El Inter se encuentra con su archienemigo Milan camino de la final

Barella arrojó agua fría sobre el entusiasmo inicial del Benfica. Aunque el noruego Aursnes abrió un hilo de esperanza portuguesa justo antes de la pausa, el Inter controló a la perfección los tiempos del partido y finiquitó la contienda mediante los argentinos Lautaro Martínez y Joaquín Correa antes de los goles del honor de António Silva y Musa.

La puesta en escena del Benfica fue a la medida de lo que necesitaba el conjunto luso para remontar el 0-2 de Lisboa. Ingentes dosis de intensidad en la presión y electricidad tras cada recuperación de balón. Tocaban con paciencia en terreno adversario las Águilas cuando el Inter destruyó el castillo de naipes portugués. Contra, recorte de Barella y disparo de zurda a la misma escuadra. Otra vez el centrocampista italiano, como en la ida, arrojando agua fría sobre el Benfica.

Reforzado en su ventaja, un abismo de tres goles, el Inter ya campó a sus anchas. Tan vulnerable en la Serie A como contundente en la Champions, el conjunto 'neroazzurro' no estaba dispuesto a conceder lo más mínimo, con su archienemigo Milan en el horizonte de las semifinales.

Muy cómodo el Inter frente a un Benfica que ha sido unas de las sensaciones de la temporada pero ha llegado justo al tramo decisivo de la temporada. Un lanzamiento de falta lejano de Grimaldo, bien atajado por Onana, había sido el mayor susto para la parroquia del Giuseppe Meazza en la primera parte cuando Aursnes abrió un hilo de esperanza. Buen centro de Rafa Silva y mejor testarazo del noruego, que ponía al Benfica a dos tantos del milagro.

El entusiasmo benfiquista tras la pausa, fruto de la fe, lo fue conteniendo el Inter con gran oficio para dormir el partido. Ya había apagado cualquier foco de insurrección el equipo de Simone Inzhagi cuando finiquitó la batalla mediante la profundidad de Dimarco por el perfil izquierdo y la definición de Lautaro Martínez. Su compatriota Joaquín Correa hizo todavía más sangre después del aluvión de cambios y el duelo se cerró con los tantos del honor de António Silva y Musa para un Benfica orgulloso pero sin gasolina en el final de curso.