Milán, con M de Madrid

Una marea de camisetas, bufandas y cualquier distintivo imaginable blanco y rojiblanco. Todo servía para animar a su equipo e identificarse en las céntricas plazas de la ciudad, donde los bares y restaurantes reforzaron el personal, ampliaron los horarios e hicieron una mayor provisión de alimentos y bebidas. Los milaneses reconocen que era una 'invasión' española.

Marco, camarero de un restaurante en una calle cercana a la Plaza del Duomo, se confesçó atlético por el paso interista de Simeone, mientras que su compañero Paolo apostaba por los blancos, por la vinculación de Kaká con el Milan. Los dos no paraon de servir bebida y comida en un restaurante con vistas a una de las catedrales más famosas y bellas de Europa.

 Precisamente la Piazza del Duomo respiró final por los cuatro costados. Allí estaba el emplazamiento del UEFA Champions Festival, que organizó diferentes actividades desde el jueves por la tarde y hasta poco antes del comienzo del partido. Una zona que era un era un ir y venir de seguidores de ambos equipos, incluidos Rafael y Claudia, dos aficionados llegados de México que aseguran haber pagado 2.000 euros por entrada.

Más barato les costó la entrada a Marta y Víctor, dos profesores madrileños que llegaron hasta Milán en una Mercedes Vito alquilada con otros seis amigos. «Si nos hemos dado esta paliza de 16 horas por carretera es para llevarnos la Champions», señalaba esta maestra rojiblanca con cara de cansancio. Una situación similar a la vivida por Álvaro, Luis, Ignacio y Pedro, cuatro aficionados madridistas que cogieron el coche el viernes, a la salida del trabajo, y se plantaron en Milán con un único objetivo: «Queremos la 'undécima'».

Pero entre un hervidero de aficionados y milaneses curiosos los carteles más vistos en las calles de Milán son los de aquellos que a pocas horas para el comienzo de la final buscaban una entrada desesperadamente. «I need tickets» («Necesito entradas»), rezaban varios carteles a los que se aproximan los reventas para hacer su agosto en mayo, ya que la localidad más barata (70 euros) la venden por no menos de 500 euros.

La presencia policial, tanto de 'carabinieri' como policía local de Milán y policía nacional española, era muy grande y para evitar incidentes. Como ocurrió hace dos años en Lisboa, el buen ambiente entre las aficiones marcó esta jornada festiva en la que los cánticos de unos y otros sacan la sonrisa de los ciudadanos milaneses acostumbrados a la pasión por el 'calcio'.

Madridistas y atléticos demostraron a lo largo de una jornada inolvidable que se desplazaron hasta Milán dispuestos a ganar la Champions. Sólo les quedaba ya que uno de los dos equipos les haga felices. El otro, al menos, se iba a llevar el recuerdo de una jornada histórica por una de las grandes ciudades de Europa.