Hazard gobierna con puño de hierro en Bakú

Sin embargo, el partido no ha estado marcado por las alineaciones, las lesiones, el peligro de los 'hoolligans' ingleses o por las polémicas de las entradas -la UEFA sólo dio 6.000 a cada club y ambos han devuelto varios miles-, ni por lo complicado de llegar a Bakú, sin vuelos directos desde la capital inglesa. El nombre propio ha sido el de Henrik Mkhitaryan. El futbolista armenio del Arsenal anunció la pasada semana su ausencia de la final por miedo a su seguridad, a pesar de que tanto la UEFA como la organización se la aseguraban. Armenia y Azerbaiyán llevan muchos años de tensión por la región de Nagorno Karabaj, que forma parte del país azerí pero está gestionada por un gobierno independiente vinculado a Armenia. Esta situación provoca que los armenios no sean admitidos en Azerbaiyán, salvo excepciones, como ocurrió en los pasados Juegos Europeos.

La final tendrá además un duelo especial en las porterías, con Petr Cech y Kepa Arribazalaga. El guardameta de Ondarroa, que ha vivido su primera campaña en el Chelsea y en la Premier, fue decisivo en la tanda de penaltis de la semifinal ante el Eintracht de Fráncfort, mientras que el checo, que ahora se coloca bajo palos en el Arsenal, vistió la camiseta del equipo 'blue' durante once temporadas. Mientras que el español ha jugado toda la competición, Cech ha disputado diez partidos. En lo que hay igualdad es el número de goles recibidos: siete.

Pero Mkhitaryan no será la única baja de Unai Emery para el partido, ya que tampoco podrá contar con los lesionados Aaron Ramsey, Héctor Bellerín, Rob Holding, Danny Welbeck y Denis Suárez. Agarrado a su pareja de ataque, formada por Aubameyang y Lacazette -ocho y cinco goles, respectivamente, en la competición-, que destrozó al Valencia en las semifinales, el técnico español busca acabar con el mal fario que acompaña al equipo 'gunner' en Europa. Aunque en su camino a la final ha firmado unos números casi perfectos, 11 victorias, un empate y dos derrotas, tiene ante sí acabar con la mala suerte que acompaña al equipo londinense en competiciones europeas. Esta será la séptima final del Arsenal en Europa y sólo ha ganado una, la Recopa ante el Parma en 1994. El resto, dos Recopas, una Supercopa de Europa, una Copa de la UEFA y una Champions, las terminó perdiendo.

Además, la única vez que ambos equipos se vieron las caras fuera de Inglaterra, el Chelsea superó al Arsenal en los cuartos de final de la Champions League 2003-04 tras empatar 1-1 en Stamford Bridge y ganar por 1-2 en Highbury. Para los amantes de las estadísticas, el Arsenal nunca ha ganado un partido de competición UEFA ante otro equipo inglés en sus seis intentos (dos empates y cuatro derrotas) y sus últimos tres duelos acabaron en derrota. Por lo tanto, una victoria sería celebrada por todo lo alto entre la afición 'gunner'.

Mientras, el Chelsea se presenta en Bakú con el cartel de favorito, la participación en la próxima Champions asegurada y tras haber firmado una competición casi inmaculada (11 victorias y tres empates). Maurizio Sarri tendrá la duda hasta el último momento de N'Golo Kanté, que se ha perdido los últimos encuentros de los 'blues' por una lesión, mientras que Ruben Loftus-Cheek, Antonio Rudiger y Callum Hudson-Odoi serán baja por problemas físicos. Sí estará Eden Hazard, sobre el que rota todo el fútbol del conjunto londinense y que disputará su último partido con la camiseta del Chelsea antes de poner rumbo al Santiago Bernabéu.

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Pero tres chispazos del belga bastaron para recordarle al Arsenal el peligro que se cernía. En uno de ellos se la sacó Sokratis a Emerson, que exigiría en el segundo a Cech como luego haría Giroud en la mejor ocasión de los 'blues'. Soberbio el cancerbero, que sostuvo entonces a un Arsenal aliviado con la entrada en la caseta.

Poco les duró el respiro ya que Hazard regresó tan suelto como antes del intermedio. De la pujanza del belga nacería la acción que desembocaría en el

Tiró el Chelsea de cuajo defensivo para resistir las acometidas del Arsenal mientras aguardaba la ocasión de sentenciar el choque. Una oportunidad que nació de nuevo en las botas de Hazard, que asistió a Pedro para que el canario volviese a exhibir su carácter letal en las finales. Alfa y omega de los 'blues', el belga, que puso la puntilla certificando el penalti cometido por Maitland-Niles sobre Giroud y luego se asociaría con Giroud para abortar el conato de remontada del Arsenal a partir del gol de Iwobi y evitar que Cech finalizase su carrera con el que habría sido su cuarto título con el Arsenal tras los quince que levantó con el Chelsea, reclamó su segundo cetro de la Europa League como más que probable despedida de