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Cualquier duda que pudiese existir en torno al once que dispondrá el Real Madrid en la final de la Champions que medirá a los blancos con el Borussia Dortmund el 1 de junio quedó definitivamente despejada el domingo en el Estadio de La Cerámica. ... En un partido de espíritu recreativo que ofreció un torrente de goles por parte de ambos bandos, Lunin y Militao vieron cómo se apagaban sus últimas opciones de colarse en la foto inicial en Wembley, mientras que Arda Güler demostró que está capacitado de sobra para obtener al menos un cameo en el gran taquillazo de la temporada.
Seguramente se trataba más de un debate periodístico que de interrogantes que anidasen verdaderamente en la mente de Carlo Ancelotti, pero lo cierto es que hasta este domingo aún podía sobrevolar cierta incertidumbre alrededor del plan que trazó el preparador de Reggiolo para abordar el asalto a la Decimoquinta. El regreso de Militao, su central de mayor confianza cuando el presente curso se disponía a alzar el telón, y la notable campaña que ha llevado a cabo Lunin tras la caída en combate de Courtois ponían picante a los días previos al viaje que efectuará el Real Madrid a Londres la próxima semana. Pero las incógnitas quedaron resueltas en el feudo del Villarreal. Courtois custodiará la portería en el duelo por la 'orejona' y Nacho acompañará a Rüdiger en el eje de la retaguardia.
Lunin tenía la batalla perdida de antemano con Courtois. El soberbio regreso del belga a los terrenos de juego, imbatido en los tres partidos disputados una vez superó el calvario de lesiones que le mantuvieron en el dique seco durante casi nueve meses, unido a su condición de «mejor portero del mundo», en palabras del propio Ancelotti, no dejaba espacio a la sorpresa. Con todo, el eslavo siguió trabajando con exquisita profesionalidad, dispuesto a morir matando.
Pese a los cuatro goles encajados, nada cabe reprocharle respecto a su actuación de este domingo en La Cerámica, donde sacó un trallazo de Sorloth y despejó el fuego amigo de Militao en la primera parte, abortando asimismo una ocasión pintiparada de Traoré en la recta final del encuentro. Sin embargo, la jerarquía de Courtois y su más que solvente vuelta a primera línea de fuego son motivos suficientes para que Ancelotti mande a Lunin a la reserva.
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Diferente es el caso de Militao, con el que Ancelotti no descartaba nada hace unas semanas pero que ha demostrado estar todavía muy lejos del nivel que exige una final de la Champions. El central brasileño, que ya había dejado señales inquietantes en los partidos previos, salió retratado en tres de los cuatro goles de Sorloth, un ariete que parece el hermano gemelo de Niclas Füllkrug, el 'killer' del Dortmund.
Ancelotti defendió luego en sala de prensa que aún podía llegar a tope a Wembley, pero los hechos de un técnico que cortó por lo sano retirándole en el minuto 60 para evitar males mayores hablan más alto que las palabras del transalpino. Nacho, imperial en las últimas semanas y pleno de confianza para el que puede ser su último baile de blanco, será el socio de Rüdiger, cuya disipada actitud en La Cerámica nada tendrá que ver con el carácter guerrero que a buen seguro exhibirá en Wembley.
Allí aguardará su turno en el banquillo Arda Güler. El turco está siendo la sensación en los días previos a la final con un alarde de eficacia de cara a portería que tiene maravillados a todos. Ha logrado seis goles con otros tantos disparos entre los tres palos y ha marcado cinco dianas en las últimas cinco jornadas. Promedia un gol en el campeonato cada 62 minutos y se ha convertido en el sexto máximo artillero del Real Madrid, pese a haber pasado en el ostracismo casi todo su primer curso en Chamartín.
«Es muy eficaz y tiene un talento especial. Más cerca de la portería lo puede mostrar mejor que lejos. Ha marcado muchos goles con pocos tiros», analizó Carletto. El italiano supo desde el primer momento que tenía una joya entre manos, otra más salida del inagotable vivero de Juni Calafat, el jefe del departamento de captación internacional del Real Madrid al que corresponde también el mérito de descubrir en su día que Valverde, Vinicius, Rodrygo o Bellingham habían nacido para jugar en el club de Chamartín.
Ancelotti ha ido cociendo a fuego lento a Arda Güler, asumiendo ciertos pecadillos de juventud del otomano y ejerciendo de padre experimentado con un chico que, una vez superó la frustración derivada del rosario de lesiones que sufrió a comienzos de temporada, ha demostrado ser el nuevo niño bonito de la familia. «Yo solo pienso en el fútbol y en trabajar duro», explicó el turco tras anotar un doblete frente al Villarreal que eleva sus opciones de tener minutos en Wembley y aumenta su estatus de cara a un curso, el venidero, en el que la competencia en la plantilla se incrementará de forma exponencial.
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