Carlo Ancelotti dirigió su primer partido de Champions hace casi tres décadas. Fue el 17 de septiembre de 1997, un 0-0 al mando del Parma en la visita que rindió el cuadro italiano al Sparta de Praga en la primera jornada de la ... fase de grupos de una edición que cerraría el Real Madrid abrochando la ansiada Séptima en Ámsterdam. Carletto tenía 38 años y afrontaba su segunda temporada en el Parma, primer escalón en la élite de un técnico que había iniciado dos años antes su carrera en los banquillos haciéndose cargo de la Reggiana.
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Desde entonces, el de Reggiolo ha dirigido otros 202 partidos en la máxima competición continental, récord absoluto, y ha ganado el torneo en cuatro ocasiones, otra cifra que no tiene parangón. No son los únicos hitos que ha marcado en la antigua Copa de Europa. También es el entrenador que ha logrado más victorias (115) y uno de los siete que habiendo levantado la 'orejona' como jugador, lo hizo después como preparador, junto a Miguel Muñoz, Giovanni Trapattoni, Johan Cruyff, Frank Rijkaard, Pep Guardiola y Zinedine Zidane.
El Míster Champions de los banquillos tiene la oportunidad de seguir engrandeciendo su leyenda en la competición el 1 de junio en Wembley, donde volverá a comandar al Real Madrid en el asalto a la Decimoquinta. Tras certificar la consecución de la Décima en Lisboa (2014) y echarle también el lazo a la Decimocuarta en París (2022), Ancelotti puede dar caza en el estadio londinense a Zidane, el único técnico que ha sido capaz de llevar tres 'orejonas' a las vitrinas de Chamartín. Elevaría así su cuenta personal a cinco laureles en el torneo, puesto que también ganó dos como preparador del Milan (2003 y 2007), y a un total de siete contabilizando sus años vestido de corto, dado que se proclamó campeón de la antigua Copa de Europa defendiendo la elástica 'rossonera' en 1989 y 1990.
La historia de amor de Ancelotti con la Champions parece un espejo del idilio permanente que mantiene el Real Madrid con la competición que ha cincelado el mito del rey de Europa. Un romance que ni mucho menos podía prever Adriano Galliani, mano derecha durante muchos años de Silvio Berlusconi y que le consideraba «un segundón» cuando le entregaron el banquillo 'rossonero', según confesaría él mismo una vez que Carletto había cambiado ya las vidas de los profesionales del Milan haciendo gala, entre otros factores, de esa capacidad de gestión que muchos emplean para menospreciar sus éxitos.
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«Esta mano floja me ha permitido ganar tres Champions», replicaría el hombre de la ceja a los críticos durante su primera etapa al frente del Real Madrid, ya con la 'orejona' alzada en Lisboa reposando en las vitrinas del club de Chamartín y antes de que Florentino Pérez prescindiese de sus servicios al término de aquella campaña 2014-15 en la que el italiano se apartó de los deseos presidenciales en ciertos asuntos. «Si hay algo que me vuelve loco, es el egoísmo en el campo. Cuando un jugador tiene que pasar la pelota y no pasa. También pagué en primera persona. En Madrid, el motivo de la discusión con Florentino Pérez fue el reemplazo de Bale en un partido en Valencia. Tenía que pasarle el balón a Benzema, quien habría marcado un gol sencillo, pero tiró. Lo quité y hubo la guerra», explicaría en una entrevista concedida en 2019.
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Por entonces, el transalpino entrenaba al Nápoles y parecía haber dejado atrás la primera línea de los banquillos. De allí pasó al Everton, movimiento que suponía bajar algún peldaño más. Pero tras la marcha de Zinedine Zidane en el verano de 2021, y ante la negativa de figuras como Maximiliano Allegri o Julian Nagelsmann, Florentino Pérez optó por recuperale, para sorpresa de casi todos.
«Estoy muy feliz de volver a la que siento que es mi casa. Voy a poner toda mi energía para intentar hacer lo que hicimos en el pasado. Tengo muy buen recuerdo de los dos años que pasé aquí, de los títulos y de la relación que tuve con todos, y creo que vamos a repetir algo bueno en este nuevo desafío», dijo tras consumarse el regreso.
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Historia que tú hiciste, historia por hacer, parecía afirmar con aquel parlamento un técnico que volvió a meterse en el bolsillo el corazón de los madridistas, elevó a doce su cuenta de trofeos como timonel de los blancos y conquistó definitivamente a Florentino Pérez, hasta el punto de ganarse una renovación en diciembre que cortaba de raíz los cantos de sirena que llegaban procedentes de Brasil. Desde entonces, ha habido tiempo para descubrir su pasión náutica y absoluta sintonía con el jefe. «Aquí solo hay un capitán que se llama Florentino Pérez. El resto somos marineros, mas no hablamos del mar», dijo tras certificar el pase a la final de Wembley.
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