San Mamés empuja, el Athletic responde y el Marsella golpea

Aunque puestos a creer, mejor hacerlo en el presente más inmediato, que además es el que menos 'milagros' requiere por parte de un equipo que ha demostrado poco esta temporada. Ni siquiera en las victorias como la del pasado domingo ante el Leganés invitan al optimismo con el Athletic, que de la mano de Ziganda ni juega ni (casi nunca) gana. De hecho, ni siquiera Raúl García, autor de un doblete frente al conjunto madrileño, estará en la vuelta de octavos por sanción.

Así las cosas, el 'Cuco' y sus pupilos todavía pueden confiar en una remontada que se sustenta en dos pilares. El primero de ellos, objetivamente palpable, es el gol de Aduriz en Vélodrome. Disputando un partido lamentable que pudo haber acabado en goleada, el Athletic demostró que enlazando tres pases seguidos, aunque fuera una única vez, podía hacer daño al Marsella, especialmente por la banda derecha (izquierda para los franceses) que defendía el alocado Amavi. Dos zarpazos del estilo decantarían la balanza rojiblanca en la vuelta siempre que Herrerín no recogiera el balón de su portería en ninguna ocasión, aunque eso es otro cantar.

El segundo de los pilares tiene que ver más con la estadística y el intangible de San Mamés (que ante el Marsella cumple su centenario en Europa), dos valores que no aseguran goles pero que ayudan a marcarlos. Más que en el futbolístico en el aspecto psicológico, que muchas veces es incluso más importante. Y es que el Athletic no pierde una eliminatoria europea en la que juega la vuelta en la Catedral desde hace tres años, cuando el Torino tomó Bilbao (2-3) después del empate a dos en Turín.

En las dos temporadas siguientes el Athletic claudicó primero en el Sánchez Pizjuán, en cuartos de Liga Europa y por penaltis, y después en Nicosia ante un Apoel que se encontró facilidades para hacer daño a la meta de Kepa. Tres años en los que el Athletic ha eliminado en San Mamés al Zilina, al Marsella (ambos en la 2015/16), al Dinamo de Bucarest, al Panathinaikos y al Spartak de Moscú (estos tres en este curso); aunque sólo de Eslovaquia se trajo un resultado adverso, un 3-2 que solventó Elustondo en la vuelta.

En cuanto a las remontadas, el Athletic ya sabe lo que es remontar dos goles de diferencia en Europa. Lo hizo en tres ocasiones de las seis que tuvo, pero la última de ellas fue en la temporada 1994/95. Entonces el hoy presidente Josu Urrutia y el ahora técnico José Ángel Ziganda vestían de corto y fueron titulares en el 3-0 al Anorthosis chipriota.

Por añadirle dificultad a la ya de por sí compleja remontada, el 'Cuco' no podrá contar en San Mamés frente al Marsella ni con el mencionado Raúl García ni con San José, ambos por sanción. Deberá así recomponer su medular titular el entrenador navarro, posiblemente con la entrada de Iturraspe junto a Beñat y la de Córdoba o Vesga en la línea de mediapuntas. Balenziaga, que reapareció tras dos meses y medio de lesión en el Vélodrome con una actuación para olvidar, se quedó fuera de la convocatoria tras no haber podido entrenarse con el grupo esta semana, mientras que Mikel Rico podría reaparecer. Al menos la casi segura de Thauvin en el Olympique (por de pronto está prácticamente descartado como titular) alivia las dudas en el lateral izquierdo rojiblanco, donde la vacante de Balenziaga podría ocuparla el zurdo Saborit o Lekue, diestro pero habituado a jugar a pierna cambiada.

Aduriz había lanzado el órdago en la previa: «El que no tenga la certeza de que se puede seguir adelante mejor que ni venga». Pues bien, San Mamés se llenó hasta la bandera y preparó el ambiente de las grandes noches, inédito esta temporada. Los de Ziganda respondieron con un desempeño encomiable, aunque no fue suficiente y el Athletic tendrá que ver por televisión lo que resta de Liga Europa.

Amenazó de primeras el Marsella con un disparo de Ocampos que detuvo bien Herrerín, pero hasta ahí llegó el susto. Apoyado en la figura de un Iturraspe agrandado en el mediocentro, el Athletic se hizo fuerte presionando la salida de balón del Olympique y buscando en la espalda de sus laterales los desmarques de Williams y Córdoba.

Faltaba remate, en todo caso, porque faltaba último pase. O un centro preciso. A la que Córdoba acertó a mandarla a la cazuela, pese a que lo hiciera bombeado y con la derecha, ahí estuvo Aduriz para meter el miedo al Marsella. Aunque su cabezazo no encontró la escuadra por escasos centímetros.

El esfuerzo pesaba en las piernas de los rojiblancos, que cumplida la media hora comenzaron a llegar tarde en la presión. De ahí sacaría ventaja Payet para enganchar la pelota en la medular y plantarse en el área a base de regates y paredes. Lekue se fue al suelo de una manera un tanto inconsciente y el ‘10’, que es perro viejo, ejecutó un piscinazo en toda regla en el que sólo Anthony Taylor vio penalti y que el propio Payet se encargaría de transformar.

Al grito de «Athletic siempre contigo» que entonó La Catedral, el conjunto rojiblanco se rehízo rápidamente del revés y hasta pudo empatar antes del descanso con un remate de Williams que golpeó en Rami. Luego llegaría la lesión de Yeray, la segunda porque Mikel Rico ya se había retirado con 0-0, para ponerle otra piedra en el camino a la remontada.

La losa definitiva caería tras el entretiempo. Ocampos, autor de un doblete en la ida, recibió en la esquina izquierda del área, dejó atrás a De Marcos y Williams y cruzó un derechazo imparable al palo largo, con rosca incluida. 0-2 y la machada se esfumaba al necesitar el Athletic cinco goles para estar en cuartos.

Ni con 0-2 dejó el conjunto local de buscar la portería de Mandanda, aunque sólo fuera para brindarle un gol a San Mamés. Beñat anduvo cerca primero en una falta que el meta descolgó de la escuadra y finalmente Williams se encontró con el 1-2 en un balón suelto en el área pequeña.

Lo cierto es que el Athletic jugó uno de los partidos más serios del curso, especialmente hasta el segundo tanto, pero adoleció de mordiente y un extra de calidad en el último tercio. Precisamente lo que le sobra al Marsella.