Cristiano pone voz al rechazo a la política de fichajes de Florentino

La plantilla, plagada de cracks, era consciente de que el italiano había logrado, tras meses de pruebas, armar un equipo campeón justo después del paso de José Mourinho por la caseta. Carletto se ganó a la caseta, logró recuperar a algunos jugadores señalados como Coentrao, recolocó a Di María, a Bale y a Modric consiguiendo primero la Copa del Rey y después la Champions, que se llevaba esperando 12 años.

La cosa funcionaba, pero en el club blanco el asunto deportivo a veces se topa con otros más relacionados con lo económico. El club decidió fichar a Keylor Navas para romper la batalla entre Diego López e Iker Casillas aunque el elegido para salir fue el meta preferido del entrenador, que por el contrario estaba encantado con la llegada de Toni Kroos pero para dar un refresco a Alonso, no para prescindir del vasco. Lo que más descuadró fue la llegada de James, estrella del Mundial, y que no tenía sitio en el sistema usado por Ancelotti hasta mayo.

Los nuevos fichajes llegaban y desde el primer momento en el club se consideró que debían tener presencia, por encima de jugadores que el italiano consideraba imprescindibles como Di María, caso enquistado desde que se acomodó en enero, y Sami Khedira, que no parece dispuesto a renovar. La suplencia de James en la Supercopa y la presencia de Illarramendi, cada vez más residual, enfadó al presidente que recordaba su precio de traspaso. Difícil el encaje de piezas que se resolvió con dos salidas, la previsible de Di María y la inesperada de Alonso. Kroos tiene un guante, pero no destruye como Alonso, ni James defiende como Di María. El equipo sufre y vuelven a generarse dos líneas, los que defienden sin balón y los que generan cuando lo tienen. Pese a que los fichajes, hombre por hombre, son intachables el equipo transmite ser más vulnerable y, a algunos, empieza a recordar a los problemas de los galácticos de Queiroz.

Reunión de urgencia

Cristiano fue autocrítico analizando la derrota en Anoeta, que provocó una reunión de urgencia de la cúpula del club en el día del cierre de mercado, reconociendo que fue «un partido raro, tras ir 0-2 y que nos tiene que servir de lección de que no podemos dar un partido por ganado y de que hay que luchar hasta el final. No fuimos un equipo serio hasta el final y lo pagamos».

Cristiano sacó la cara por su técnico recordando que Ancelotti tiene «mucha experiencia, sabe lo que el equipo necesita. Hay que dejar que el míster trabaje tranquilo, la temporada acaba de empezar, hay que seguir trabajando. La Champions y las competiciones vienen ahora. Obviamente, tenemos que mejorar», vaticinó. De regalo final llega Chicharito, para competir con Benzema hasta que vuelva Jesé de su lesión, aunque Ancelotti hubiese deseado haber dejado todo como estaba aquella noche en Lisboa