La planificación deportiva del Barça sonroja en Europa

Sin embargo, en el estadio de San Paolo los dos estuvieron en el banquillo (y gracias en el caso del primero) y la apuesta táctica con la que intentó sorprender a Gennaro Gattuso fue un combativo Arturo Vidal como 'falso' extremo derecho, una idea que a su admirado Johan Cruyff le hubiese puesto los pelos de punta. La posesión sí tuvo el sello de Setién, así como la presión alta tras recuperar rápido el esférico, pero la producción de ocasiones fue irrelevante y Griezmann empató en el único disparo entre los palos en todo el partido. Es difícil opinar si el Barça ha evolucionado, si se ha estancado o si ha retrocedido.

Hay un dato del partido del martes muy significativo, aunque el fútbol habitualmente está peleado con las estadísticas. En el primer tiempo el equipo azulgrana tuvo la posesión del balón en torno a un 70% y, sin embargo, sólo fue objeto de dos faltas por parte de los napolitanos y ni siquiera se acercó a los dominios de Ospina Lento, previsible, nada profundo y sin chispa el juego del Barça. En el global del partido, los culés hicieron cuatro faltas más que sus rivales, once frente a siete.

El 1-1 en campo contrario en la ida de los octavos de la Liga de Campeones, con todo, fue un buen resultado que, además, ya es bastante habitual en esta eliminatoria con todos los entrenadores anteriores, desde Pep Guardiola hasta el citado Ernesto Valverde. La imagen sí fue más preocupante por esa posesión inofensiva y por la fragilidad defensiva ante un Nápoles que atacó muy poco: un error en un control de Junior Firpo costó el 1-0 de Mertens y Ter Stegen tuvo que hacer dos grandes paradas a Insigne y Callejón. De nuevo, el guardameta alemán fue clave para el buen resultado de los azulgranas a cinco días del clásico que puede decantar el título de Liga el próximo domingo en el Santiago Bernabéu.

Ciertamente, Setién no tenía mucho donde elegir debido a las lesiones de Jordi Alba, Sergi Roberto, Dembélé y Luis Suárez y a esa toma surrealista de decisiones en el mercado de invierno que dejó a la plantilla en cuadro. Hace unos dias llegó Martin Braithwaite, pero sólo para la Liga. Y en la vuelta, el 18 de marzo, puede ser peor, pues Sergio Busquets y Arturo Vidal no podrán jugar por sanción. El primero, por acumulación de amarillas, y el segundo, por su descerebrada expulsión en la ida.

Si Alba y Sergi Roberto no se recuperan, podría ser un Barça-Nápoles con 12 fichas de la primera plantilla, más Ansu Fati. Por lo menos parece que Gerard Piqué, quien sufrió un esguince de tobillo en los últimos minutos en Italia, podrá jugar ya ante el Real Madrid, aunque quizás infiltrado y vendado, lo que siempre conlleva un riesgo añadido de cara a la evolución de este tipo de dolencias.

El técnico no puede quejarse demasiado de esta impresentable situación porque él tuvo opinión en la toma de algunas decisiones, con un exceso de optimismo en el regreso de Dembélé y una invitación a Carles Pérez a irse a la Roma poco lógica. «Esto ya lo sabíamos. Somos conscientes de ello y ahora no se puede hacer nada. En la vuelta no jugaremos ni con diez, ni con nueve, encontraremos soluciones», se limitió a decir Setién tras el duelo con más mística que fútbol en San Paolo.

Sí lamentó abiertamente esta gestión de los recursos un peso pesado como Sergio Busquets, quien, preguntado en Nápoles por esa vuelta en la que no estará, disparó con fuego real: «Nos gustaría tener más jugadores disponibles, pero desgraciadamente la planificación ha sido la que ha sido». Otra muestra de que en el vestuario se mira a la directiva con desconfianza.