El Real Madrid ata el primer puesto y bautiza a otra estrella

El cuadro partenopeo golpeó primero con una diana de Gio Simeone, pero los locales se repusieron enseguida y le dieron la vuelta al marcador en un plis plas con goles de Rodrygo y Bellingham. La escuadra del sur de Italia se recompuso a vuelta de vestuarios, empató por mediación de Anguissa y sembró el miedo con la descomunal potencia de Osimhen, el gigante enmascarado con el que un día soñó Zinedine Zidane. Pero Nico Paz, el canterano más prometedor que ha visto desfilar La Fábrica en mucho tiempo, selló el triunfo en la recta final para poner a Carlo Ancelotti a la altura de Miguel Muñoz en la antigua Copa de Europa (41 victorias por cabeza con el Real Madrid) y mantener el pleno.

Carletto otorgó rango mayor al pleito y ensambló un once con solo tres cambios respecto al que partió de inicio el domingo frente al Cádiz. Alaba volvió al eje de la zaga en detrimento de Nacho, Ceballos ingresó en la medular por el lesionado Modric y Brahim, recuperado de la indisposición que le impidió participar en el Nuevo Mirandilla, ocupó la punta junto a Rodrygo, lo que propició el paso a la reserva de Joselu en un duelo que comenzó a toda mecha.

El Nápoles, con Osimhen todavía corto de ritmo, envidó con Gio Simeone como ariete y el Cholito, de tal palo tal astilla, no tardó en dejar su impronta en territorio vikingo embocando a bocajarro un servicio de Di Lorenzo, después de que el lateral le cogiese la espalda a Bellingham en una acción desencadenada por Kvaratskhelia.

La reacción del Real Madrid, sin embargo, fue inmediata. Brahim robó un balón en la divisoria y asistió a Rodrygo, que amartilló con la diestra desde el pico izquierdo del área y clavó el disparo en la escuadra. El paulista destapó el bote de ketchup en el enfrentamiento ante el Braga celebrado en el Bernabéu y no ha parado de condimentar desde entonces todos los bufés del Real Madrid con la suculenta salsa de sus goles y un fútbol excelso.

El ex del Santos levita sobre el césped con su trazo fino. Bellingham complementa el delicado pincel del '11' con su espíritu avasallador. El inglés aprovechó un sedoso centro de Alaba para abrirse paso en el área napolitana y estampar un cabezazo digno de Santillana. Catapultado por esos dos astros indomables, el Real Madrid remontó el choque en un santiamén como ya hiciera en el Diego Armando Maradona, entonces con Vinicius como socio del '5', y se puso el traje de fiesta.

Brahim tuvo el tercero tras una contra eléctrica de Rodrygo, pero el malagueño cruzó demasiado el remate. Poco importaba porque los locales campaban a sus anchas. Con Rüdiger como mariscal de la retaguardia, Kroos hilando sin cesar en la sala de máquinas, Valverde barriendo a diestro y siniestro y Brahim y Rodrygo desbordando dinamismo, el Real Madrid completó una primera parte pintona frente a un Nápoles timorato, con pocas trazas de aquel que enamoró el pasado curso.

Walter Mazzari había avisado que Osimhen no estaba para más de 45 minutos y el toscano recurrió al nigeriano tras el descanso, pero fue Anguissa el que dio impulso al Nápoles recogiendo un rechace de Ceballos para empalar a qemarropa.

Las tablas llevaron al conjunto del sur de Italia a invitar al Real Madrid a un duelo de esgrima para fiar sus opciones a la contra, con Anguissa, Osimhen y Kvaratskhelia como velocistas. Entre los tres trenzaron una transición endemoniada, abortada 'in extremis' por Valverde. El contragolpe vino precedido por una pérdida de Ceballos, al que le pasó factura la falta de minutos. Ancelotti replicó retirando al utrerano, sin fuelle, para alistar a Joselu.

La entrada del de Silleda retrasó a Brahim a la zona de creación, pero al ex del City le traicionó enseguida el físico, lo que entregó una nueva ocasión de lucirse a Nico Paz, que se puso el mundo por montera. También Zielinski cayó en combate y las heridas de guerra restaron ritmo al litigio, que deparó un paradón de Meret tras testarazo de Rüdiger y dos chilenas encadenadas de Joselu y Alaba, sin premio. El gallego, frustrado tras siete partidos sin marcar, volvió a intentarlo de tijera y después falló con la cabeza a puerta vacía, tras otra fenomenal respuesta de Meret a un disparo cruzado de Bellingham.

El todocampista de Stourbridge, refractario al cansancio, pasó a liderar entonces las andanadas blancas, con un escudero de lujo: Nico Paz. El 'mirlo', apadrinado por Kroos, tiene una soltura extraordinaria y calidad a raudales. Lo demostró con un doble giro en una baldosa al que siguió un cañonazo que reventó la manopla de Meret. A sus 19 años y 82 días, el pupilo de Raúl se convertía en el segundo jugador argentino más joven en marcar en la Champions, tras Leo Messi. Todavía habría tiempo para que Bellingham sirviese en bandeja a Joselu la ocasión que el de Silleda estaba buscando para redimirse con tanto ahínco y redondear otra noche feliz en el Bernabéu. Para el delantero, los Reyes llegaron con adelanto, y no precisamente procedentes de Oriente.