Benfica y Ajax dejan todo abierto para la vuelta

No es mérito menor el del bloque del discutidísimo Nélson Veríssimo en un litigio que confrontaba a sendos clásicos de la vieja Copa de Europa –dos 'orejonas' alzaron los encarnados en los años sesenta y cuatro detentan los ajacied- que atraviesan, sin embargo, dinámicas contrapuestas. Los lusos, sumidos en una profunda crisis deportiva que devoró a Jorge Jesús y elevó como interino al hasta entonces técnico del filial, buscaban un punto de inflexión frente a la escuadra neerlandesa, líder destacada en la Eredivisie y protagonista de una fase de grupos en la Champions sin tacha.

Pese a esa diferencia de rachas y sensaciones, fue un choque competido e igualado. El Benfica acudió con una propuesta valiente y energética frente a un Ajax siempre vistoso que hornea una interesante camada de estrellas en ciernes como Gravenberch y Antony, apuntalada por la demoledora pegada de Haller y la experiencia de veteranos curtidos en mil batallas como Tadic. Fue precisamente el serbio quien abrió el marcador empalando con la diestra un centro desde la derecha de Mazraoui que se gestó tras un error en la salida del Benfica apenas rebasado el primer cuarto de hora.

El mazazo no hizo mella en el cuadro portugués, que empató pronto gracias a una acción en la que la fortuna auxilió a los locales. Centró Vertonghen desde la izquierda con más fuerza que veneno, pero el cuero golpeó en Haller, que había bajado a defender una acción a balón parado, y se marchó a la red. El goleador marfileño se redimió enseguida. Envió Berghuis desde la izquierda buscando al ariete, que estaba encimado por Vertonghen. Vlachodimos impidió el tanto en primera instancia, pero el rechace le cayó al delantero, que no perdonó a la segunda para mantener su idilio con la Champions.

Era la undécima diana del atacante en la presente edición del torneo, en cuya fase de grupos firmó un pleno que solo había completado antes Cristiano Ronaldo. Ningún jugador había sido capaz de anotar en sus siete primeros encuentros en la máxima competición continental, otro hito que habla bien a las claras del impacto que está teniendo este fornido cañonero que tres campañas atrás conformó un tridente temible con Luka Jovic y Ante Rebic que impulsó al Eintracht de Fráncfort hasta las semifinales de la Liga Europa que terminaría abrochando el Chelsea de Eden Hazard.

La ventaja no alteró el plan del Ajax, vertical como marca su idiosincrasia. Erik ten Hag ha recuperado buena parte de las esencias de aquel equipo lleno de desparpajo que decapitó al Real Madrid y se quedó a las puertas de la final de la Champions que levantaría el Liverpool en el Metropolitano, guiado por los De Ligt, De Jong, Van de Beek y compañía. Antony, que dejó su sello con un caño a Everton seguido de ruleta en los albores del duelo, es un martillo pilón por la derecha, Gravenberch imprime el ritmo que conviene y Haller representa un dolor de muelas para cualquier retaguardia.

A semejante metralla, el Benfica contrapuso enormes dosis de casta. Darwin Núñez acarició el empate tras un tenso centro de Rafa Silva que no alcanzó el uruguayo por un palmo y después en un latigazo lejano que se marchó desviado. Al cuadro luso no le quedaba más remedio que arriesgar y el Ajax pudo ampliar su renta en un mano a mano de Mazraoui con Vlachodimos del que salió victorioso el arquero heleno. Perdonó el lateral marroquí y el intercambio de golpes terminó sonriendo al Benfica. Porque Yaremchuk aprovechó un rechace de Pasveer tras un trallazo de Gonçalo Ramos para batir al cancerbero con la testa.

A esas alturas el choque se había descosido y cualquier resultado era plausible. Quien más cerca estuvo de adjudicarse un botín mayor fue el Ajax en un golpeo de Antony en el descuento al que Vlachodimos replicó con una fantástica palomita. Pero el marcador no se alteró y el Johan Cruyff Arena dictará sentencia.