El Real Madrid asalta el Etihad con otra épica remontada

Lejos de aquellos tiempos en los que dejaban embelesados a propios y extraños con partidos trepidantes que daban cuenta de su abrumador poderío, Manchester City y Real Madrid protagonizaron este martes en el Etihad un juego de pocos aciertos y muchos errores que resumió el presente terrenal por el que atraviesan los dos conjuntos que se hicieron acreedores de las tres últimas Champions. Acabó llevándose la victoria el cuadro de Carlo Ancelotti, de nuevo letal sobre la bocina frente a la escuadra que dirige Pep Guardiola, que volvió a quedarse mudo de asombro frente al arreón terminal de un equipo que nunca se da por vencido.

Los goles de Brahim y de Bellingham en la recta final consumaron la remontada del bando visitante, que logró reponerse a un doblete de Haaland para asaltar por primera vez el recinto mancuniano en su séptima visita al fortín de los 'cityzens' y llegará por delante al desenlace del 'playoff' de dieciseisavos de final de la Liga de Campeones que tendrá lugar el próximo miércoles en el Santiago Bernabéu.

Allí, en el mismo escenario de aquella épica remontada que preludió la Decimocuarta en París, tratará de certificar el pase a octavos el vigente campeón de Europa y emplearán los hombres de Guardiola la última bala que les queda en la recámara para mantenerse a flote en una temporada que podría acabar cerrando un ciclo en la parte celeste de Mánchester después de una riña que resultó, como casi siempre, taquicárdica.

Pese a su evidente fragilidad en numerosas zonas del campo, trató de ser fiel a sus esencias el City, que aprovechó la falta de tino del Real Madrid en un par de remates mal resueltos por Mbappé y sobre todo por Mendy para ponerse por delante en su primera llegada al área. Castigó Haaland, que sacó rédito de la ausencia de Rüdiger para poner fin a su sequía anotadora frente al Real Madrid definiendo con suficiencia tras una entrega con el pecho de Gvardiol, inmenso tanto en ataque como en defensa. Entró en acción el VAR para revisar un posible fuera de juego, pero la decisión, tras minutos de suspense dignos de una película de Alfred Hitchcock, favoreció al noruego por milímetros.

Trató de levantarse el Real Madrid, que acarició el empate enseguida con un disparo al travesaño de Vinicius que rozó en Akanji. Otra vez cuestión de micras. Probó fortuna también Ceballos, que remató alto, pero al Real Madrid comenzó a faltarle consistencia en la presión y el City acumuló llegadas. Salvó Courtois un latigazo de Foden, evitó Asencio que Haaland volviese a ver puerta y el larguero se interpuso en el camino de Akanji.

Lograba salir con soltura el City, precisado de la pelota para protegerse, pero en cuando la perdía mostraba una vulnerabilidad alarmante. Aprovechó esa fragilidad el Real Madrid para irse con mejor cuerpo al descanso tras disponer de sendas oportunidades con trallazos de Valverde y de Mbappé, aunque desviados en ambos casos.

Acostumbrados a librar duelos disputados de poder a poder, los dos gigantes se veían inmersos esta vez en un pleito con numerosos desaciertos. De uno de estos últimos pudo venir el segundo de Haaland, que estrelló contra la madera un disparo que golpeó en Camavinga. Perdonó esta vez el noruego y el Real Madrid lo aprovechó para igualar fuerzas.

Filtró Ceballos con música tras una falta botada por Valverde que repelió la barrera del City y golpeó Mbappé con la parte exterior de la pierna. La pelota entró llorando. Fue, probablemente, uno de los goles más feos en la carrera del crack de Bondy, pero de un valor indudable. Máxime viendo lo que estaba por suceder.

Envalentonó el empate al Real Madrid, que se lanzó a por la remontada. Se le fue a Valverde rozando el palo un trallazo en el que el uruguayo puso el alma y Ederson salió ganador de un mano a mano con Bellingham. Atravesaban los blancos su mejor momento del partido, pero otro fallo grueso permitió emerger de nuevo al City. Lo protagonizó Ceballos, que estuvo tan inocente al derribar a Foden sobre la línea que delimita el área como bisoño Tchouaméni el pasado sábado al pisar a Lino en el derbi capitalino. Ajustició desde los once metros Haaland engañando a Courtois.

Sin embargo, al partido le quedaba otra vuelta de tuerca. Porque Brahim sacó rédito de un error en la salida del City para poner las tablas de nuevo y Bellingham culminó la remontada embocando a placer tras una vaselina de Vinicius a vueltas de otra pifia de un City con mandíbula de cristal.

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