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Ignacio Tylko
Jueves, 6 de noviembre 2014, 03:58
Víctima de su falta de contundencia, de su poca motivación y de diez minutos locos en los que marcó dos goles pero encajó tres, el Villarreal perdió el liderato de grupo en la Europa League y se complicó incluso la clasificación al caer frente al ... modesto Zurich en un estadio fantasma, con muy poco público y donde se escuchaban los gritos de los técnicos como en los entrenamientos. Una derrota impensable que convierte casi en una final el duelo que los castellonenses disputarán el próximo 27 de noviembre ante el Borussia de Moenchengladbach, en El Madrigal.
Harto de perder partidos en la Liga a pesar de brindar un gran espectáculo, Marcelino dejó descansar a casi todas sus figuras en la fría Suiza. Jugando con los suplentes, el Villarreal marchaba invicto y no debía de sufrir frente a un equipo local con serios problemas para llevar la iniciativa en la competición local y que comenzaba como colista de grupo en la competición continental. La plantilla del submarino es magnífica, con jugadores que emergen como el delantero Gerard Moreno, que anotó 12 goles en su cesión al Mallorca. Es móvil, versátil y tiene pegada. Marcó un tanto extraordinario con la izquierda, a bote pronto, y antes había lanzado a la madera con la derecha. Están por delante de él delanteros como Uche o Vietto, pero se merece más minutos.
El joven atacante catalán fue de lo poco rescatable del Villarreal en un duelo que sólo tuvo esos diez minutos vistosos. Se adelantaron por dos veces los de La Plana, gracias a un buen cabezazo de Pina, a la salida de un córner, y a ese remate de Gerard, pero los helvéticos se aprovecharon hasta tres veces de la pasividad de la zaga y portero españoles. Juan Carlos, sustituto de Asenjo, midió mal en la salida que propició el remate del camerunés Etoundi, y se quedó bajo palos tras el balón golpeado hacia el corazón del área por Buff, que entró tras apenas rozarla el central Djimsiti. Ypara colmo, el tunecino Chikhaoui volteó el marcador tras recibir el típico pase de la muerte. Marcelino no daba crédito a tanto desajuste defensivo y tampoco a la falta de visión de los árbitros, que no advirtieron penalti en un agarrón prolongado de la camiseta a Espinosa.
El Zurich se replegó en la segunda parte y maniató a un Villarreal falto de intensidad y de lo más previsible a pesar de que entraron Vietto, para buscar gol, Bruno, para generar más juego en el centro del campo, y Cheryshev, para desequilibrar con más rapidez. La única ocasión llegó fruto de un tiro lejano de Rukavina que acabó contra el poste. Muy deficiente la calificación de los amarillos en una cita de la que Marcelino extraerá conclusiones.
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