El Sevilla cumple y se la jugará en Salzburgo

Es lo que tiene el excelso nivel del Sevilla en los últimos años, el listón está tan alto que ya no basta con estar temporada tras temporada entre los mejores. Ahora se demanda superar rondas en Champions e incluso pelear por la Liga a nivel doméstico. Exigencias de grande en un momento complicado por la carga de competición y las bajas.

Una victoria ante el Wolfsburgo permitiría al Sevilla superar al conjunto alemán en la clasificación e incluso abordar la segunda plaza si el Salzburgo derrota al Lille en Francia. En ese caso dependería de sí mismo para seguir adelante en la competición ante un rival ya clasificado como primero en la última jornada. Si los austriacos no ganan en tierras francesas y el conjunto de Nervión vence tampoco dependería de sí mismo para ser primero, privilegio del Lille en ese escenario, pero también lograría el pase a octavos con un triunfo en la ciudad de Mozart aunque con un duelo a vida o muerte para ambos equipos. Sin embargo, más allá del cuento de la lechera, todo pasa por ganar primero y al amparo de su afición a un adversario que ahora mismo es sexto en la Bundesliga alemana, a solo un punto de los puestos de Champions. Llega sin embargo a orillas del Guadalquivir después de no pasar del empate en su visita del fin de semana al Arminia Bielefeld, penúltimo del campeonato germano.

Para una cita decisiva, sin vuelta atrás, Lopetegui mantiene las bajas de Jesús Navas, lesionado precisamente en el último compromiso de Champions ante el Lille pero suplido con garantías por Montiel; En-Nesyri, que tiene todavía para varias semanas con una lesión que ya genera debate a tenor de la disparidad de criterios con los médicos de la selección marroquí, y Lamela, que tampoco llega a tiempo después de caerse de la lista del fin de semana y deja muy tocado al frente de ataque hispalense. Al lateral derecho y los atacantes se une en la enfermería otro puntal ofensivo, Suso, lesionado después de disputar unos minutos de la segunda parte contra el Alavés.

Sí estará disponible Delaney, que llega con poco ritmo tras caerse de la lista en Liga pero al menos le ofrece a Lopetegui una alternativa más en la medular. «Delaney sí está en la convocatoria, pero Lamela y Suso no van a poder llegar a tiempo. Además, hay algunos jugadores más que están en duda, pero pondremos un once muy competitivo para ganar. Cada partido lo preparamos igual: para ganar. Estudiamos las características del rival porque tenemos la sana intención de superar todas estas dificultades», explicó el técnico vasco durante su rueda de prensa previa al partido, con el alivio de al menos tener a disposición a un 'Papu' Gómez más rodado después de sus minutos contra el Alavés. «Ha entrenado bien y estará en la convocatoria, sobre algún otro veremos qué haremos», detalló Lopetegui respecto a un jugador que se perfila como titular ante los muchos problemas en las posiciones de ataque.

También el Wolfsburgo lamenta una ausencia muy sensible, pues su portero titular, el belga Koen Casteels, no viajó después de su positivo por covid-19. Con el resto de la expedición germana en plenas condiciones después de sus negativos en los test previos al viaje, el austriaco Pavao Pervan tendrá que asumir la responsabilidad bajo palos en el Pizjuán. El estadio del barrio sevillano de Nervión debe recuperar su papel de fortín en el momento de la verdad y en el equipo tienen claro que por el calor de la afición sevillista pasa también otra de las claves, después de ceder dos empates en Champions como locales. «La afición nos ayudará con su aliento, que va a ser definitivo. Ojalá que estemos a la altura de ese aliento para poder darles una alegría», señaló Lopetegui en un llamamiento a su afición para que sea el jugador número doce de su equipo frente al Wolfsburgo.

El Sevilla superó su primera final en la Champions. Doblegó al Wolfsburgo con un gran arreón inicial, en el que encontró el decisivo gol de Joan Jordán, y luego supo dormir el partido hasta el postrero tanto de Rafa Mir para amarrar un botín que le permite depender de sí mismo en Salzburgo, donde una victoria le daría el pase a octavos.

No era una noche cualquiera. Solo valía la victoria y se notó desde el inicio tanto en el ímpetu de la grada del Pizjuán como en la actitud inicial de los hombres de Lopetegui, que volcaron el juego hacía el área germana y mordieron en la presión tras pérdida. El 'Papu' Gómez, ya al 100 % después de rodarse en la segunda parte contra el Alavés, fue uno de los principales actores del gran inicio, volviendo loca a la defensa alemana desde el costado zurdo del ataque hispalense.

Era un vendaval el conjunto sevillista. Avisó Koundé con la testa y castigó Jordán también de cabeza, aunque el gol llevaba la rúbrica de un centro de escándalo de Rakitic desde el costado derecho. En un día para los pesos pesados aparecían los galones. Ni rastro de la versión mejorada del Wolfsburgo de la mano de Florian Kohfeldt, sustituto de Van Bommel en el banquillo de los 'Lobos', pues al Sevilla le sobraba intensidad pero a la vez criterio para manejar la posesión de balón con paciencia, en busca de los espacios.

El panorama era idílico, pero en esas Nmecha bajó de la nube a los hombres de Lopetegui con un duro disparo que dobló las manos de Bono, topándose con un larguero salvador. El susto le bajó un par de marchas al partido y recordó al Sevilla los problemas que ha venido arrastrando en esta Champions. No se puede decir que sufriera en exceso, pero ya le empezó a costar mucho más pisar terreno rival, con un balón en largo que se le escapó a Jordán en el control ante la portería rival como mejor ocasión hasta el descanso.

Tras la pausa, el Sevilla continuó con la duda entre apostar por el control para mantener el botín o redoblar la apuesta en busca de la sentencia. Un tanto del Wolfsburgo era prácticamente definitivo con la victoria momentánea del Lille contra el Salzburgo y ese miedo se respiraba en el ambiente. Pese a ello, y en un contexto de partido plano, Ocampos y 'Papu' Gómez avisaban desde la distancia. Tuvo la tranquilidad Koundé, con una acrobática volea que desbarató Pervan, pero el gran acierto sevillista fue dormir el encuentro a través de la posesión, en un desenlace sin sobresaltos, aderezado por el tanto final de Mir. El futuro en Champions pasa ahora por Salzburgo.