ese esguince al igual que Rakitic por un golpe que se llevó para salvar el 1-0 con una carrera de 50 metros. El croata, que logró el 0-2 con un cañonazo lejano, sí es el factor diferencial con el Barça de siempre: además de calidad, trabajo inagotable, generosidad en el esfuerzo y disparo desde lejos.
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