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Miércoles, 27 de noviembre 2024, 23:09
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El Liverpool volvió a derrotar al Real Madrid quince años después y deja a los blancos en situación límite. Superiores de principio a fin en otra noche para el olvido por parte del conjunto de Chamartín en su competición fetiche, los 'reds' pusieron fin este miércoles a una racha de ocho encuentros consecutivos sin vencer al quince veces rey de Europa imponiendo un ritmo demoledor que acabó asfixiando a su contrincante.
Los goles de Mac Allister y de Gakpo en la segunda parte tumbaron al bando visitante, que había logrado resistir hasta entonces el acoso local aferrado a un Courtois de nuevo inmenso, pero que acabó hincando la rodilla frente al cuadro británico, tan apabullante en la máxima competición continental como en la Premier.
Líder sin mácula en el torneo estrella de clubes, el conjunto de Arne Slot parece la antítesis de este Real Madrid mustio que acaba la quinta jornada de la Champions en vigesimocuarta posición con solo seis puntos y delimitando las plazas que dan acceso a dieciseisavos de final. Con la clasificación directa para octavos convertida ya en una quimera, tendrá que apretar mucho para salvar los muebles. Y deberá dar gracias si lo hace. Insólito atendiendo a su talla.
Liverpool
Kelleher, Bradley (Gomez, min. 87), Konaté, Van Dijk, Robertson, Jones (Szoboszlai, min. 83), Gravenberch, Mac Allister, Salah, Darwin Núñez (Gakpo, min. 68) y Luis Díaz.
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Real Madrid
Courtois, Valverde, Asencio, Rüdiger, Mendy (Fran García, min. 70), Arda Güler (Lucas Vázquez, min. 56), Modric (Endrick, min. 79), Camavinga (Ceballos, min. 56), Bellingham, Brahim y Mbappé.
Goles: 1-0: min. 52, Mac Allister. 2-0: min. 76, Gakpo.
Árbitro: François Letexier (Francia). Amonestó a Darwin Núñez, Asencio, Gravenberch, Mac Allister, Mendy, Ceballos y Endrick.
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la Liga de Campeones, disputado en Anfield.
Tenía poco margen de maniobra Ancelotti a la hora de confeccionar su once a causa de las seis bajas que arrastraba el Real Madrid por lesión. Con todo, cabe reconocerle al italiano una voluntad intrépida. Mantuvo a Valverde como ortopédico lateral derecho, volvió a hermanar a Asencio con Rüdiger en el eje de la retaguardia para torear a los 'miuras' del Liverpool en una plaza de tronío y combinó la veteranía de Modric con la efervescencia de Arda Güler en la sala de máquinas. Arriba, el centelleante Brahim acompañó a un Mbappé nebuloso hasta la fecha.
Se trataba de hacer de la necesidad virtud, sentencia a la que se agarraba en la previa Carletto, estoico en medio de la desgracia. Trataron de aplicar el espíritu de esa escuela filosófica fundada por Zenón de Citio a comienzos del siglo III a. C. los discípulos del estratega de Reggiolo en Anfield, pero fueron barridos por una máquina casi perfecta.
No permite un solo despiste este Liverpool tan eléctrico como el de Jürgen Klopp pero mejor abrigado con Arne Slot. Lo tuvo el Real Madrid pronto y no pagó la factura de milagro. Se durmió Mbappé en la conducción y falló en cadena el engranaje defensivo, posibilitando que Darwin Núñez soltase con libertad un latigazo endiablado. Salvó Courtois y se complicó en primera instancia Asencio, que corrigió a tiempo de evitar sobre la línea un gol en propia puerta que podría haber supuesto la cruz para el canterano.
Viró Slot al 4-3-3 que caracterizó al Liverpool de Klopp y al Real Madrid no le quedó más remedio que ponerse el mono de faena para contener el ánimo metalero de los 'reds'. Buena parte del mérito correspondió a Courtois, soberbio en las acciones que se dirimen al rojo vivo. A Salah aún le atormentan las pesadillas que le provocó el belga en la final de París. Padeció el mismo suplicio este miércoles Darwin Núñez, cegado en un remate a bocajarro por el gigante de Bree. Lo intentó el uruguayo alejándose de su némesis para cruzar un cabezazo que superó al cancerbero pero se marchó lamiendo el palo. Probó fortuna también Luis Díaz, sin que Courtois se apurase esta vez.
Juntó líneas el Real Madrid, determinado a resistir el asedio y consciente de que tenía balas capaces de romper la barrera del sonido a la contra. Lo hizo Mbappé, que se relamía cuando Bradley abortó la cabalgada. Se jugaba a pecho descubierto, aunque el campo se inclinaba a favor de los locales, un martillo pilón. Le faltaba amenaza ofensiva al Real Madrid, que agradeció el descanso tras los sofocos del primer tiempo.
Aumentó la apuesta el Liverpool tras el intermedio, sometiendo al Real Madrid a un test de estrés durísimo. Abortó otra ráfaga Courtois, pero hasta los milagros del belga son finitos y Mac Allister aprovechó una pared con Bradley para perforar la muralla.
Como a perro flaco todo son pulgas, el escenario se oscureció aún más con la lesión de Camavinga, que sufrió un pinchazo y dejó a su equipo sin el que hasta entonces era el mejor jugador visitante junto a Courtois. Reconfiguró sus tropas Ancelotti alistando a Lucas Vázquez para cubrir el lateral derecho y desplazar a Valverde al eje del centro del campo, donde también acomodó a Ceballos, sacrificando para ello a Arda Güler, voluntarioso pero nada fino.
Pudo tomar aire el Real Madrid cuando Robertson pisó a Lucas Vázquez en el área. Oportunidad inmejorable para que Mbappé exorcizase sus demonios. Ni por esas. Las expectativas pesan como una losa sobre el Bondy, al que Kelleher adivinó el lanzamiento desde los once metros. El '9' deambuló por Anfield como un alma en pena. Lo emuló Salah, que mandó al limbo un penalti cometido por Mendy sobre el egipcio. Courtois le tiene comida la moral.
Dejaba vivo el fallo del Faraón al Real Madrid, catedrático en resurrecciones desde la noche de los tiempos. Entró Fran García por Mendy, desbordado y señalado, sin que el Liverpool bajase el pistón. Percutió en busca del segundo el conjunto inglés, al que también le funciona la estrategia. Cabeceó a la red Gakpo tras un saque de esquina mal defendido de nuevo por el Real Madrid como ocurriera en la anterior jornada ante el Milan. Quemó su última bala Ancelotti retirando a Modric, aplaudido de nuevo en Anfield, para meter más pólvora arriba con la irrupción de Endrick, pero no hubo espacio para la épica y el Real Madrid se queda contra las cuerdas.
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