La última bala de Hazard

No hay un futbolista tan desequilibrante en el plantel del Real Madrid como Hazard. Lo sabe el técnico, sus compañeros, sus rivales y el propio astro, que precisa de una actuación a la altura de su enorme talento en el Etihad Stadium para dejar atrás las penurias de un curso en el que las lesiones le han impedido abanderar a su equipo como se presuponía al inicio.

El crack de La Louvière ha vivido un auténtico calvario desde que el 13 de junio de 2019 fuese presentado con pompa galáctica en el Santiago Bernabéu como nuevo jugador del Real Madrid. Era el cumplimiento de un sueño pero resultó ser también el inicio de una pesadilla en el apartado físico. Durante sus siete temporadas en el Chelsea sólo permaneció 192 días en el dique seco y se perdió una veintena de partidos por diversos percances, pero en su primera campaña de blanco ha sumado 186 jornadas en la enfermería que le han obligado a ausentarse de 26 choques.

Una lesión en el recto anterior derecho justo antes del debut liguero ante el Celta retrasó su estreno en partido oficial como madridista hasta la cuarta jornada y, cuando comenzaba a coger velocidad de crucero, llegó la fatídica entrada de su compatriota Thomas Meunier en el duelo ante el PSG de la fase de grupos de la Liga de Campeones que acogió el Santiago Bernabéu.

El golpe en el tobillo derecho, el mismo en el que le colocaron una placa de titanio en el verano de 2017, le provocó una fisura de tres milímetros en el pie que crucificó sus ansias de levantar de su asiento a la parroquia merengue con su juego de fantasía. Regresó a mediados de febrero, pero la recaída fue casi inmediata. Otra fisura, esta vez en el peroné distal derecho, le mandó al quirófano en Dallas y no ha vuelto a ser el mismo.

Sólo participó en seis de los once partidos tras el confinamiento, ninguno íntegro. Apenas pudo aportar dos asistencias y su registro más notorio fue el de faltas encajadas: 20. En las 16 jornadas de Liga en las que Zidane contó con su concurso, fue detenido de forma antirreglamentaria en 49 ocasiones, a razón de 3,1 por encuentro. Un promedio muy superior al de Leo Messi, 2,1 por evite. Todo un signo del temor que generan en los adversarios sus arrancadas pero un motivo de preocupación a la vez para el Real Madrid. «Sabemos el jugador que es y también los rivales. Ojalá que no haya ninguna intención de hacerle daño», dijo su entrenador.

Ahora Hazard ha puesto el foco en la Champions. Una competición en la que tiene clavada una espina. Aterrizó en el Chelsea justo después de que los 'blues' levantasen la única 'orejona' de su historia y su tope en la competición fueron las semifinales que disputó en el curso 2013-2014. Nunca más volvió a pasar de octavos. Aunque durante su estancia el club londinense ganó dos veces la Premier League y levantó en otras dos ocasiones la Liga Europa, el '7' sigue teniendo una cuenta pendiente con la máxima competición continental que espera saldar vistiendo la zamarra del trece veces rey de Europa.

«La temporada ya es muy buena, pero creo que puede ser aún mejor si nos clasificamos en nuestro partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones. Cuando juegas en el Real Madrid, quieres ganar todos los títulos. La siguiente tiene que ser la Champions League, aunque será difícil, porque tenemos que jugar ante el Manchester City y tienen un muy buen equipo», dijo hace unos días Hazard, al que Zidane sigue cuidando para que sea ese arma nuclear que necesitan los blancos para descabalgar al conjunto de otro rendido admirador del internacional belga, Pep Guardiola.

«Si Hazard no está jugando bien, algo pasa en el Madrid. Es bueno hasta decir basta. Top no, lo siguiente. Lo que vimos estos años en Inglaterra es un jugador de clase mundial», afirmó el preparador de Santpedor semanas antes de que el City sacase un valioso 1-2 del Bernabéu en un partido que el '7' de los blancos se perdió por lesión. Ahora el belga tiene la ocasión de desquitarse.