El Barça pide a gritos que se acabe la temporada

El Barça cayó en Granada en la jornada 34ª y desde entonces ha ido trampeando con la clasificación, porque matemáticamente seguía vivo. El empate ante el Getafe, sin embargo, puso el oficioso colorín colorado (solo un milagro lo evitaría) al curso de los Martino, que han llegado al final de temporada muy justitos. Los problemas y las desgracias se han ido acumulando y la plantilla pide a gritos que se acabe el año y el verano permita reconstruir a un grupo que ahora está muy lejos del que deslumbró al fútbol mundial durante más de un lustro. La frase que Puyol le dedicó a Tito Vilanova en el vídeo que el club mostró antes del partido como homenaje al técnico gerundense fallecido hace una semana -«echaremos de menos tu sonrisa»- bien puede servir para ilustrar la situación que vive al equipo.

Y es que el Barça hace tiempo que ha perdido el duende y extraña la alegría por el fútbol. Domina los partidos, ataca y ataca, pero es muy poco resolutivo. Esa chispa de antaño, que le permitía sacar un conejo de la chistera en cada jugada, brilla ahora por su ausencia. A los de Martino les cuesta un mundo crear peligro. La clave está en la frescura, puede que mental.

Aun así, frente al Getafe los blaugranas debieron gana, porque los madrileños apenas llegaron tres veces a la meta de Pinto. Ahora bien, si la zaga no cierra como debe, es muy difícil amarrar los partidos. Ni siquiera aunque se ponga de cara mediada la primera parte, como ocurrió este sábado. No es que Messi, Xavi, Iniesta, Pedro o Alexis estén a un nivel superior, pero sólo con su presencia ya intimidan. Quizá el que mejor está acabando el año es Alves. Y lo que tiene el fútbol. El brasileño centra una media de seis balones al área por partido, pero su cruz este año ha sido que la mayoría de las veces ha sido incapaz de encontrar rematador. Llega hasta posiciones de extremo, levanta la cabeza, lanza la pelota y el 9, que no existe en el ADN Barça, no aparece donde se le espera. Para desesperación del respetable, sus centros, por previsibles y excesivamente reiterativos, han sido todo menos peligrosos en buena parte de la temporada. Justo lo contrario que ante el Getafe. Esta vez, en vez de buscar el centro aéreo, optó por el pase raso y Messi apareció desde atrás y la coló por la escuadra.

El partido parecía que se ponía cómodo para los azulgrana. Sin embargo, un error defensivo propició el empate azulón. Sarabia picó de cuchara un libre directo sobre el área, Lafita la bajó del cielo, y a media vuelta batió a Pinto de tiro cruzado. El linier levantó la banderola, por posible falta del exzaragocista, pero Teixeira Vitienes corrigió a su asistente y dio gol. El Getafe no había hecho nada y se fue al descanso con un puntito.

La segunda parte fue un calco a la primera. Dominio culé, gol a la mitad del tiempo y empate del Getafe cuando parecía que estaba muerto y no daba señales de poder reaccionar. El despiste de los azulgrana en el descuento fue de juzgado de guardia. Gavilán centró desde la izquierda y toda la defensa basculó al primer palo y dejó a ¡tres! atacantes solos en el segundo. Lafita solo tuvo que empujarla. Parecía imposible, pero a nadie en la grada le extraño lo que pasó.